/ lunes 17 de enero de 2022

50 años de la expropiación del triple asalto bancario

Por: Francisco Javier Pizarro Chávez.

El 15 de enero de 1972 un grupo de jóvenes militantes de “Los Guajiros”, encabezado por Diego Lucero Martínez, expropiaron con la “Operación Madera” tres bancos en la ciudad de Chihuahua encabezada por los comandos “Óscar González”, “Arturo Gámiz” y “Carlos Armendáriz” en memoria de esos tres líderes que encabezaron el “Asalto al Cuartel de Madera” en 1965.

La expropiación de los tres bancos, 2 del grupo Comercial Mexicano y 1 del Banco de Comercio, cimbró al gobernador Óscar Flores y al presidente de la República, Luis Echeverría, ya que no se había generado ningún tipo de acción armada en la capital del estado y no existía precedente alguno de una triple acción expropiatoria en el resto del país.

Al comando “Arturo Gámiz” le correspondió actuar la zona norte, el cual contaba con 5 militantes, los cuales irrumpieron el Banco ubicado a un lado de la fuente de Francisco Villa y la Casa de Gobierno, custodiada por policías rurales, los cuales sin disparo alguno recaudaron 311 mil pesos de la caja fuerte.

El comando “Óscar González”, asignado para desarrollar su acción en la zona sur de la ciudad de Chihuahua -también integrado por cinco militantes-, tampoco tuvo enfrentamiento alguno en la institución bancaria, aún y cuando en esa zona del Reloj tradicional de la Av. Ocampo estaban integrados guardias de la Penitenciaría del Estado, de la Policía Judicial y el Ejército, y muy cercana a la Procuraduría del Estado.

Como las fuerzas policiales y militares estaban ubicadas en la zona norte y sur, Diego Lucero sugirió que en la zona Centro el banco aledaño al río del Chuvíscar, el comando “Carlos Armendáriz”, integrado por 4 militantes, entre ellos una mujer (Avelina) a la que se le encomendó que no entrara al banco, sino que lo vigilara, lo cual le costó la vida, ya que fue sorprendida por una patrulla militar ubicada en un auto disfrazados de civiles, los cuales bajaron y dispararon a diestra y siniestra en la puerta y ventanas del banco, asesinaron a Avelina que valientemente los enfrentó e hirieron de gravedad a Óscar y Chelis que ingresaron a la caja del banco. Óscar falleció y Chelis fue trasladado al Hospital Militar.

Los soldados disfrazados de civiles asesinaron también a dos clientes del banco (una mujer y un hombre). Todos los que estaban en el banco, salvo el jefe militar que fue herido por Avelina, fueron víctimas de esa balacera.

A partir de ese momento, por orden del gobernador Óscar Flores, empezaron las detenciones, torturas y asesinatos de los militantes de la Operación Madera. La primera víctima, a la que he hecho referencia, fue la maestra normalista y estudiante de Derecho de la UACh Avelina Gallegos e integrante de la Sociedad “Rosa Luxemburgo” que realizaba labores de propaganda y politización al medio estudiantil, en coordinación con la sociedad “Ignacio Ramírez”.

Mario Pérez, cuyo seudónimo era “Óscar Montes”, fue exdirigente de la Federación de Estudiantes Revolucionarios (FER) de la Universidad de Guadalajara; estudió en la República Democrática de Alemania (RDM), murió a consecuencia de la falta de atención médica a los impactos de bala que les dispararon los militares a su espalda.

Inocencio Carrillo, alias “Ramiro Díaz”, antiguo dirigente de la Juventud Comunista en el Estado de Nayarit, fue ahorcado en su celda en la que se encontraba detenido en los separos de la policía después de haber sido torturado brutalmente.

A Gilberto Carrillo, “(a) Gaspar Trujillo”, ex teniente del ejército mexicano y valeroso combatiente, le fue aplicada la “Ley fuga”. Con ello quisieron asesinar su digno ejemplo de un auténtico soldado revolucionario patriota.

