/ martes 17 de mayo de 2022

A reflexionar | Maestro insustituible

“Antes que los niños y las mujeres, salvad a los maestros, porque poseen nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestra razón de ser”. Arenga en el genocidio del ghetto de Varsovia.

Sergio Armendáriz Royval

Cada 15 de mayo, reflexionamos sobre el significado del concepto: maestro. Ante el ciclópeo avance de las telecomunicaciones, de la tecnología y de la ciencia en general, existen personas que esgrimen el argumento de que el futuro para los maestros está próximo a llegar a su fin. No se va a enumerar la cantidad de herramientas que ha creado el hombre, son muchas, y no se digan los procesos, por ello con soberbia presumen del uso de dichas creaciones. Pero ¿qué es el maestro? ¿Concluyó su tarea histórico-social? Imposible descarnar la labor humanística de los profesores, para lograr la mejor herencia que un ser humano puede dejar a otro: “Enseñar a aprender”. Para devaluar tan afectivo proceso, muchas personas acuden a la vanidad de desprestigiar tan noble tarea, que de suyo justifica todo lo que el hombre ha creado. Se escuchan frases, como: “Los maestros se quedaron atrás”, “sus métodos son obsoletos”, “son unos ignorantes”, empero no reflexionan que el discípulo debe ejercitar la memoria no para convertirla en un solo recurso de la enseñanza- aprendizaje, sino para acercar al educando a la naturaleza que le rodea.

El maestro no puede ser cambiado por objetos que al final no dejan de ser eso, objetos. Surge entonces el “eros pedagógico” de los maestros, porque el hecho pedagógico es un proceso de amor, a la verdad, a la objetividad, a la bondad y a la sabiduría. Queremos exigir a los maestros la transferencia de los valores universales que nos convierten en seres humanos útiles a nosotros mismos y al prójimo, ¡bien hecho! La labor de los maestros queda grabada en los muros indestructibles de nuestras conciencias y crece día a día. Con el conocimiento, no termina el proceso enseñanza-aprendizaje, al contrario, es el inicio, pues los maestros deben pasar al siguiente paso, la comprensión, este es un gran reto que tienen los maestros, es decir, el conocimiento debe ser debidamente comprendido, y de esa manera, pasar al tercer paso, el convencimiento, es decir, la convicción. Esa será la gran satisfacción de la hermosa y compleja labor docente. Reitero, al alumno se le debe enseñar a aprender. Por este noble medio, rindo un homenaje a maestros que dejaron honda huella en mi conciencia: de primaria, Justo Toledo, de la Ciudad de México, de la secundaria, a Guillermina Diéguez, a Manuel Fierro, a Armando B. Chávez en Cd. Juárez, también en la preparatoria. Recuerdo de la Normal Nocturna de Cd. Juárez a, Manuel Guaderrama, Carlos Irigoyen, a Fernando Pacheco y a Margarita Ishida. De la Normal Superior José E. Medrano, a Carlos Flores, Carlos Urquidi, “La Leona” Contreras y al maestro Rivas Calderón. ¡Loor eterno a todos los maestros!


“Antes que los niños y las mujeres, salvad a los maestros, porque poseen nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestra razón de ser”. Arenga en el genocidio del ghetto de Varsovia.

Sergio Armendáriz Royval

Cada 15 de mayo, reflexionamos sobre el significado del concepto: maestro. Ante el ciclópeo avance de las telecomunicaciones, de la tecnología y de la ciencia en general, existen personas que esgrimen el argumento de que el futuro para los maestros está próximo a llegar a su fin. No se va a enumerar la cantidad de herramientas que ha creado el hombre, son muchas, y no se digan los procesos, por ello con soberbia presumen del uso de dichas creaciones. Pero ¿qué es el maestro? ¿Concluyó su tarea histórico-social? Imposible descarnar la labor humanística de los profesores, para lograr la mejor herencia que un ser humano puede dejar a otro: “Enseñar a aprender”. Para devaluar tan afectivo proceso, muchas personas acuden a la vanidad de desprestigiar tan noble tarea, que de suyo justifica todo lo que el hombre ha creado. Se escuchan frases, como: “Los maestros se quedaron atrás”, “sus métodos son obsoletos”, “son unos ignorantes”, empero no reflexionan que el discípulo debe ejercitar la memoria no para convertirla en un solo recurso de la enseñanza- aprendizaje, sino para acercar al educando a la naturaleza que le rodea.

El maestro no puede ser cambiado por objetos que al final no dejan de ser eso, objetos. Surge entonces el “eros pedagógico” de los maestros, porque el hecho pedagógico es un proceso de amor, a la verdad, a la objetividad, a la bondad y a la sabiduría. Queremos exigir a los maestros la transferencia de los valores universales que nos convierten en seres humanos útiles a nosotros mismos y al prójimo, ¡bien hecho! La labor de los maestros queda grabada en los muros indestructibles de nuestras conciencias y crece día a día. Con el conocimiento, no termina el proceso enseñanza-aprendizaje, al contrario, es el inicio, pues los maestros deben pasar al siguiente paso, la comprensión, este es un gran reto que tienen los maestros, es decir, el conocimiento debe ser debidamente comprendido, y de esa manera, pasar al tercer paso, el convencimiento, es decir, la convicción. Esa será la gran satisfacción de la hermosa y compleja labor docente. Reitero, al alumno se le debe enseñar a aprender. Por este noble medio, rindo un homenaje a maestros que dejaron honda huella en mi conciencia: de primaria, Justo Toledo, de la Ciudad de México, de la secundaria, a Guillermina Diéguez, a Manuel Fierro, a Armando B. Chávez en Cd. Juárez, también en la preparatoria. Recuerdo de la Normal Nocturna de Cd. Juárez a, Manuel Guaderrama, Carlos Irigoyen, a Fernando Pacheco y a Margarita Ishida. De la Normal Superior José E. Medrano, a Carlos Flores, Carlos Urquidi, “La Leona” Contreras y al maestro Rivas Calderón. ¡Loor eterno a todos los maestros!