/ viernes 7 de febrero de 2020

A propósito del Día Mundial contra el Cáncer

Como cada año, el 4 de febrero es la fecha para hacer el llamamiento global a actuar oportunamente contra el cáncer en sus diferentes tipos y variantes. Un padecimiento que en el mundo va en aumento y que en México es la tercera causa de muerte por enfermedad.
En ese marco, resulta imprescindible retomar el inaceptable asunto del desabasto de medicamentos contra el cáncer que persiste en las instituciones mexicanas de salud pública; situación que, por obvias razones, provoca la deficiente atención y tratamiento médico a quienes sufren esa terrible enfermedad y no cuentan con los recursos suficientes para acudir a los servicios privados de salud.
Sin desestimar las acciones que en materia de prevención se han implementado al respecto, urge que las autoridades gubernamentales mexicanas involucradas en la atención de la grave problemática que representa el cáncer, asuman con seriedad y compromiso la responsabilidad que conlleva el cargo público que les fue conferido para tal fin.
En ese sentido, se requiere que la vieja, conocida y, últimamente muy utilizada por el Gobierno de México, estrategia de “echar la bolita” (negando así la responsabilidad correspondiente) sea eliminada y en su lugar diseñe e implementen políticas públicas serias, oportunas e integrales orientadas a reducir el impacto del cáncer, tal y como lo insta la Organización Mundial de la Salud.
Entonces, para reducir del impacto que señala la OMS, también se requiere tomar en cuenta lo expresado por Dwayne Johnson en el sentido de que “todos vivimos con cáncer, ya sea que esté presente en nosotros mismos o que afecte a alguien que amamos”. Es ahí donde radica la necesidad de diseñar políticas públicas serias, oportunas e integrales dirigidas a prevenir, atender y tratar adecuadamente los efectos (directos e indirectos, físicos y emocionales, e individuales y colectivos) causados por el cáncer.
Sin duda alguna, reducir el cáncer (y su impacto) en México es un enorme desafío; no obstante, como bien lo dijo Patrick Swayze (fallecido por cáncer de páncreas), “juntos podemos hacer un mundo donde el cáncer ya no signifique vivir con miedo, sin esperanza, o algo peor”. Desafortunadamente, el meollo del asunto está en que el gobierno de México entienda que “juntos” implica, en primerísimo lugar, su participación seria y responsable.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por la escritora, conferencista y activista estadounidense Marianne Williamson: “La influencia indebida del dinero en la política es como un cáncer subyacente a otros tipos de cáncer, el problema subyacente a todos los demás”.


laecita.wordpress.com


laecita@gmail.com

Como cada año, el 4 de febrero es la fecha para hacer el llamamiento global a actuar oportunamente contra el cáncer en sus diferentes tipos y variantes. Un padecimiento que en el mundo va en aumento y que en México es la tercera causa de muerte por enfermedad.
En ese marco, resulta imprescindible retomar el inaceptable asunto del desabasto de medicamentos contra el cáncer que persiste en las instituciones mexicanas de salud pública; situación que, por obvias razones, provoca la deficiente atención y tratamiento médico a quienes sufren esa terrible enfermedad y no cuentan con los recursos suficientes para acudir a los servicios privados de salud.
Sin desestimar las acciones que en materia de prevención se han implementado al respecto, urge que las autoridades gubernamentales mexicanas involucradas en la atención de la grave problemática que representa el cáncer, asuman con seriedad y compromiso la responsabilidad que conlleva el cargo público que les fue conferido para tal fin.
En ese sentido, se requiere que la vieja, conocida y, últimamente muy utilizada por el Gobierno de México, estrategia de “echar la bolita” (negando así la responsabilidad correspondiente) sea eliminada y en su lugar diseñe e implementen políticas públicas serias, oportunas e integrales orientadas a reducir el impacto del cáncer, tal y como lo insta la Organización Mundial de la Salud.
Entonces, para reducir del impacto que señala la OMS, también se requiere tomar en cuenta lo expresado por Dwayne Johnson en el sentido de que “todos vivimos con cáncer, ya sea que esté presente en nosotros mismos o que afecte a alguien que amamos”. Es ahí donde radica la necesidad de diseñar políticas públicas serias, oportunas e integrales dirigidas a prevenir, atender y tratar adecuadamente los efectos (directos e indirectos, físicos y emocionales, e individuales y colectivos) causados por el cáncer.
Sin duda alguna, reducir el cáncer (y su impacto) en México es un enorme desafío; no obstante, como bien lo dijo Patrick Swayze (fallecido por cáncer de páncreas), “juntos podemos hacer un mundo donde el cáncer ya no signifique vivir con miedo, sin esperanza, o algo peor”. Desafortunadamente, el meollo del asunto está en que el gobierno de México entienda que “juntos” implica, en primerísimo lugar, su participación seria y responsable.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por la escritora, conferencista y activista estadounidense Marianne Williamson: “La influencia indebida del dinero en la política es como un cáncer subyacente a otros tipos de cáncer, el problema subyacente a todos los demás”.


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