/ martes 25 de enero de 2022

A reflexionar: Dictadores quieren hacer moral la envidia

“Nadie es realmente digno de envidia”

Arthur Schopenhauer

La ambición de tener poder y dinero muchas veces sirve de tapadera de carencias que no pueden adquirirse como los bienes materiales. La codicia es una condena para el que la sufre, porque lo convierte en un ser mitológico que termina en morirse de hambre, debido a que todo lo que toca es oro. Es decir, es un individuo que jamás puede satisfacerse, que jamás llega a ser feliz, porque todo lo que consigue lo lleva a desear conseguir más. Se convierte en una carrera loca, es una rueda que gira en el espacio que nunca llega a ninguna parte. Convierten la política en una propiedad unipersonal que poco a poco absorbe todo el ambiente social y las instituciones que dan estructura de Estado. En el mundo de las “benditas redes sociales” el juego de la envidia es muy curioso. Por una parte, quiere vender productos a la mayor cantidad de gente posible. Pero el publicitario también tiene que hacer que quien vaya a comprar su producto se sienta único.

Terminó el año 2021 con la preparación de la parafernalia de la obra envidiosa envuelta en un empaque de moralidad, de conmiseración para la persona del dictador con afecciones de su estado de salud -alma mía de mi corazón-, preparar un oneroso evento de máxima teatralidad, muy propio de Benito Mussolini, en el que busca legitimar su pésimo desempeño institucional, el colapso de la economía, el rotundo fracaso en los graves problemas de salud, el amoral y sistemático ataque a los órganos electorales autónomos y el desprestigio de la cada vez más enorme oposición.

Inicia el año 2022 con la entrega de firmas (muchas falsificadas), promovidas por él mismo (acto antidemocrático), pues se infiere que se va a utilizar una figura de participación ciudadana y, somos nosotros los que debemos convocar, promover, recolectar firmas y entregar los paquetes a las autoridades electorales. ¿Miedo, señor dictador? Sus brigadas de morenos, sus (¿?) delegados de Bienestar y recur$o$ del erario se movilizaron para llevar a cabo la preparación del ridículo evento de abril del presente. Mensajes directos del dictador convocando a los ciudadanos a la “revocación”. De golpe y porrazo se anuncia el irregular y violatorio de la ley, el registro de automotores chatarra que circulan por millones en nuestro país. Es un descarado acto clientelar para su envidiosa conducta y, una total bofetada a los ciudadanos que cumplimos con las leyes hacendarias, pagando nuestros impuestos y apoyando a las empresas nacionales que producen y distribuyen automotores. Decreta el dictador la masiva regularización, para ser aclamado en “la revocación”. Los mexicanos patriotas daremos la espalda ante el teatro de títeres de la dictadura.


“Nadie es realmente digno de envidia”

Arthur Schopenhauer

La ambición de tener poder y dinero muchas veces sirve de tapadera de carencias que no pueden adquirirse como los bienes materiales. La codicia es una condena para el que la sufre, porque lo convierte en un ser mitológico que termina en morirse de hambre, debido a que todo lo que toca es oro. Es decir, es un individuo que jamás puede satisfacerse, que jamás llega a ser feliz, porque todo lo que consigue lo lleva a desear conseguir más. Se convierte en una carrera loca, es una rueda que gira en el espacio que nunca llega a ninguna parte. Convierten la política en una propiedad unipersonal que poco a poco absorbe todo el ambiente social y las instituciones que dan estructura de Estado. En el mundo de las “benditas redes sociales” el juego de la envidia es muy curioso. Por una parte, quiere vender productos a la mayor cantidad de gente posible. Pero el publicitario también tiene que hacer que quien vaya a comprar su producto se sienta único.

Terminó el año 2021 con la preparación de la parafernalia de la obra envidiosa envuelta en un empaque de moralidad, de conmiseración para la persona del dictador con afecciones de su estado de salud -alma mía de mi corazón-, preparar un oneroso evento de máxima teatralidad, muy propio de Benito Mussolini, en el que busca legitimar su pésimo desempeño institucional, el colapso de la economía, el rotundo fracaso en los graves problemas de salud, el amoral y sistemático ataque a los órganos electorales autónomos y el desprestigio de la cada vez más enorme oposición.

Inicia el año 2022 con la entrega de firmas (muchas falsificadas), promovidas por él mismo (acto antidemocrático), pues se infiere que se va a utilizar una figura de participación ciudadana y, somos nosotros los que debemos convocar, promover, recolectar firmas y entregar los paquetes a las autoridades electorales. ¿Miedo, señor dictador? Sus brigadas de morenos, sus (¿?) delegados de Bienestar y recur$o$ del erario se movilizaron para llevar a cabo la preparación del ridículo evento de abril del presente. Mensajes directos del dictador convocando a los ciudadanos a la “revocación”. De golpe y porrazo se anuncia el irregular y violatorio de la ley, el registro de automotores chatarra que circulan por millones en nuestro país. Es un descarado acto clientelar para su envidiosa conducta y, una total bofetada a los ciudadanos que cumplimos con las leyes hacendarias, pagando nuestros impuestos y apoyando a las empresas nacionales que producen y distribuyen automotores. Decreta el dictador la masiva regularización, para ser aclamado en “la revocación”. Los mexicanos patriotas daremos la espalda ante el teatro de títeres de la dictadura.