/ martes 11 de junio de 2019

¡Agua, por favor!

En este mundo lleno de artificios de colores, de aromas ficticios, de sabores fabricados, de ruidos incesantes, de actividad imparable y comodidad demandante, se manifiesta el poder del agua pura, esa transparente y vivificadora sustancia que cuando falta, apaga el alboroto de la vida; por eso una y otra vez brota imprescindible desde la devaluación que se le quiere dar, para enseñarnos año con año que sin ella simple y sencillamente no vivimos.

Hombres y mujeres que habitamos el planeta Tierra hemos de aprender por las buenas o por las malas, que al agua se le cuida y que en esta multiplicación de la raza humana, los métodos sanos y moderados de uso y preservación de los cuerpos acuáticos son ya una prioridad, no podemos seguir desdeñando la urgencia de valorar y cuidar el agua, y sobre todo debemos aceptar que lo justo es la equidad en el suministro.

Los estilos de vida se extienden en esa influencia de hacer y consumir lo del momento, estamos bombardeados de sugerencias para adoptar conductas, pero he ahí la responsabilidad individual de analizar qué estamos haciendo para satisfacer nuestras “necesidades”, nuestros gustos.

Vivimos en un área desértica y como tal debemos adoptar un estilo de vida que combine con lo que este ecosistema nos da.

Las imágenes de otros medios naturales nos seducen con paisajes que exuberantes hipnotizan con un exceso de verde que nos lleva a querer tener algo parecido en este desierto que manifiesta naturalmente su belleza de otra manera.

Es tiempo que aceptemos y amemos el lugar en el que vivimos y cambiemos nuestros hábitos para cuidar lo que ofrece este pedazo de tierra que nos acoge, que celebremos lo que de este suelo brota y lo cuidemos para que el ecosistema persista.

En todo el mundo nos toca cuidar el agua, porque cada gota utilizada tendrá que pasar por una depuración natural o artificial para poder ser usada de nuevo.

Te invito a que este verano aprecies el agua, la cuides y la uses con moderación.

Los vicios de estarla desperdiciando deben desaparecer en una solidaridad conjunta.

Hacer conciencia de que los mantos acuíferos son de todos y para todos y que el desperdicio refleja una baja en perjuicio de todos.

Agradecer que tenemos este líquido es vital, porque esa reverencia a la naturaleza crea la conciencia de cuidarla.

El agua no tiene precio, valorémosla usando sólo la necesaria.


En este mundo lleno de artificios de colores, de aromas ficticios, de sabores fabricados, de ruidos incesantes, de actividad imparable y comodidad demandante, se manifiesta el poder del agua pura, esa transparente y vivificadora sustancia que cuando falta, apaga el alboroto de la vida; por eso una y otra vez brota imprescindible desde la devaluación que se le quiere dar, para enseñarnos año con año que sin ella simple y sencillamente no vivimos.

Hombres y mujeres que habitamos el planeta Tierra hemos de aprender por las buenas o por las malas, que al agua se le cuida y que en esta multiplicación de la raza humana, los métodos sanos y moderados de uso y preservación de los cuerpos acuáticos son ya una prioridad, no podemos seguir desdeñando la urgencia de valorar y cuidar el agua, y sobre todo debemos aceptar que lo justo es la equidad en el suministro.

Los estilos de vida se extienden en esa influencia de hacer y consumir lo del momento, estamos bombardeados de sugerencias para adoptar conductas, pero he ahí la responsabilidad individual de analizar qué estamos haciendo para satisfacer nuestras “necesidades”, nuestros gustos.

Vivimos en un área desértica y como tal debemos adoptar un estilo de vida que combine con lo que este ecosistema nos da.

Las imágenes de otros medios naturales nos seducen con paisajes que exuberantes hipnotizan con un exceso de verde que nos lleva a querer tener algo parecido en este desierto que manifiesta naturalmente su belleza de otra manera.

Es tiempo que aceptemos y amemos el lugar en el que vivimos y cambiemos nuestros hábitos para cuidar lo que ofrece este pedazo de tierra que nos acoge, que celebremos lo que de este suelo brota y lo cuidemos para que el ecosistema persista.

En todo el mundo nos toca cuidar el agua, porque cada gota utilizada tendrá que pasar por una depuración natural o artificial para poder ser usada de nuevo.

Te invito a que este verano aprecies el agua, la cuides y la uses con moderación.

Los vicios de estarla desperdiciando deben desaparecer en una solidaridad conjunta.

Hacer conciencia de que los mantos acuíferos son de todos y para todos y que el desperdicio refleja una baja en perjuicio de todos.

Agradecer que tenemos este líquido es vital, porque esa reverencia a la naturaleza crea la conciencia de cuidarla.

El agua no tiene precio, valorémosla usando sólo la necesaria.


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