/ jueves 18 de junio de 2020

¡Aguas con el agua!

Respaldada por la Guardia Nacional la Conagua ordenó abrir las compuertas de la presa Luis L. León (El Granero) para extraer parte del agua que México le debe pagar a Estados Unidos en este año.

La reacción de los usuarios del Distrito 090 de Ojinaga no se hizo esperar y tomaron el puente internacional de esta población, además de realizar manifestaciones públicas. El delegado estatal de la Secretaría del Bienestar fue retenido por horas en la Presidencia municipal y quemaron tres camionetas de esta dependencia federal.

La Guardia Nacional no intervino en esta ocasión para calmar los ánimos y fueron los policías estatales los que tuvieron que sofocar las protestas. Mientras de la presa El Granero se siguen extrayendo 20 metros cúbicos por segundo.

Este es el segundo conflicto violento entre los agricultores y las fuerzas de seguridad debido a la negativa de los primeros a que se les prive del vital líquido exponiendo con ello su producción anual.

Hace unas semanas en este año la Guardia Nacional fue enfrentada por cientos de usuarios del Distrito 05 cuando empleados de Conagua abrieron las compuertas de la presa La Boquilla. Varios vehículos oficiales fueron incendiados y se tomaron las carreteras, así como las vías del tren.

En esa ocasión la intervención del gobierno estatal logró que se pospusieran las extracciones, pero ahora la Conagua vuelve a intentar liberar el agua para pagar el adeudo con el vecino país.

El problema de este conflicto radica en que México se comprometió en mayo de este año a entregarle a los Estados Unidos 525 millones de metros cúbicos, 300 millones de la presa La Boquilla, 150 millones de la presa Francisco I. Madero y 75 millones de la Luis L. León.

Sin la presencia aún en el estado de la titular de la Conagua y menos de un diálogo directo con los usuarios afectados, el gobierno federal minimiza las protestas y en voz del presidente las considera sólo como maniobras electorales reiterando que se cumplirá con lo pactado con el gobierno estadounidense.

Obviamente el justificado enojo de los agricultores y habitantes de los municipios perjudicados aumenta al igual que la temperatura en Chihuahua, pues sin la presencia aún de las lluvias sería un grave riesgo que se quedaran sin el vital líquido para asegurar sus cosechas de este año.

El agua es esencial para los distritos de riego y para los chihuahuenses al vivir en una zona que va de lo semidesértico a lo desértico como es el caso de Ojinaga.

Así pues, no se trata de una batalla electoral como lo imagina AMLO, sino una lucha por la vida no sólo de los sembradíos, sino también de las poblaciones involucradas. Por ello no se debe cumplir con el Tratado Internacional de Aguas sin antes asegurar la subsistencia de los principales centros de producción agrícola del estado.

Antes de que siga escalando peligrosamente esta guerra por el agua se debería llegar a un acuerdo equitativo para las dos partes, para lo cual el gobierno estatal debería enfocar todos sus esfuerzos en lugar de perder el tiempo con reformas electorales fuera de tiempo. Así que hay que recordarles a nuestros representantes políticos: ¡aguas con el agua!

Respaldada por la Guardia Nacional la Conagua ordenó abrir las compuertas de la presa Luis L. León (El Granero) para extraer parte del agua que México le debe pagar a Estados Unidos en este año.

La reacción de los usuarios del Distrito 090 de Ojinaga no se hizo esperar y tomaron el puente internacional de esta población, además de realizar manifestaciones públicas. El delegado estatal de la Secretaría del Bienestar fue retenido por horas en la Presidencia municipal y quemaron tres camionetas de esta dependencia federal.

La Guardia Nacional no intervino en esta ocasión para calmar los ánimos y fueron los policías estatales los que tuvieron que sofocar las protestas. Mientras de la presa El Granero se siguen extrayendo 20 metros cúbicos por segundo.

Este es el segundo conflicto violento entre los agricultores y las fuerzas de seguridad debido a la negativa de los primeros a que se les prive del vital líquido exponiendo con ello su producción anual.

Hace unas semanas en este año la Guardia Nacional fue enfrentada por cientos de usuarios del Distrito 05 cuando empleados de Conagua abrieron las compuertas de la presa La Boquilla. Varios vehículos oficiales fueron incendiados y se tomaron las carreteras, así como las vías del tren.

En esa ocasión la intervención del gobierno estatal logró que se pospusieran las extracciones, pero ahora la Conagua vuelve a intentar liberar el agua para pagar el adeudo con el vecino país.

El problema de este conflicto radica en que México se comprometió en mayo de este año a entregarle a los Estados Unidos 525 millones de metros cúbicos, 300 millones de la presa La Boquilla, 150 millones de la presa Francisco I. Madero y 75 millones de la Luis L. León.

Sin la presencia aún en el estado de la titular de la Conagua y menos de un diálogo directo con los usuarios afectados, el gobierno federal minimiza las protestas y en voz del presidente las considera sólo como maniobras electorales reiterando que se cumplirá con lo pactado con el gobierno estadounidense.

Obviamente el justificado enojo de los agricultores y habitantes de los municipios perjudicados aumenta al igual que la temperatura en Chihuahua, pues sin la presencia aún de las lluvias sería un grave riesgo que se quedaran sin el vital líquido para asegurar sus cosechas de este año.

El agua es esencial para los distritos de riego y para los chihuahuenses al vivir en una zona que va de lo semidesértico a lo desértico como es el caso de Ojinaga.

Así pues, no se trata de una batalla electoral como lo imagina AMLO, sino una lucha por la vida no sólo de los sembradíos, sino también de las poblaciones involucradas. Por ello no se debe cumplir con el Tratado Internacional de Aguas sin antes asegurar la subsistencia de los principales centros de producción agrícola del estado.

Antes de que siga escalando peligrosamente esta guerra por el agua se debería llegar a un acuerdo equitativo para las dos partes, para lo cual el gobierno estatal debería enfocar todos sus esfuerzos en lugar de perder el tiempo con reformas electorales fuera de tiempo. Así que hay que recordarles a nuestros representantes políticos: ¡aguas con el agua!