La semana pasada por comunicación en el grupo de la familia, mi hermano nos compartió que tenía los síntomas del coronavirus. Él es médico de un hospital en Puerto Vallarta y nos había estado comentando sobre la situación que viven en el hospital donde trabaja. Recuerdo que una de las comunicaciones nos mostró toda la vestimenta de protección que tenían que ponerse cada vez que entraban a la zona Covid-19. El traje, tapabocas, mascarilla, etc., todo un ritual; asimismo, veíamos las marcas que deja el equipo después de varias horas de trabajo con los pacientes en tratamiento. Una de las comunicaciones también nos compartió que tenía mucho sin dormir, por la constante entrada de pacientes al hospital, se le notaban las ojeras.
La verdad se siente uno muy orgulloso, no sólo porque lo conocemos desde su nacimiento, sino por todo lo que ha sido y lo que actualmente realiza por la salud de sus pacientes. Es increíble el cariño y aprecio que le tiene mucha gente allá en esa ciudad, al restaurante donde vamos, a las tiendas, a los lugares, siempre hay alguien que nos dice “su hermano es un fregón”, lo queremos mucho. Siempre fue y ha sido muy estudioso, dedicado y trabajador, entregado a la medicina, a sus áreas de especialidad. Es el más pequeño de la familia, a pesar de que le llevamos varios años de diferencia, siempre es un deleite ir a visitarlo y se desvive por atendernos, pasearnos, pero sobre todo convivir, platicando anécdotas del pasado y del presente. Lo admiro mucho no sólo como médico, sino también como hermano, como persona, como padre, como esposo y como amigo, ¡ah! y como golfista, claro. La gente que lo conoce tiene muy buenos recuerdos de él.
“En estos momentos que estoy escribiendo (jueves de la semana pasada), nos acaba de comunicar que dio positivo a la prueba de Covid-19. El día de ayer, tuvimos una comunicación todos los hermanos y mi madre, con él. La verdad se veía débil, cansado, de repente tosía y se le veía que le faltaba el aire, casi no podía hablar porque le provocaba tos y se notaba que le dolía. Mi madre y todos los hermanos empezamos a darle ánimo y a tratar de que lo tomara con calma. Claro, estas cosas sólo el que las padece”.
Espero que ya para el día de hoy, mi hermano esté mejorando, él es fuerte y sano.
Y quiero decirle que todos estos días no sólo hemos estado al pendiente, sino deseando y rezando porque le vaya bien, que mejore, y que este virus no le haya dado tan fuerte.
A mí me impactó de sobremanera saber que había salido positivo. Dice mi hermano “era cuestión de tiempo, llevaba tres meses cuidando múltiples enfermos graves”.
Recuerda que debes de estar bien para nuestro viaje de hermanos con mi madre y que estaremos contigo dentro de poco acordándonos de esta etapa. Te necesitamos para volver a disfrutar todos en familia con mi madre. Tu esposa y tus hijas e hijo están pendientes minuto a minuto y te están esperando para ir al mar a disfrutar de la naturaleza.
Pasaron los días y antes del fin de semana, tuvimos comunicación con él y nos comenta “CUÍDENSE… Esto no se lo deseo a nadie… Acaba con uno, físico y mentalmente…”. Y el fin de semana, “voy despertando…Como “embotado”… No dormí nada…”.
Estoy seguro de que, para el momento de esta publicación, mi hermano está mejorando sustancialmente y ya va de salida de esta etapa que, por su profesión y su entrega formó ya, parte de la estadística de contagio y formará parte de los recuperados. La lección que nos queda es que todos somos susceptibles, quitémonos el “a mí no me va a pasar”, que debemos de cuidarnos y cuidar a los demás. Y que cuando llega a suceder en la cercanía de un hermano, se convierte en algo prioridad uno en nuestras vidas. ¡ánimo, hermano, ya está pasando!
