/ miércoles 20 de febrero de 2019

A reflexionar

Hay mucha prisa

“Las armas nos dieron la independencia, las leyes nos darán la libertad”. F. de P. Santander


“Los políticos piensan en la próxima elección, los estadistas, en la próxima generación. Raro es en estos tiempos que los políticos atiendan el gobierno porque los agobia retener el poder que obtuvieron con descalificaciones y demagogia pura. Les es imperativo fabricar enemigos y fomentar las llamas del odio entre hermanos. Sus armas, muy sencillo, el mesianismo y la promoción de lo maniqueo. La prisa en destruir el orden jurídico para sustituirlo por uno a tono con sus ambiciones manifiestas, son su obsesión. Asegurar clientela electorera por medio de dádivas y chantaje social despojando a la educación, a la cultura, a los municipios de sus recursos para realizar obras propias. Todo, absolutamente todo en aras de realizar caprichos en obras que no son prioritarias para nuestra nación.

Todos los recortes infames a los centros de cuidado infantil, para apoyar a la enorme cantidad de mujeres que trabajan, todo en aras de reunir recursos para un Tren Maya, una ruta ferrocarrilera en el Istmo de Tehuantepec y una refinería, obras de las que ni siquiera se tenían los proyectos ejecutivos. Regala dinero a personas, y engendrarás seres inútiles, que jamás saldrán de su condición actual, pero con recursos fanatizadores, tendrán lacayos para las elecciones.

El dios Cronos es implacable y devora los segundos y los minutos, por ello el dictador se hace presente en los medios a diario, para que se escuche su voz, su versión y su imagen. Repetido mil veces va vulnerando la verdad y la libertad de expresión. En el inicio de su gestión, la gerontocracia busca con afán afectar al pueblo que se dice gobernar en nombre de una transformación, proceso este que se da en las sociedades humanas desde hace milenios. A veces lento, en ocasiones dinámico, pero no es por la ocurrencia de un hombre iluminado, sino de toda la sociedad en su conjunto. Los apologistas de Carlyle asumen la tesis de que los grandes hombres son lo que hacen y determinan los hechos históricos. Nada más falso y subjetivo. Mucha prisa para pisotear la constitución que juró cumplir y hacerla cumplir.

Hay mucha prisa

“Las armas nos dieron la independencia, las leyes nos darán la libertad”. F. de P. Santander


“Los políticos piensan en la próxima elección, los estadistas, en la próxima generación. Raro es en estos tiempos que los políticos atiendan el gobierno porque los agobia retener el poder que obtuvieron con descalificaciones y demagogia pura. Les es imperativo fabricar enemigos y fomentar las llamas del odio entre hermanos. Sus armas, muy sencillo, el mesianismo y la promoción de lo maniqueo. La prisa en destruir el orden jurídico para sustituirlo por uno a tono con sus ambiciones manifiestas, son su obsesión. Asegurar clientela electorera por medio de dádivas y chantaje social despojando a la educación, a la cultura, a los municipios de sus recursos para realizar obras propias. Todo, absolutamente todo en aras de realizar caprichos en obras que no son prioritarias para nuestra nación.

Todos los recortes infames a los centros de cuidado infantil, para apoyar a la enorme cantidad de mujeres que trabajan, todo en aras de reunir recursos para un Tren Maya, una ruta ferrocarrilera en el Istmo de Tehuantepec y una refinería, obras de las que ni siquiera se tenían los proyectos ejecutivos. Regala dinero a personas, y engendrarás seres inútiles, que jamás saldrán de su condición actual, pero con recursos fanatizadores, tendrán lacayos para las elecciones.

El dios Cronos es implacable y devora los segundos y los minutos, por ello el dictador se hace presente en los medios a diario, para que se escuche su voz, su versión y su imagen. Repetido mil veces va vulnerando la verdad y la libertad de expresión. En el inicio de su gestión, la gerontocracia busca con afán afectar al pueblo que se dice gobernar en nombre de una transformación, proceso este que se da en las sociedades humanas desde hace milenios. A veces lento, en ocasiones dinámico, pero no es por la ocurrencia de un hombre iluminado, sino de toda la sociedad en su conjunto. Los apologistas de Carlyle asumen la tesis de que los grandes hombres son lo que hacen y determinan los hechos históricos. Nada más falso y subjetivo. Mucha prisa para pisotear la constitución que juró cumplir y hacerla cumplir.