/ sábado 24 de marzo de 2018

Alertas a fundadores y descendientes

Hago ahora alertas a los fundadores y descendientes para no caer en las tentaciones de actos ilícitos o fraudes dentro o fuera del negocio.


Así como hice alertas a descendientes para no caer en adicciones o actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico. Muchos con origen por la ignorancia y la pobreza, en este caso por falta de previsión elemental.


Me explico: muchos, la mayoría, si es que no la totalidad de los involucrados en los fraudes del anterior gobierno estatal proceden de prestigiadas universidades a nivel nacional que por cierto hicieron mucha alharaca felicitándolos en prensa al inicio de sus funciones, y mutis al finalizar… ni hablar… no había de qué festejar.


Lo lamentable de todo esto es ¿por qué cayeron en la trampa de los fraudes? ¿Por qué no pudieron evitar que se cometieran? ¿Por qué no se retiraron en tiempo? ¿Por qué no denunciaron en tiempo? No es, ni fue ignorancia. Me atrevo a calificar que mera y pura ambición.


La lección no es únicamente de crítica a los favoritos de los sistemas en turno, sino que nos incluye a todos para no caer en tentaciones fraudulentas. No me estoy rasgando las vestiduras, sino como dice un amigo “todos tenemos manchitas, parecemos dálmatas, pero hay unos perros, unos mastines negros azabache”.


Y tenemos tentaciones a diario para corromper y ser corruptos. Para evadir impuestos, para hacer trampa, etc. Como digo en líneas anteriores, no estoy en un plan moralista, estoy en un plan de alerta, de vigilar lo que hacen nuestros descendientes en nuestros negocios o en los empleos que tengan.


Pueden tener patrones fraudulentos, que abusando del poder de empleador, logren que la inocencia, la necesidad de trabajo aún a niveles profesionales, les orille a que se dejen seducir en un afán de complacencia, “para agradar al jefe”… un jefe que para esos actos se desmarcará y los dejará colgados de la brocha. Esos jefes que una vez conseguidos sus objetivos se deshacen de empleados de todos los niveles a la menor oportunidad, ya que les terminan por estorbar. Esos jefes que utilizan a las personas en vez de apoyarles para que logren su madurez profesional y como personas.


Hay que alertar, no únicamente como padres y fundadores del negocio. Hay que buscar apoyo en las instituciones educativas para que les alerten de esos riesgos. He platicado con maestros y directivos universitarios y parecen desinteresadas, un “no nos corresponde”: sí les corresponde, les corresponde enseñar a protegerse de los fraudes en su contra y a la vez la cultura promotora de buenas acciones y costumbres: valores éticos funcionales.

Hago ahora alertas a los fundadores y descendientes para no caer en las tentaciones de actos ilícitos o fraudes dentro o fuera del negocio.


Así como hice alertas a descendientes para no caer en adicciones o actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico. Muchos con origen por la ignorancia y la pobreza, en este caso por falta de previsión elemental.


Me explico: muchos, la mayoría, si es que no la totalidad de los involucrados en los fraudes del anterior gobierno estatal proceden de prestigiadas universidades a nivel nacional que por cierto hicieron mucha alharaca felicitándolos en prensa al inicio de sus funciones, y mutis al finalizar… ni hablar… no había de qué festejar.


Lo lamentable de todo esto es ¿por qué cayeron en la trampa de los fraudes? ¿Por qué no pudieron evitar que se cometieran? ¿Por qué no se retiraron en tiempo? ¿Por qué no denunciaron en tiempo? No es, ni fue ignorancia. Me atrevo a calificar que mera y pura ambición.


La lección no es únicamente de crítica a los favoritos de los sistemas en turno, sino que nos incluye a todos para no caer en tentaciones fraudulentas. No me estoy rasgando las vestiduras, sino como dice un amigo “todos tenemos manchitas, parecemos dálmatas, pero hay unos perros, unos mastines negros azabache”.


Y tenemos tentaciones a diario para corromper y ser corruptos. Para evadir impuestos, para hacer trampa, etc. Como digo en líneas anteriores, no estoy en un plan moralista, estoy en un plan de alerta, de vigilar lo que hacen nuestros descendientes en nuestros negocios o en los empleos que tengan.


Pueden tener patrones fraudulentos, que abusando del poder de empleador, logren que la inocencia, la necesidad de trabajo aún a niveles profesionales, les orille a que se dejen seducir en un afán de complacencia, “para agradar al jefe”… un jefe que para esos actos se desmarcará y los dejará colgados de la brocha. Esos jefes que una vez conseguidos sus objetivos se deshacen de empleados de todos los niveles a la menor oportunidad, ya que les terminan por estorbar. Esos jefes que utilizan a las personas en vez de apoyarles para que logren su madurez profesional y como personas.


Hay que alertar, no únicamente como padres y fundadores del negocio. Hay que buscar apoyo en las instituciones educativas para que les alerten de esos riesgos. He platicado con maestros y directivos universitarios y parecen desinteresadas, un “no nos corresponde”: sí les corresponde, les corresponde enseñar a protegerse de los fraudes en su contra y a la vez la cultura promotora de buenas acciones y costumbres: valores éticos funcionales.