/ miércoles 25 de octubre de 2017

203 años Constitución de 1814

Primera constitución redactada en México, promulgada por el Congreso de Anáhuac, el 22 de octubre de 1814, en Apatzingán, Michoacán. Decreto constitucional para la libertad de la América Mexicana. Conteniendo conceptos del Generalísimo José María Morelos y Pavón. Compuesta por dos partes: principios o elementos constitucionales y forma de gobierno, integrada por 242 artículos. Destacando el reconocimiento de la religión católica, soberanía popular, ciudadanía que podía adquirirse sin previo aviso.

Integrarían al territorio nacional  tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial; las funciones del Congreso creaban un poder Ejecutivo integrado por tres personas, y tres secretarías de estado: Guerra, Hacienda y Gobierno: actividades del poder Judicial integrado por el Supremo Tribunal de Justicia y uno de residencia. Esta constitución nunca entró en vigor, por los difíciles tiempos en que fue redactada, en plena guerra de Independencia. Fue un punto de partida y fuente de inspiración, para la redacción de la Constitución de 1824, la primera del México Independiente. La Constitución de Apatzingán fue promulgada, por el Congreso de México, reunido a causa de la persecución de las tropas de Calleja. Se basaba en los mismos principios que la Constitución de Cádiz, pues a diferencia de la constitución española, la de Apatzingán preveía la instauración del régimen republicano de gobierno. Defendía el principio de soberanía popular y derecho del pueblo, a cambiar al gobierno según su voluntad.

Se proclamó la división de los tres poderes, considerando como órgano supremo al Congreso, compuesto por 17 diputados de las provincias, con facultades legislativas, políticas y administrativas. Se proclamó la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, libertad de palabra, prensa y la inviolabilidad del domicilio. La Constitución de Apatzingán se inspiró en el modelo liberal-democrático de las constituciones francesas y española que en las ideas sociales y políticas de José María Morelos formuladas en Sentimientos de la Nación. Además de no proponer medidas para moderar la opulencia de los ricos y la indigencia de los pobres, punto central del pensamiento de Morelos, al depositar el poder Ejecutivo en tres personas en vez de una, la Constitución de 1814 propiciaba la anarquía del movimiento insurgente que Morelos había tratado de evitar, y limitaba su papel como líder revolucionario, entorpeciendo su acción militar y política.

El 22 de diciembre de 1815, José María Morelos y Pavón, general de los ejércitos insurgentes, fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec, cumpliéndose la orden del virrey de Nueva España y enemigo encarnizado del cura, Félix María Calleja; la sentencia era previsible desde que Morelos fue capturado por el general realista Manuel de la Concha, en las cercanías de Tehuacán. Degradado, humillado por autoridades civiles y religiosas, despojado de su calidad de sacerdote, con su ejército diezmado y rodeado de soldados, el jefe de los insurgentes, otrora cura de pueblo. Le habían precedido ya sus mejores lugartenientes: más de un año antes a Mariano Matamoros le tocó enfrentar al pelotón de fusilamiento; pocos meses después de ese golpe, Hermenegildo Galeana murió en combate. Derrotado al fin, pero con la cabeza en alto y mirada brillante, enfrentaba la muerte el hombre que cuando le ofrecieron el título de “Alteza Serenísima” prefirió llamarse “Siervo de la Nación”. Hace 201 años cuando caminó en alto y mirada brillante, hacia el paredón. “Que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales. Y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud”. José María Morelos y Pavón, uno de los hombres más importantes de la historia. Ilustre, héroe, estratega, pilar  fundamental de la creación del Estado Mexicano, quien con dedicación y orgullo defendió a la nación, sacrificando su vida por la libertad de todos los mexicanos.

Primera constitución redactada en México, promulgada por el Congreso de Anáhuac, el 22 de octubre de 1814, en Apatzingán, Michoacán. Decreto constitucional para la libertad de la América Mexicana. Conteniendo conceptos del Generalísimo José María Morelos y Pavón. Compuesta por dos partes: principios o elementos constitucionales y forma de gobierno, integrada por 242 artículos. Destacando el reconocimiento de la religión católica, soberanía popular, ciudadanía que podía adquirirse sin previo aviso.

Integrarían al territorio nacional  tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial; las funciones del Congreso creaban un poder Ejecutivo integrado por tres personas, y tres secretarías de estado: Guerra, Hacienda y Gobierno: actividades del poder Judicial integrado por el Supremo Tribunal de Justicia y uno de residencia. Esta constitución nunca entró en vigor, por los difíciles tiempos en que fue redactada, en plena guerra de Independencia. Fue un punto de partida y fuente de inspiración, para la redacción de la Constitución de 1824, la primera del México Independiente. La Constitución de Apatzingán fue promulgada, por el Congreso de México, reunido a causa de la persecución de las tropas de Calleja. Se basaba en los mismos principios que la Constitución de Cádiz, pues a diferencia de la constitución española, la de Apatzingán preveía la instauración del régimen republicano de gobierno. Defendía el principio de soberanía popular y derecho del pueblo, a cambiar al gobierno según su voluntad.

Se proclamó la división de los tres poderes, considerando como órgano supremo al Congreso, compuesto por 17 diputados de las provincias, con facultades legislativas, políticas y administrativas. Se proclamó la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, libertad de palabra, prensa y la inviolabilidad del domicilio. La Constitución de Apatzingán se inspiró en el modelo liberal-democrático de las constituciones francesas y española que en las ideas sociales y políticas de José María Morelos formuladas en Sentimientos de la Nación. Además de no proponer medidas para moderar la opulencia de los ricos y la indigencia de los pobres, punto central del pensamiento de Morelos, al depositar el poder Ejecutivo en tres personas en vez de una, la Constitución de 1814 propiciaba la anarquía del movimiento insurgente que Morelos había tratado de evitar, y limitaba su papel como líder revolucionario, entorpeciendo su acción militar y política.

El 22 de diciembre de 1815, José María Morelos y Pavón, general de los ejércitos insurgentes, fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec, cumpliéndose la orden del virrey de Nueva España y enemigo encarnizado del cura, Félix María Calleja; la sentencia era previsible desde que Morelos fue capturado por el general realista Manuel de la Concha, en las cercanías de Tehuacán. Degradado, humillado por autoridades civiles y religiosas, despojado de su calidad de sacerdote, con su ejército diezmado y rodeado de soldados, el jefe de los insurgentes, otrora cura de pueblo. Le habían precedido ya sus mejores lugartenientes: más de un año antes a Mariano Matamoros le tocó enfrentar al pelotón de fusilamiento; pocos meses después de ese golpe, Hermenegildo Galeana murió en combate. Derrotado al fin, pero con la cabeza en alto y mirada brillante, enfrentaba la muerte el hombre que cuando le ofrecieron el título de “Alteza Serenísima” prefirió llamarse “Siervo de la Nación”. Hace 201 años cuando caminó en alto y mirada brillante, hacia el paredón. “Que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales. Y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud”. José María Morelos y Pavón, uno de los hombres más importantes de la historia. Ilustre, héroe, estratega, pilar  fundamental de la creación del Estado Mexicano, quien con dedicación y orgullo defendió a la nación, sacrificando su vida por la libertad de todos los mexicanos.