/ martes 5 de abril de 2022

A reflexionar | Dictadura y centralismo

“La ventaja de la democracia sobre las demás formas de gobierno es que hay en la democracia una casta interesada en sofocar el pensamiento para que no se la discuta” Ramiro de Maeztu

De acuerdo a nuestra constitución, nuestro régimen es republicano, representativo, federal y democrático, sin embargo en el presente, nos asfixia un sistema autoritario, mendaz, antidemocrático y centralista. Tiene como base de sustentación la aniquilación de los derechos humanos, la libertad de expresión, la condena constante de la oposición (los conservadores, según él) y el control total de todas las instituciones de una república federal. Es de afirmarse que cada expresión del dictador es “palabra de rey”, nadie se atreva a contradecirlo, porque no sirve, es hipócrita, traicionero y antigobiernista. Nuestro sistema federal consiste en establecer dos órganos de gobierno: el de la Federación propiamente dicho y el de los estados miembros. La lucha histórica entre quienes defendían el centralismo, proponían una monarquía, o bien, una república unitaria central. Fray Servando Teresa de Mier fue el líder de ellos. Quienes defendían el federalismo proponían una república federal, con tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y la unión en un pacto de las diferentes entidades, que se denominarían federativas.

México se integró a raíz de la Constitución de 1824, en una república federal, que integró al país en 19 estados, cuatro territorios y el Distrito Federal, que sería la sede de los poderes de la Unión. Sin embargo, los conservadores (el bloque clerical-terrateniente-militar) se opuso al federalismo y lo combatió con todo su poder económico y espiritual. Destacaron como conservadores: Antonio López de Santa Anna y Lucas Alamán. Fueron líderes de los liberales: Valentín Gómez Farías y José María Luis Mora. Guerras, invasiones extranjeras y la entrega de los conservadores a los invasores tipificaron una época que derramó sangre de mexicanos, encabezados por el presidente Benito Juárez. Se restableció la república federal, hasta 1876 en que producto de un golpe de Estado, Porfirio Díaz se apoderó del gobierno y estableció una dictadura que burló la ley y convirtió a los trabajadores (campesinos, obreros, mineros y artesanos) en peones y siervos de la gleba, esclavizados por terratenientes, militares y clericales de altos cargos.

Hoy, el dictador ordena a sus lacayos (las ss) que descalifiquen a periodistas, intelectuales y economistas, pero sobre todo a las instituciones democráticas y autónomas, como el INE, que ha logrado dar certidumbre y respeto a los procesos electorales. Actuará la dictadura con toda su fiereza para descuartizar al órgano del que nos enorgullecemos los mexicanos, y en su lugar, absorber la voluntad popular y manipularla, para que su “alteza serenísima” controle y centralice todas las áreas de la administración pública. Por lo pronto, ya tiene el Banco de México.


“La ventaja de la democracia sobre las demás formas de gobierno es que hay en la democracia una casta interesada en sofocar el pensamiento para que no se la discuta” Ramiro de Maeztu

De acuerdo a nuestra constitución, nuestro régimen es republicano, representativo, federal y democrático, sin embargo en el presente, nos asfixia un sistema autoritario, mendaz, antidemocrático y centralista. Tiene como base de sustentación la aniquilación de los derechos humanos, la libertad de expresión, la condena constante de la oposición (los conservadores, según él) y el control total de todas las instituciones de una república federal. Es de afirmarse que cada expresión del dictador es “palabra de rey”, nadie se atreva a contradecirlo, porque no sirve, es hipócrita, traicionero y antigobiernista. Nuestro sistema federal consiste en establecer dos órganos de gobierno: el de la Federación propiamente dicho y el de los estados miembros. La lucha histórica entre quienes defendían el centralismo, proponían una monarquía, o bien, una república unitaria central. Fray Servando Teresa de Mier fue el líder de ellos. Quienes defendían el federalismo proponían una república federal, con tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y la unión en un pacto de las diferentes entidades, que se denominarían federativas.

México se integró a raíz de la Constitución de 1824, en una república federal, que integró al país en 19 estados, cuatro territorios y el Distrito Federal, que sería la sede de los poderes de la Unión. Sin embargo, los conservadores (el bloque clerical-terrateniente-militar) se opuso al federalismo y lo combatió con todo su poder económico y espiritual. Destacaron como conservadores: Antonio López de Santa Anna y Lucas Alamán. Fueron líderes de los liberales: Valentín Gómez Farías y José María Luis Mora. Guerras, invasiones extranjeras y la entrega de los conservadores a los invasores tipificaron una época que derramó sangre de mexicanos, encabezados por el presidente Benito Juárez. Se restableció la república federal, hasta 1876 en que producto de un golpe de Estado, Porfirio Díaz se apoderó del gobierno y estableció una dictadura que burló la ley y convirtió a los trabajadores (campesinos, obreros, mineros y artesanos) en peones y siervos de la gleba, esclavizados por terratenientes, militares y clericales de altos cargos.

Hoy, el dictador ordena a sus lacayos (las ss) que descalifiquen a periodistas, intelectuales y economistas, pero sobre todo a las instituciones democráticas y autónomas, como el INE, que ha logrado dar certidumbre y respeto a los procesos electorales. Actuará la dictadura con toda su fiereza para descuartizar al órgano del que nos enorgullecemos los mexicanos, y en su lugar, absorber la voluntad popular y manipularla, para que su “alteza serenísima” controle y centralice todas las áreas de la administración pública. Por lo pronto, ya tiene el Banco de México.