/ jueves 3 de septiembre de 2020

2021: la peor crisis desde 1932

Arturo Herrera, secretario de Hacienda, recientemente les comunicó a los diputados de Morena que el próximo año el país padecería una crisis severa que no se había dado desde 1932.

El diario La Jornada publicó que el funcionario externó que, si bien se daría una recuperación económica en 2021, el escenario iba a ser peor que en 2018 y 2019, pues “ya no habrá guardaditos” y aunque no se contraiga nueva deuda, ésta se incrementará entre el 10 y el 17% del PIB debido a los efectos del tipo de cambio.

Herrera anticipó que ante este futuro escenario adverso debido a la pandemia del Covid-19, el presupuesto de 2021 sería menor al de este año, por lo que pide “la comprensión y solidaridad de muchos”.

Asimismo, el titular de Hacienda informó que el pasado segundo trimestre la economía descendió un 18.7% y aunque se recupere algo en este segundo semestre, el año podría cerrar con una caída del 7.4 del PIB, la cual sería “la más fuerte desde 1932, 1994 y 2009”.

Señaló Herrera que no importa el número que se le ponga, pues cuando lo tengan preciso va a ser “superior al de la crisis financiera global y superior a la de 1995”.

Así pues, muy distinto a los diarios y mañaneros pronósticos presidenciales optimistas, el encargado de las finanzas públicas pronostica que si este año nos está yendo mal, para el próximo podríamos estar peor, ya que el gobierno no contará con las reservas que le heredó el anterior de Peña Nieto.

En pocas palabras, el escenario es bastante negativo, pues en este sexenio el crecimiento económico en el mejor de los casos sería en promedio casi nulo, como sucedió con el gobierno de Miguel de la Madrid en la década de los ochenta.

México es uno de los países más golpeados por la combinación de sus severas crisis, tanto heredadas como causadas, ya que tendrá un crecimiento pobre, lo que derivará en la complicación de sus conflictos sociales.

El anunciado enjuiciamiento de los expresidentes de nada les servirá a los mexicanos para enfrentar la severa caída económica, tal vez sólo para distraerlos un poco como en la antigua Roma con el circo que les montaban los emperadores a sus súbditos.

Tampoco se mitigará la escasez de fondos públicos con la devolución voluntaria o forzada de las corruptelas del pasado, pues si mucho compensarán en parte las actuales cometidas por funcionarios y personajes de la 4T.

Si no se puede recurrir al endeudamiento ni a las reservas internacionales, ni tampoco lloverán las inversiones, entonces sólo le queda al gobierno obtener recursos con la imposición de más impuestos.

Una auténtica reforma fiscal es impostergable ante la magnitud de la crisis, pues en México la mayoría de la PEA se encuentra en la economía informal. Gravar a los grandes y pequeños evasores ha sido un reto rehuido por los gobiernos, pues es a todas luces impopular, pero ahora es más que necesario, de lo contrario se caería en un riesgoso déficit público.

La revisión de los proyectos más costosos y poco redituables es otra tarea pendiente del actual gobierno federal, así como la modificación del inequitativo pacto federal.

La tarea es abrumadora no sólo para el sector público sino también para el privado y no se diga para el social, pues todos seremos afectados sin lugar a dudas con la peor crisis que enfrenta nuestro país desde 1932.


Arturo Herrera, secretario de Hacienda, recientemente les comunicó a los diputados de Morena que el próximo año el país padecería una crisis severa que no se había dado desde 1932.

El diario La Jornada publicó que el funcionario externó que, si bien se daría una recuperación económica en 2021, el escenario iba a ser peor que en 2018 y 2019, pues “ya no habrá guardaditos” y aunque no se contraiga nueva deuda, ésta se incrementará entre el 10 y el 17% del PIB debido a los efectos del tipo de cambio.

Herrera anticipó que ante este futuro escenario adverso debido a la pandemia del Covid-19, el presupuesto de 2021 sería menor al de este año, por lo que pide “la comprensión y solidaridad de muchos”.

Asimismo, el titular de Hacienda informó que el pasado segundo trimestre la economía descendió un 18.7% y aunque se recupere algo en este segundo semestre, el año podría cerrar con una caída del 7.4 del PIB, la cual sería “la más fuerte desde 1932, 1994 y 2009”.

Señaló Herrera que no importa el número que se le ponga, pues cuando lo tengan preciso va a ser “superior al de la crisis financiera global y superior a la de 1995”.

Así pues, muy distinto a los diarios y mañaneros pronósticos presidenciales optimistas, el encargado de las finanzas públicas pronostica que si este año nos está yendo mal, para el próximo podríamos estar peor, ya que el gobierno no contará con las reservas que le heredó el anterior de Peña Nieto.

En pocas palabras, el escenario es bastante negativo, pues en este sexenio el crecimiento económico en el mejor de los casos sería en promedio casi nulo, como sucedió con el gobierno de Miguel de la Madrid en la década de los ochenta.

México es uno de los países más golpeados por la combinación de sus severas crisis, tanto heredadas como causadas, ya que tendrá un crecimiento pobre, lo que derivará en la complicación de sus conflictos sociales.

El anunciado enjuiciamiento de los expresidentes de nada les servirá a los mexicanos para enfrentar la severa caída económica, tal vez sólo para distraerlos un poco como en la antigua Roma con el circo que les montaban los emperadores a sus súbditos.

Tampoco se mitigará la escasez de fondos públicos con la devolución voluntaria o forzada de las corruptelas del pasado, pues si mucho compensarán en parte las actuales cometidas por funcionarios y personajes de la 4T.

Si no se puede recurrir al endeudamiento ni a las reservas internacionales, ni tampoco lloverán las inversiones, entonces sólo le queda al gobierno obtener recursos con la imposición de más impuestos.

Una auténtica reforma fiscal es impostergable ante la magnitud de la crisis, pues en México la mayoría de la PEA se encuentra en la economía informal. Gravar a los grandes y pequeños evasores ha sido un reto rehuido por los gobiernos, pues es a todas luces impopular, pero ahora es más que necesario, de lo contrario se caería en un riesgoso déficit público.

La revisión de los proyectos más costosos y poco redituables es otra tarea pendiente del actual gobierno federal, así como la modificación del inequitativo pacto federal.

La tarea es abrumadora no sólo para el sector público sino también para el privado y no se diga para el social, pues todos seremos afectados sin lugar a dudas con la peor crisis que enfrenta nuestro país desde 1932.