/ viernes 18 de mayo de 2018

Agua y aceite en Morena 3ª parte

Después de ver la entrevista de López Obrador en Tercer Grado y el primer debate, pero especialmente la entrevista, en un momento dado estaba irritado, lo que no me sucede al escuchar propuestas de cualquier ideología, y me detuve a reflexionar ¿qué era lo que me molestaba?, pues eran sus propuestas simples para resolver problemas nacionales complejísimos, prometiendo una cuarta cruzada histórica. Por ello en este y en los próximos artículos analizaré sus méritos y posibilidades desde una óptica también simple.

El sábado antepasado analizamos por qué era imposible que AMLO incluyera al variopinto grupo de expriístas, expanistas, empresarios y personajes que estuvieron involucrados en escándalos y corrupción en el pasado, a la hora de fundar Morena porque los rechazaría la militancia y porque las bases del partido habrían rechazado su inclusión en la campaña, si las hubieran consultado.

El sábado pasado analizamos cómo en realidad no existen los 500 mil millones de pesos que, afirma AMLO, se ahorrarán gracias a que en su gobierno ya no habrá corrupción en las altas esferas de la burocracia federal, y de donde saldría para cumplir sus promesas de campaña sin incrementar la deuda pública ni subir los impuestos.

Explicamos cómo el contratista o proveedor afortunado, baja la calidad de la obra, bienes y servicios para pagar las mordidas del 10 o 20 por ciento, por lo cual en caso de que AMLO llegue a la presidencia y cumpla, las obras, proyectos y compras simplemente se realizarían de acuerdo con las especificaciones y por lo tanto no habrá ahorros” y entonces no sobrarán 500 mil millones para cumplir con las becas, apoyos e incremento a las pensiones.

Hoy hablaremos sobre la promesa de AMLO de derogar la reforma educativa. Esta reforma tuvo dos ejes, el primero evaluar a los maestros desde que buscan su primer empleo recién graduados de las normales, debido a la estrepitosa caída del nivel educativo de la educación pública, donde tenemos graduados de primaria y secundaria que no saben leer, escribir y aritmética y, por lo tanto, cuando llegan a preparatoria a pensar e investigar, en una época donde la riqueza se genera con conocimiento y tecnología.

A los maestros frente a grupo se les dio dos oportunidades de evaluación para conservar su plaza, dos años seguidos e incluso si reprobaban por segunda ocasión se les enviara a realizar actividades administrativas. Pero lo que les duele es la modificación y simplificación de las prestaciones y bonos a que cientos de miles de maestros incompetentes se habían acostumbrado, sin merecerlas.

Donde lo más sabroso de las decisiones y del pastel presupuestal educativo era la intervención del sindicato en decisiones operativas administrativas que jamás el Estado debió entregar ni compartir, donde se traficaban y heredaban las plazas, otorgándolas en lugares lejanos cuando el infeliz maestro no tenía palancas o como amenaza para disciplinar a los adversarios del o los dirigentes del momento.

AMLO afirma que se derogará la reforma actual y se realizará una nueva pero consultando al magisterio, por lo que me pregunto y le pregunto mi estimado lector, si será realista preguntarle a los dirigentes y grupos corruptos de las secciones sindicales y a los maestros indolentes e incapaces, ¿cómo quitarles privilegios que significan millones de pesos o pedirles que diseñen y se pongan la soga al cuello con evaluaciones donde miles con seguridad perderían su plaza magisterial, por inpreparados, incapaces y o indolentes? Millones de votos que se negocian psicológica y corporativamente.

Después de ver la entrevista de López Obrador en Tercer Grado y el primer debate, pero especialmente la entrevista, en un momento dado estaba irritado, lo que no me sucede al escuchar propuestas de cualquier ideología, y me detuve a reflexionar ¿qué era lo que me molestaba?, pues eran sus propuestas simples para resolver problemas nacionales complejísimos, prometiendo una cuarta cruzada histórica. Por ello en este y en los próximos artículos analizaré sus méritos y posibilidades desde una óptica también simple.

El sábado antepasado analizamos por qué era imposible que AMLO incluyera al variopinto grupo de expriístas, expanistas, empresarios y personajes que estuvieron involucrados en escándalos y corrupción en el pasado, a la hora de fundar Morena porque los rechazaría la militancia y porque las bases del partido habrían rechazado su inclusión en la campaña, si las hubieran consultado.

El sábado pasado analizamos cómo en realidad no existen los 500 mil millones de pesos que, afirma AMLO, se ahorrarán gracias a que en su gobierno ya no habrá corrupción en las altas esferas de la burocracia federal, y de donde saldría para cumplir sus promesas de campaña sin incrementar la deuda pública ni subir los impuestos.

Explicamos cómo el contratista o proveedor afortunado, baja la calidad de la obra, bienes y servicios para pagar las mordidas del 10 o 20 por ciento, por lo cual en caso de que AMLO llegue a la presidencia y cumpla, las obras, proyectos y compras simplemente se realizarían de acuerdo con las especificaciones y por lo tanto no habrá ahorros” y entonces no sobrarán 500 mil millones para cumplir con las becas, apoyos e incremento a las pensiones.

Hoy hablaremos sobre la promesa de AMLO de derogar la reforma educativa. Esta reforma tuvo dos ejes, el primero evaluar a los maestros desde que buscan su primer empleo recién graduados de las normales, debido a la estrepitosa caída del nivel educativo de la educación pública, donde tenemos graduados de primaria y secundaria que no saben leer, escribir y aritmética y, por lo tanto, cuando llegan a preparatoria a pensar e investigar, en una época donde la riqueza se genera con conocimiento y tecnología.

A los maestros frente a grupo se les dio dos oportunidades de evaluación para conservar su plaza, dos años seguidos e incluso si reprobaban por segunda ocasión se les enviara a realizar actividades administrativas. Pero lo que les duele es la modificación y simplificación de las prestaciones y bonos a que cientos de miles de maestros incompetentes se habían acostumbrado, sin merecerlas.

Donde lo más sabroso de las decisiones y del pastel presupuestal educativo era la intervención del sindicato en decisiones operativas administrativas que jamás el Estado debió entregar ni compartir, donde se traficaban y heredaban las plazas, otorgándolas en lugares lejanos cuando el infeliz maestro no tenía palancas o como amenaza para disciplinar a los adversarios del o los dirigentes del momento.

AMLO afirma que se derogará la reforma actual y se realizará una nueva pero consultando al magisterio, por lo que me pregunto y le pregunto mi estimado lector, si será realista preguntarle a los dirigentes y grupos corruptos de las secciones sindicales y a los maestros indolentes e incapaces, ¿cómo quitarles privilegios que significan millones de pesos o pedirles que diseñen y se pongan la soga al cuello con evaluaciones donde miles con seguridad perderían su plaza magisterial, por inpreparados, incapaces y o indolentes? Millones de votos que se negocian psicológica y corporativamente.