Diego Lucero Martínez, uno de los dirigentes principales y fundador de “Los Guajiros”, fue asesinado por orden de Óscar Flores, a quien le escupió en la cara en respuesta a la brutal tortura de que fue víctima, no porque intentó disparar a los policías que los capturaron, como ordenó el gobernador se divulgara en diversos medios de comunicación, aún a sabiendas de que ya lo habían detenido.

Óscar Flores tenía claro que el “triple asalto bancario”, liderado por Diego, no era un acto delincuencial, sino una acción revolucionaria para dar continuidad a las de Arturo Gámiz y Óscar González de 1965 y 1968; hacer frente a la creciente desigualdad social y pobreza de los trabajadores y campesinos; la violencia y represión a los estudiantes, detonadas el 2 de octubre de 1968 y la del 11 de junio de 1971, a partir del inicio del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría en adelante.

No tengo la menor duda de que la Dirección Federal de Seguridad que encabezaba Miguel Nazar Haro, que desplegó la guerra sucia a los grupos guerrilleros surgidos en la década de los setenta a partir de las masacres estudiantiles referidas, haya ordenado a Óscar Flores el asesinato de Diego Lucero Martínez y demás integrantes del Núcleo N, que fortalecieron el movimiento revolucionario urbano en Baja California, Chihuahua, Durango, Jalisco, Nuevo León, Distrito Federal, Oaxaca y del movimiento guerrillero rural del Partido de los Pobres y la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, encabezadas por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

El asesinato de Diego Lucero fue un duro golpe para los “Guajiros”, el cual sin embargo no se destruyó sino se sumó al Frente Revolucionario Armado del Pueblo (FRAP) a partir del secuestro del cónsul norteamericano George Terrance Leonhard en abril de 1973 que fue canjeado por 30 militantes de diversas organizaciones guerrilleras, entre ellas la de los Guajiros, Unión del Pueblo (UP), Frente Urbano Zapatista (FUZ), Movimiento Armado Revolucionario (MAR), Partido de los Pobres (PP), Asociación Cívica Nacional Revolucionaria y otros más.

No fue hasta finales de la década de los setenta que se otorgó la amnistía de los exguerrilleros detenidos en el país y exiliados en Cuba, remembranza histórica desconocida para las nuevas generaciones a partir de la consolidación del sistema neoliberal.

Por: Francisco Javier Pizarro Chávez.

El 15 de enero de 1972 un grupo de jóvenes militantes de “Los Guajiros”, encabezado por Diego Lucero Martínez, expropiaron con la “Operación Madera” tres bancos en la ciudad de Chihuahua encabezada por los comandos “Óscar González”, “Arturo Gámiz” y “Carlos Armendáriz” en memoria de esos tres líderes que encabezaron el “Asalto al Cuartel de Madera” en 1965.

La expropiación de los tres bancos, 2 del grupo Comercial Mexicano y 1 del Banco de Comercio, cimbró al gobernador Óscar Flores y al presidente de la República, Luis Echeverría, ya que no se había generado ningún tipo de acción armada en la capital del estado y no existía precedente alguno de una triple acción expropiatoria en el resto del país.

Al comando “Arturo Gámiz” le correspondió actuar la zona norte, el cual contaba con 5 militantes, los cuales irrumpieron el Banco ubicado a un lado de la fuente de Francisco Villa y la Casa de Gobierno, custodiada por policías rurales, los cuales sin disparo alguno recaudaron 311 mil pesos de la caja fuerte.

El comando “Óscar González”, asignado para desarrollar su acción en la zona sur de la ciudad de Chihuahua -también integrado por cinco militantes-, tampoco tuvo enfrentamiento alguno en la institución bancaria, aún y cuando en esa zona del Reloj tradicional de la Av. Ocampo estaban integrados guardias de la Penitenciaría del Estado, de la Policía Judicial y el Ejército, y muy cercana a la Procuraduría del Estado.

Como las fuerzas policiales y militares estaban ubicadas en la zona norte y sur, Diego Lucero sugirió que en la zona Centro el banco aledaño al río del Chuvíscar, el comando “Carlos Armendáriz”, integrado por 4 militantes, entre ellos una mujer (Avelina) a la que se le encomendó que no entrara al banco, sino que lo vigilara, lo cual le costó la vida, ya que fue sorprendida por una patrulla militar ubicada en un auto disfrazados de civiles, los cuales bajaron y dispararon a diestra y siniestra en la puerta y ventanas del banco, asesinaron a Avelina que valientemente los enfrentó e hirieron de gravedad a Óscar y Chelis que ingresaron a la caja del banco. Óscar falleció y Chelis fue trasladado al Hospital Militar.

