/ sábado 10 de noviembre de 2018

5, 4, 3, 2… ¿Ya estamos listos?

Faltan 20 días para que el drama político de nuestro país comience y las fuerzas representativas de la sociedad aún no dan muestra alguna de intentar organizarse o coaligarse para establecer un frente defensor de la democracia, las libertades o para poner un freno del autoritarismo en México.

Ricardo Hausmann, economista venezolano, director del Centro para el Desarrollo Internacional en la Universidad de Harvard, señaló en una conferencia reciente que, de cara a la “venezuelalización” de México, conformarse con las habilidades y destrezas de la oposición para criticar y denostar al gobierno será estéril, inútil y ocioso, para frenarlo.

“El político populista usualmente es un personaje carismático, que señala que el sistema político o económico actual es el que ha dañado al pueblo y sus críticos sólo buscan preservar el statu quo, por lo que son ellos en realidad los enemigos del pueblo”.

Según el investigador de Harvard, las estrategias de contraataque mediático, críticas en redes sociales y batallas verbales en las plazas públicas, lo único que lograrán es fortalecer a los populistas y les da pretexto para convertirse en autoritarios.

Lo que los defensores de la democracia, las libertades y los derechos de una sociedad primero necesitan, es reconocer que los problemas sociales, la inseguridad, la pobreza, la corrupción y todos los males que fastidiaron al pueblo, son precisamente los elementos que legitiman o validan la llegada del autoritario.

Lo que se tiene que hacer frente a la llegada de un potencial populista autoritario es organizar a la sociedad para involucrarlos en el desarrollo de propuestas que realmente resuelvan los problemas que apuntan las políticas populistas, pero de forma autonómica, es decir, sin depender para su desarrollo del gobierno populista.

De nada servirán los gritos y las consignas, los periodicazos, ni las ráfagas de twitts o posteo en las redes sociales, pues el populismo considerará esos elementos como armas de los “enemigos del pueblo”, es decir, de él mismo, pues lo representa.

La inseguridad, la violencia, la desigualdad social y la falta de oportunidades son realidades que el populista aprovechará para dirigir sus decisiones autoritarias contra las demás fuerzas políticas y en su afán de sofocar las manifestaciones opositoras, las críticas y la sanción popular, no se detendrá para confiscar los medios de comunicación o establecer “estados de emergencia” para el control de lo que se dice y dónde se dice.

Hausmann dijo con toda razón: “En México, ustedes mismos se la han puesto muy difícil, sólo les queda aprender de otros”.


alfredopineraguevara@gmail.com


Faltan 20 días para que el drama político de nuestro país comience y las fuerzas representativas de la sociedad aún no dan muestra alguna de intentar organizarse o coaligarse para establecer un frente defensor de la democracia, las libertades o para poner un freno del autoritarismo en México.

Ricardo Hausmann, economista venezolano, director del Centro para el Desarrollo Internacional en la Universidad de Harvard, señaló en una conferencia reciente que, de cara a la “venezuelalización” de México, conformarse con las habilidades y destrezas de la oposición para criticar y denostar al gobierno será estéril, inútil y ocioso, para frenarlo.

“El político populista usualmente es un personaje carismático, que señala que el sistema político o económico actual es el que ha dañado al pueblo y sus críticos sólo buscan preservar el statu quo, por lo que son ellos en realidad los enemigos del pueblo”.

Según el investigador de Harvard, las estrategias de contraataque mediático, críticas en redes sociales y batallas verbales en las plazas públicas, lo único que lograrán es fortalecer a los populistas y les da pretexto para convertirse en autoritarios.

Lo que los defensores de la democracia, las libertades y los derechos de una sociedad primero necesitan, es reconocer que los problemas sociales, la inseguridad, la pobreza, la corrupción y todos los males que fastidiaron al pueblo, son precisamente los elementos que legitiman o validan la llegada del autoritario.

Lo que se tiene que hacer frente a la llegada de un potencial populista autoritario es organizar a la sociedad para involucrarlos en el desarrollo de propuestas que realmente resuelvan los problemas que apuntan las políticas populistas, pero de forma autonómica, es decir, sin depender para su desarrollo del gobierno populista.

De nada servirán los gritos y las consignas, los periodicazos, ni las ráfagas de twitts o posteo en las redes sociales, pues el populismo considerará esos elementos como armas de los “enemigos del pueblo”, es decir, de él mismo, pues lo representa.

La inseguridad, la violencia, la desigualdad social y la falta de oportunidades son realidades que el populista aprovechará para dirigir sus decisiones autoritarias contra las demás fuerzas políticas y en su afán de sofocar las manifestaciones opositoras, las críticas y la sanción popular, no se detendrá para confiscar los medios de comunicación o establecer “estados de emergencia” para el control de lo que se dice y dónde se dice.

Hausmann dijo con toda razón: “En México, ustedes mismos se la han puesto muy difícil, sólo les queda aprender de otros”.


alfredopineraguevara@gmail.com