/ viernes 22 de octubre de 2021

Aborto… amoral

En un debate televisivo este 6 de octubre, Elsa Méndez, una joven de 18 años frente a otros cuatro que defendían el aborto, precisó con un gran temple: “Quiero usar otros términos de los que se han estado usando hasta ahora, pues lo que hacen es ‘blanquear’ este crimen, que no lo voy a llamar ‘aborto’, porque lo que realmente es, es un asesinato intrauterino. Y ustedes no van a ser ‘los a favor del aborto’ y yo ‘la pro-vida’, sino que yo voy a ser pro-vida, y ustedes van a ser los pro-muerte, porque es eso”.

Asimismo, cuestionó a los que creen que la manera de ayudar a esa mujer es permitirle que asesine a su hijo. Para apoyar a la mujer hay que darle garantías de que va a tener un apoyo emocional y unos recursos económicos.

Con ironía dijo: “El aborto seguirá ocurriendo aunque sea ilegal. Si algo malo va a seguir sucediendo por mucho que yo lo prohíba, y tengo que intentar que aquello sea seguro, y como tampoco voy a poder eliminar las violaciones al cien por ciento, quizás podríamos preparar unos lugares con un colchón para que haya violaciones seguras”.

Después comentó: “He recibido muchísimas críticas, muchísimos mensajes llenos de odio. Pero también he recibido muchísimos mensajes de apoyo, que agradezco porque una gran cantidad de gente está despertando de este engaño abortista. Y también he recibido más de veinte mensajes de gente que ha cambiado de opinión después de ver mi debate, y esto tiene un valor infinito. Por lo tanto, no voy a pedir perdón por algo que no he dicho, y tampoco voy a pedir perdón por lo que sí dije, porque estoy en lo cierto y totalmente convencida de que el aborto siempre es un crimen”.

Por lo que pude ver en el video de este programa me llamó la atención la calma que Elsa supo mantener durante todo el tiempo a pesar de que estaba sola contra cuatro que no sólo pensaban diferente, sino que le hacían ataques personales. Asunto que no considero válido cuando se trata de distinguir la verdad o conveniencia de cualquier tema. En concreto, uno de ellos la tachaba de “fascista” y otros epítetos denigrantes de carácter político, a lo que ella simplemente contestaba que no era el tema.

Una mujer insistía en que el aborto no es un asunto moral, sino “sociológico” y “económico” y cuando escuchaba las razones que daba Elsa interrumpía insistentemente con gestos burlones y de claro desagrado. Me resulta sumamente peligroso que un tema tan exageradamente importante —por ser de vida o muerte— quieran manejarlo sin tomar el punto de vista moral, es decir ético, reduciéndolo dentro de una visión pragmática —utilitarista—. Cuando se cae en este error fundamental al ser humano se le trata como un animal de granja.


A los oponentes se les notaba un tono molesto que dejaba ver que se sentían superados por los argumentos claros y contundentes.

El masivo respaldo a Elsa ante los ataques llevó a que #TodosSomosElsa se convierta en una de las principales tendencias en Twitter en España a mediados de octubre.


www.padrealejandro.org


En un debate televisivo este 6 de octubre, Elsa Méndez, una joven de 18 años frente a otros cuatro que defendían el aborto, precisó con un gran temple: “Quiero usar otros términos de los que se han estado usando hasta ahora, pues lo que hacen es ‘blanquear’ este crimen, que no lo voy a llamar ‘aborto’, porque lo que realmente es, es un asesinato intrauterino. Y ustedes no van a ser ‘los a favor del aborto’ y yo ‘la pro-vida’, sino que yo voy a ser pro-vida, y ustedes van a ser los pro-muerte, porque es eso”.

Asimismo, cuestionó a los que creen que la manera de ayudar a esa mujer es permitirle que asesine a su hijo. Para apoyar a la mujer hay que darle garantías de que va a tener un apoyo emocional y unos recursos económicos.

Con ironía dijo: “El aborto seguirá ocurriendo aunque sea ilegal. Si algo malo va a seguir sucediendo por mucho que yo lo prohíba, y tengo que intentar que aquello sea seguro, y como tampoco voy a poder eliminar las violaciones al cien por ciento, quizás podríamos preparar unos lugares con un colchón para que haya violaciones seguras”.

Después comentó: “He recibido muchísimas críticas, muchísimos mensajes llenos de odio. Pero también he recibido muchísimos mensajes de apoyo, que agradezco porque una gran cantidad de gente está despertando de este engaño abortista. Y también he recibido más de veinte mensajes de gente que ha cambiado de opinión después de ver mi debate, y esto tiene un valor infinito. Por lo tanto, no voy a pedir perdón por algo que no he dicho, y tampoco voy a pedir perdón por lo que sí dije, porque estoy en lo cierto y totalmente convencida de que el aborto siempre es un crimen”.

Por lo que pude ver en el video de este programa me llamó la atención la calma que Elsa supo mantener durante todo el tiempo a pesar de que estaba sola contra cuatro que no sólo pensaban diferente, sino que le hacían ataques personales. Asunto que no considero válido cuando se trata de distinguir la verdad o conveniencia de cualquier tema. En concreto, uno de ellos la tachaba de “fascista” y otros epítetos denigrantes de carácter político, a lo que ella simplemente contestaba que no era el tema.

Una mujer insistía en que el aborto no es un asunto moral, sino “sociológico” y “económico” y cuando escuchaba las razones que daba Elsa interrumpía insistentemente con gestos burlones y de claro desagrado. Me resulta sumamente peligroso que un tema tan exageradamente importante —por ser de vida o muerte— quieran manejarlo sin tomar el punto de vista moral, es decir ético, reduciéndolo dentro de una visión pragmática —utilitarista—. Cuando se cae en este error fundamental al ser humano se le trata como un animal de granja.


A los oponentes se les notaba un tono molesto que dejaba ver que se sentían superados por los argumentos claros y contundentes.

El masivo respaldo a Elsa ante los ataques llevó a que #TodosSomosElsa se convierta en una de las principales tendencias en Twitter en España a mediados de octubre.


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