/ sábado 26 de enero de 2019

100 en huachicoleo, México atorado

Hasta el miércoles pasado los mexicanos y el gobierno federal nos habíamos anotado un 100 de calificación en este circo del huachicoleo, pero para el viernes nuestra calificación subió a 107, sí 107 muertos en una tragedia donde hay dos versiones encontradas, la primera exhibe la falta de preparación suficiente para iniciar el combate contra el robo de combustibles.

Mientras la segunda afirma que el combate fue para distraer al país de la metida de pata de la dirección de Pemex que compró 30% menos de la gasolina extranjera necesaria desde el mes de noviembre, motivo por el cual alrededor de la mitad de las instalaciones y tanques de almacenamiento estaban vacíos cuando empezó la escasez, perdón, los rumores y la histeria.

En una encuesta nacional, donde por lo general preguntan a 5 mil mexicanos de distintos orígenes geográficos y socioeconómicos, más del 90% responsabilizaba a los pobladores de la tragedia y menos del 10% a López Obrador y su gobierno.

Con rapidez México y los mexicanos tenemos una idea muy concreta de lo que sucederá durante este sexenio, cuando le resulte útil violar a las leyes, como en el caso de la compra acelerada de 500 camiones cisterna las violará y se acabó. Y caso contrario, como la multa millonaria que le están imponiendo a la empresa que empezó a limpiar de árboles sin permisos el terreno donde se construirá en Tabasco la famosa refinería para hacernos autosuficientes en gasolina.

Las promesas incumplibles que más del 50% de quienes votaron imaginaron factibles, reflejan la calidad de ciudadanos que tiene México, así como nuestro nivel educativo, racionalidad y sensatez. Hemos llegado hasta aquí gracias a la contribución de millones de mexicanos que durante décadas estuvieron dispuestos a violar la ley en su beneficio o para evitar sus consecuencias. Prácticamente nadie nos podemos considerar ajenos a las consecuencias que viviremos.

Este desorden y caos nacional se aceptó y financió con la beca anual multimillonaria en dólares de los excedentes petroleros. En la última década y especialmente en el último sexenio la Secretaría de Hacienda fue omisa para detener el obsceno endeudamiento estatal y municipal que hoy enfrentamos.

Miles y miles de millones de pesos fueron gastados, no invertidos social o productivamente, mediante maniobras donde miles de políticos, más bien grillos demagogos, se enriquecieron; pero reconozcamos también que centenares de los dirigentes empresariales, sindicales y religiosos, por lo general guardaron un también un obsceno silencio.

En poco más de tres décadas la complejidad del mundo y por lo tanto la complejidad de México creció exponencialmente, pero México se quedó y sigue estancado porque los partidos políticos que quisieron tener un presidente de la república pactaron con los corruptos sindicatos magisteriales, a cambio de que los gobiernos no exigieran a los maestros una calidad educativa real.

Hoy los gobiernos reducen sus nóminas para poder enfrentar súper endeudados su gasto operativo y en algunos casos como el gobierno federal para micro cumplir sus promesas de campaña. En Chihuahua el rector de la UACh impulsa un proyecto de departamentalización que se traducirá en manejar dos, tres o cuatro facultades y escuelas con el personal administrativo de sólo una, donde entre dos terceras partes y la mitad de los empleados administrativos serán despedidos.

Chihuahua, más temprano que tarde, enfrentara dos desafíos apabullantes, el abatimiento de los niveles freáticos de los pozos que surten de agua potable la ciudad y reemplazar decenas de miles de empleos maquiladores que desaparecerán con el vertiginoso avance de la automatización y la robótica, como mencionábamos en nuestro artículo de la semana pasada.


Hasta el miércoles pasado los mexicanos y el gobierno federal nos habíamos anotado un 100 de calificación en este circo del huachicoleo, pero para el viernes nuestra calificación subió a 107, sí 107 muertos en una tragedia donde hay dos versiones encontradas, la primera exhibe la falta de preparación suficiente para iniciar el combate contra el robo de combustibles.

Mientras la segunda afirma que el combate fue para distraer al país de la metida de pata de la dirección de Pemex que compró 30% menos de la gasolina extranjera necesaria desde el mes de noviembre, motivo por el cual alrededor de la mitad de las instalaciones y tanques de almacenamiento estaban vacíos cuando empezó la escasez, perdón, los rumores y la histeria.

En una encuesta nacional, donde por lo general preguntan a 5 mil mexicanos de distintos orígenes geográficos y socioeconómicos, más del 90% responsabilizaba a los pobladores de la tragedia y menos del 10% a López Obrador y su gobierno.

Con rapidez México y los mexicanos tenemos una idea muy concreta de lo que sucederá durante este sexenio, cuando le resulte útil violar a las leyes, como en el caso de la compra acelerada de 500 camiones cisterna las violará y se acabó. Y caso contrario, como la multa millonaria que le están imponiendo a la empresa que empezó a limpiar de árboles sin permisos el terreno donde se construirá en Tabasco la famosa refinería para hacernos autosuficientes en gasolina.

Las promesas incumplibles que más del 50% de quienes votaron imaginaron factibles, reflejan la calidad de ciudadanos que tiene México, así como nuestro nivel educativo, racionalidad y sensatez. Hemos llegado hasta aquí gracias a la contribución de millones de mexicanos que durante décadas estuvieron dispuestos a violar la ley en su beneficio o para evitar sus consecuencias. Prácticamente nadie nos podemos considerar ajenos a las consecuencias que viviremos.

Este desorden y caos nacional se aceptó y financió con la beca anual multimillonaria en dólares de los excedentes petroleros. En la última década y especialmente en el último sexenio la Secretaría de Hacienda fue omisa para detener el obsceno endeudamiento estatal y municipal que hoy enfrentamos.

Miles y miles de millones de pesos fueron gastados, no invertidos social o productivamente, mediante maniobras donde miles de políticos, más bien grillos demagogos, se enriquecieron; pero reconozcamos también que centenares de los dirigentes empresariales, sindicales y religiosos, por lo general guardaron un también un obsceno silencio.

En poco más de tres décadas la complejidad del mundo y por lo tanto la complejidad de México creció exponencialmente, pero México se quedó y sigue estancado porque los partidos políticos que quisieron tener un presidente de la república pactaron con los corruptos sindicatos magisteriales, a cambio de que los gobiernos no exigieran a los maestros una calidad educativa real.

Hoy los gobiernos reducen sus nóminas para poder enfrentar súper endeudados su gasto operativo y en algunos casos como el gobierno federal para micro cumplir sus promesas de campaña. En Chihuahua el rector de la UACh impulsa un proyecto de departamentalización que se traducirá en manejar dos, tres o cuatro facultades y escuelas con el personal administrativo de sólo una, donde entre dos terceras partes y la mitad de los empleados administrativos serán despedidos.

Chihuahua, más temprano que tarde, enfrentara dos desafíos apabullantes, el abatimiento de los niveles freáticos de los pozos que surten de agua potable la ciudad y reemplazar decenas de miles de empleos maquiladores que desaparecerán con el vertiginoso avance de la automatización y la robótica, como mencionábamos en nuestro artículo de la semana pasada.