/ miércoles 22 de julio de 2020

A la escuela un día sí, un día no


Ya lo confirmó el secretario de Educación federal y pocos le entendieron, regresando de vacaciones, todos los alumnos del país de educación básica cuando el semáforo esté en verde asistirán de forma alternada a la escuela, es decir un día en clases y el otro en casa. Existe la posibilidad de que por lo menos hasta marzo de 2021 y no sólo en la jornada remedial se trabaje de esta manera, dependiendo del estado de la contingencia sanitaria.

Ya se venía venir pero faltaba la confirmación oficial, para esta nueva realidad del sistema educativo.

Los primeros afectados y todavía desinformados son los padres de familia, que van a tener que cambiar su rutina familiar y laboral para ajustarse al hecho de tener a los hijos dos o tres días a la semana en casa y remontar todas las implicaciones que esto conlleve.

Desde luego en segundo término, quienes tienen que hacer su reconversión educativa son los maestros de todos el país para adaptarse a tener un día al 50% de los alumnos y el otro día repetir la misma clase al otro 50%.

Pero la buena noticia es que para esta nueva organización escolar, existe un método que se viene aplicando desde hace algunos años en la mayoría de los países del mundo con buenos resultados: el aprendizaje híbrido.

Este es un método que combina el aprendizaje presencial, con el aprendizaje virtual, condicionando a los involucrados en el uso de herramientas tecnológicas y diseños instruccionales con el objetivo de estimular la atención de los alumnos en situaciones nuevas y relevantes de aprendizaje. También impulsa el desarrollo del alumno en actividades prácticas y el autoaprendizaje autónomo en situaciones significativas. Ayuda a crear ambientes de colaboración buscando que interactúen los alumnos en el trabajo grupal y bien llevado, puede considerarse este método como la expansión y potenciación de la escuela tradicional.

Los maestros que ya estamos aplicando el aprendizaje híbrido sabemos que es un reto de cierta complejidad implementar exitosamente esta metodología, ya que no se trata sólo de cambiar el formato de la presencialidad a la virtualidad, sino también de incorporar nuevos diseños pedagógicos que desarrollen competencias en los alumnos a través del uso de las nuevas tecnologías. También requiere cambios en los diseños de las secuencias de la planeación del aprendizaje y otros ajustes que el maestro puede ir afinando mientras va realizando su implementación.

El viejo adagio popular y la teoría organizacional coinciden en que a todo cambio, aunque sea obligado por las circunstancias, hay que buscarle el lado positivo y en la nueva realidad educativa que vamos a vivir, este modelo diversificado nos puede ofrecer una educación al menos con la misma excelencia que la educación presencial.


Ya lo confirmó el secretario de Educación federal y pocos le entendieron, regresando de vacaciones, todos los alumnos del país de educación básica cuando el semáforo esté en verde asistirán de forma alternada a la escuela, es decir un día en clases y el otro en casa. Existe la posibilidad de que por lo menos hasta marzo de 2021 y no sólo en la jornada remedial se trabaje de esta manera, dependiendo del estado de la contingencia sanitaria.

Ya se venía venir pero faltaba la confirmación oficial, para esta nueva realidad del sistema educativo.

Los primeros afectados y todavía desinformados son los padres de familia, que van a tener que cambiar su rutina familiar y laboral para ajustarse al hecho de tener a los hijos dos o tres días a la semana en casa y remontar todas las implicaciones que esto conlleve.

Desde luego en segundo término, quienes tienen que hacer su reconversión educativa son los maestros de todos el país para adaptarse a tener un día al 50% de los alumnos y el otro día repetir la misma clase al otro 50%.

Pero la buena noticia es que para esta nueva organización escolar, existe un método que se viene aplicando desde hace algunos años en la mayoría de los países del mundo con buenos resultados: el aprendizaje híbrido.

Este es un método que combina el aprendizaje presencial, con el aprendizaje virtual, condicionando a los involucrados en el uso de herramientas tecnológicas y diseños instruccionales con el objetivo de estimular la atención de los alumnos en situaciones nuevas y relevantes de aprendizaje. También impulsa el desarrollo del alumno en actividades prácticas y el autoaprendizaje autónomo en situaciones significativas. Ayuda a crear ambientes de colaboración buscando que interactúen los alumnos en el trabajo grupal y bien llevado, puede considerarse este método como la expansión y potenciación de la escuela tradicional.

Los maestros que ya estamos aplicando el aprendizaje híbrido sabemos que es un reto de cierta complejidad implementar exitosamente esta metodología, ya que no se trata sólo de cambiar el formato de la presencialidad a la virtualidad, sino también de incorporar nuevos diseños pedagógicos que desarrollen competencias en los alumnos a través del uso de las nuevas tecnologías. También requiere cambios en los diseños de las secuencias de la planeación del aprendizaje y otros ajustes que el maestro puede ir afinando mientras va realizando su implementación.

El viejo adagio popular y la teoría organizacional coinciden en que a todo cambio, aunque sea obligado por las circunstancias, hay que buscarle el lado positivo y en la nueva realidad educativa que vamos a vivir, este modelo diversificado nos puede ofrecer una educación al menos con la misma excelencia que la educación presencial.