Los soldados disfrazados de civiles asesinaron también a dos clientes del banco (una mujer y un hombre). Todos los que estaban en el banco, salvo el jefe militar que fue herido por Avelina, fueron víctimas de esa balacera.

A partir de ese momento, por orden del gobernador Óscar Flores, empezaron las detenciones, torturas y asesinatos de los militantes de la Operación Madera. La primera víctima, a la que he hecho referencia, fue la maestra normalista y estudiante de Derecho de la UACh Avelina Gallegos e integrante de la Sociedad “Rosa Luxemburgo” que realizaba labores de propaganda y politización al medio estudiantil, en coordinación con la sociedad “Ignacio Ramírez”.

Mario Pérez, cuyo seudónimo era “Óscar Montes”, fue exdirigente de la Federación de Estudiantes Revolucionarios (FER) de la Universidad de Guadalajara; estudió en la República Democrática de Alemania (RDM), murió a consecuencia de la falta de atención médica a los impactos de bala que les dispararon los militares a su espalda.

Inocencio Carrillo, alias “Ramiro Díaz”, antiguo dirigente de la Juventud Comunista en el Estado de Nayarit, fue ahorcado en su celda en la que se encontraba detenido en los separos de la policía después de haber sido torturado brutalmente.

A Gilberto Carrillo, “(a) Gaspar Trujillo”, ex teniente del ejército mexicano y valeroso combatiente, le fue aplicada la “Ley fuga”. Con ello quisieron asesinar su digno ejemplo de un auténtico soldado revolucionario patriota.

Diego Lucero Martínez, uno de los dirigentes principales y fundador de “Los Guajiros”, fue asesinado por orden de Óscar Flores, a quien le escupió en la cara en respuesta a la brutal tortura de que fue víctima, no porque intentó disparar a los policías que los capturaron, como ordenó el gobernador se divulgara en diversos medios de comunicación, aún a sabiendas de que ya lo habían detenido.

Óscar Flores tenía claro que el “triple asalto bancario”, liderado por Diego, no era un acto delincuencial, sino una acción revolucionaria para dar continuidad a las de Arturo Gámiz y Óscar González de 1965 y 1968; hacer frente a la creciente desigualdad social y pobreza de los trabajadores y campesinos; la violencia y represión a los estudiantes, detonadas el 2 de octubre de 1968 y la del 11 de junio de 1971, a partir del inicio del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría en adelante.

No tengo la menor duda de que la Dirección Federal de Seguridad que encabezaba Miguel Nazar Haro, que desplegó la guerra sucia a los grupos guerrilleros surgidos en la década de los setenta a partir de las masacres estudiantiles referidas, haya ordenado a Óscar Flores el asesinato de Diego Lucero Martínez y demás integrantes del Núcleo N, que fortalecieron el movimiento revolucionario urbano en Baja California, Chihuahua, Durango, Jalisco, Nuevo León, Distrito Federal, Oaxaca y del movimiento guerrillero rural del Partido de los Pobres y la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, encabezadas por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

El asesinato de Diego Lucero fue un duro golpe para los “Guajiros”, el cual sin embargo no se destruyó sino se sumó al Frente Revolucionario Armado del Pueblo (FRAP) a partir del secuestro del cónsul norteamericano George Terrance Leonhard en abril de 1973 que fue canjeado por 30 militantes de diversas organizaciones guerrilleras, entre ellas la de los Guajiros, Unión del Pueblo (UP), Frente Urbano Zapatista (FUZ), Movimiento Armado Revolucionario (MAR), Partido de los Pobres (PP), Asociación Cívica Nacional Revolucionaria y otros más.

No fue hasta finales de la década de los setenta que se otorgó la amnistía de los exguerrilleros detenidos en el país y exiliados en Cuba, remembranza histórica desconocida para las nuevas generaciones a partir de la consolidación del sistema neoliberal.