/ viernes 8 de julio de 2022

Actitud ante el trabajo

Por: Mario Góngora H.


Es difícil que una sociedad alcance el verdadero progreso si sólo trabaja por el dinero que le produce.

Cuando pagamos algo, es aprender a valorar las cosas y para hacerlo.se necesita desarrollar algo que reviva en el hombre el placer de trabajar, de producir, como cuando jugábamos cuando éramos niños. Para la 4t es deplorable que alguien tenga ambiciones.

Juego y trabajo para sólo unos pocos son la misma cosa. Pero para que resulte motivador y fructífero para la mayoría, necesitamos hacer del trabajo una diversión, un placer y una desesperante necesidad. Es como con los niños que nunca se cansan de jugar. Pero cuando llegamos a la edad del trabajar, podemos notar que ya no nos divierte como sucedía cuando niños.

La diferencia entre el juego y el trabajo es solamente que cuando jugamos es porque queremos hacerlo y cuando trabajamos es porque tenemos que hacerlo. Cuando jugamos, el pago va directo al corazón y cuando trabajamos el pago va al bolsillo.

A mayor edad, más es el olvido de cómo jugar. Ya grande, el hombre sólo considera el juego de las cartas, el dominó, el fut y otros deportes. Cuando chicos, nos gustaba jugar a hacer casas en los árboles, al yoyo, a las canicas, al trompo, al balero, con los patines, a hacer columpios, a observar la naturaleza. Ahora, todo trabajo nos pesa y nos aburre.

Cuando una persona hace de su trabajo una diversión, no necesita siquiera de unas vacaciones. Trabajar es hacer las cosas con suficiente entusiasmo, bien hechas y a tiempo encontrando el ello, gran placer. Es usar en nuestro trabajo no sólo las manos, sino también nuestra mente y nuestra alma.

Existe una gran diferencia entre “estar haciendo” y “haber hecho” y esto se observa en la vida de cualquier persona de edad. La vejez no se apodera realmente de alguien que está activamente ocupado, pero si abandona el trabajo, la senilidad lo devora como una fiera hambrienta y despiadada. Los que esperan su día de jubilación con esperanza , no hay error en asegurar que en ese momento se inicia su declive, su viaje hacia el abismo físico y mental.

Efectivamente muchas veces es placentero volver la vista al pasado, pero jamás debemos soltar la imaginación ante la inactividad, y el dejar de concebir y tener nuevas ideas para el presente y para el futuro. Lo que hace al hombre son sus acciones, por lo que el trabajo constituye su vida por necesidad.

El trabajo no solamente es tal o cuál número de horas trabajadas. El trabajo es un reto, un desafío para demostrar la fuerza de nuestra voluntad, nuestras habilidades y nuestro entusiasmo, por lo que el que encuentra en el trabajo interés, placer, orgullo, diversión y hasta descanso en su desempeño, seguramente prosperará mucho más que el que piensa que el trabajo es un castigo en el que hay que “ganarse el pan con el sudor de su frente”.


Por: Mario Góngora H.


Es difícil que una sociedad alcance el verdadero progreso si sólo trabaja por el dinero que le produce.

Cuando pagamos algo, es aprender a valorar las cosas y para hacerlo.se necesita desarrollar algo que reviva en el hombre el placer de trabajar, de producir, como cuando jugábamos cuando éramos niños. Para la 4t es deplorable que alguien tenga ambiciones.

Juego y trabajo para sólo unos pocos son la misma cosa. Pero para que resulte motivador y fructífero para la mayoría, necesitamos hacer del trabajo una diversión, un placer y una desesperante necesidad. Es como con los niños que nunca se cansan de jugar. Pero cuando llegamos a la edad del trabajar, podemos notar que ya no nos divierte como sucedía cuando niños.

La diferencia entre el juego y el trabajo es solamente que cuando jugamos es porque queremos hacerlo y cuando trabajamos es porque tenemos que hacerlo. Cuando jugamos, el pago va directo al corazón y cuando trabajamos el pago va al bolsillo.

A mayor edad, más es el olvido de cómo jugar. Ya grande, el hombre sólo considera el juego de las cartas, el dominó, el fut y otros deportes. Cuando chicos, nos gustaba jugar a hacer casas en los árboles, al yoyo, a las canicas, al trompo, al balero, con los patines, a hacer columpios, a observar la naturaleza. Ahora, todo trabajo nos pesa y nos aburre.

Cuando una persona hace de su trabajo una diversión, no necesita siquiera de unas vacaciones. Trabajar es hacer las cosas con suficiente entusiasmo, bien hechas y a tiempo encontrando el ello, gran placer. Es usar en nuestro trabajo no sólo las manos, sino también nuestra mente y nuestra alma.

Existe una gran diferencia entre “estar haciendo” y “haber hecho” y esto se observa en la vida de cualquier persona de edad. La vejez no se apodera realmente de alguien que está activamente ocupado, pero si abandona el trabajo, la senilidad lo devora como una fiera hambrienta y despiadada. Los que esperan su día de jubilación con esperanza , no hay error en asegurar que en ese momento se inicia su declive, su viaje hacia el abismo físico y mental.

Efectivamente muchas veces es placentero volver la vista al pasado, pero jamás debemos soltar la imaginación ante la inactividad, y el dejar de concebir y tener nuevas ideas para el presente y para el futuro. Lo que hace al hombre son sus acciones, por lo que el trabajo constituye su vida por necesidad.

El trabajo no solamente es tal o cuál número de horas trabajadas. El trabajo es un reto, un desafío para demostrar la fuerza de nuestra voluntad, nuestras habilidades y nuestro entusiasmo, por lo que el que encuentra en el trabajo interés, placer, orgullo, diversión y hasta descanso en su desempeño, seguramente prosperará mucho más que el que piensa que el trabajo es un castigo en el que hay que “ganarse el pan con el sudor de su frente”.