/ martes 3 de mayo de 2022

A reflexionar | El traidor a la patria

“Debemos gritar ¡abajo los traidores!” Adolfo Hitler

Muy pronto los anarco-morenos, bajo las estrictas órdenes del dictador mexicano, mostraron sus tenebrosas intenciones en la Cámara de Diputados y la dirección nacional del acrónimo “Morena”. Los parlamentos surgieron en la historia para que las voces de diversa ideología se discutieran y se lograran acuerdos que mantuvieran la paz social y, para señalar los senderos para alcanzar el progreso de cada nación. Lamentablemente, en nuestra patria, los morenos se sienten amos y señores de la opinión pública y ¡cuidado! Que alguien piense y se exprese en contra de las ocurrencias y caprichos del dictador, porque es traidor al “hombre-bandera”, como solían nominar al asesino haitiano Francois Duvalier, es decir, al presidente. También recordaremos la estrella de David que les cosían en el lado izquierdo de su pecho a los “puercos judíos”, para denigrarlos, golpearlos y asesinarlos. ¡Buen aprendizaje de los lacayos de la NSDAP y de su dictador: Adolfo Hitler, señores camisas pardas, perdón, morenos!

Lo que se les debe agradecer a los morenos es que sus invitaciones fascistas al exhibir a quienes democráticamente votaron en contra de la autocracia presidencial con un alto valor civil del que la morenada carece. Deben leer despacio el artículo 27 constitucional y aplicar en sus discursos al debate como técnica grupal, para obtener conclusiones válidas y no amenazas hitlerianas de señalar con el dedo índice a quienes tuvieron la valentía de votar en contra de una reforma que pretendía mantener a nuestra patria en la muerte lenta de los energéticos fósiles. En efecto, el dictador quiere montar el andamiaje de un socialismo autoritario oligárquico, disfrazado de “participación ciudadana”.

El rotundo fracaso del soñado socialismo, sin clases sociales y con el lema: “De cada quién según sus necesidades, a cada quién según su trabajo”. Todos los países luchan por su libertad, su soberanía y su régimen de gobierno. Nuestra “Doctrina Estrada”, plasmada en nuestra constitución, presenta principios que son verdaderos paradigmas en política exterior. Primero, la no intervención de los extranjeros en los asuntos internos de cada país. Segundo, la libre determinación de cada país para organizarse políticamente. Tercero, la solución pacífica de las controversias entre las naciones. México, tiene más que merecido un verdadero régimen democrático-social, donde se viva en sana armonía y paz, con un amplio conocimiento de nuestras leyes y la función de nuestras instituciones. No queremos retroceder a la época de la Santa Inquisición ni a los condenables campos de concentración, tampoco queremos “caudillos” que nos quieran colocar un dogal a los mexicanos. Rechazaremos las mendacidades, anatemas y maldiciones de los cocodrilos morenos y daremos la bienvenida a las personas honestas, prístinas en su decir, pensar y hacer. No a la corrupción en cualquiera de sus formas. ¡Amamos a México!


“Debemos gritar ¡abajo los traidores!” Adolfo Hitler

Muy pronto los anarco-morenos, bajo las estrictas órdenes del dictador mexicano, mostraron sus tenebrosas intenciones en la Cámara de Diputados y la dirección nacional del acrónimo “Morena”. Los parlamentos surgieron en la historia para que las voces de diversa ideología se discutieran y se lograran acuerdos que mantuvieran la paz social y, para señalar los senderos para alcanzar el progreso de cada nación. Lamentablemente, en nuestra patria, los morenos se sienten amos y señores de la opinión pública y ¡cuidado! Que alguien piense y se exprese en contra de las ocurrencias y caprichos del dictador, porque es traidor al “hombre-bandera”, como solían nominar al asesino haitiano Francois Duvalier, es decir, al presidente. También recordaremos la estrella de David que les cosían en el lado izquierdo de su pecho a los “puercos judíos”, para denigrarlos, golpearlos y asesinarlos. ¡Buen aprendizaje de los lacayos de la NSDAP y de su dictador: Adolfo Hitler, señores camisas pardas, perdón, morenos!

Lo que se les debe agradecer a los morenos es que sus invitaciones fascistas al exhibir a quienes democráticamente votaron en contra de la autocracia presidencial con un alto valor civil del que la morenada carece. Deben leer despacio el artículo 27 constitucional y aplicar en sus discursos al debate como técnica grupal, para obtener conclusiones válidas y no amenazas hitlerianas de señalar con el dedo índice a quienes tuvieron la valentía de votar en contra de una reforma que pretendía mantener a nuestra patria en la muerte lenta de los energéticos fósiles. En efecto, el dictador quiere montar el andamiaje de un socialismo autoritario oligárquico, disfrazado de “participación ciudadana”.

El rotundo fracaso del soñado socialismo, sin clases sociales y con el lema: “De cada quién según sus necesidades, a cada quién según su trabajo”. Todos los países luchan por su libertad, su soberanía y su régimen de gobierno. Nuestra “Doctrina Estrada”, plasmada en nuestra constitución, presenta principios que son verdaderos paradigmas en política exterior. Primero, la no intervención de los extranjeros en los asuntos internos de cada país. Segundo, la libre determinación de cada país para organizarse políticamente. Tercero, la solución pacífica de las controversias entre las naciones. México, tiene más que merecido un verdadero régimen democrático-social, donde se viva en sana armonía y paz, con un amplio conocimiento de nuestras leyes y la función de nuestras instituciones. No queremos retroceder a la época de la Santa Inquisición ni a los condenables campos de concentración, tampoco queremos “caudillos” que nos quieran colocar un dogal a los mexicanos. Rechazaremos las mendacidades, anatemas y maldiciones de los cocodrilos morenos y daremos la bienvenida a las personas honestas, prístinas en su decir, pensar y hacer. No a la corrupción en cualquiera de sus formas. ¡Amamos a México!