/ martes 19 de diciembre de 2017

Amar, la política para después

“Todo verdadero amor está formado en la estimación”.                         Buckingham

 

Temporada de fiestas, reuniones de amigos, compañeros de trabajo, de los familiares y de todas las personas que evalúan sus logros del año que está por terminar. El fortalecimiento de los vínculos humanos se genera a partir del amor. “Amar es empapar el pensamiento con el Edén perdido, es llevar herido con un dardo celeste el corazón”, versos de la canción chilena: “Amémonos”. Al alejar el odio, la inquina, la envidia, la falacia y la violencia, le damos su justa dimensión a la fuerza del amor. La lucha empeñada durante los trescientos sesenta y cinco días del año nos purifica y nos estimula para seguir en el venidero.

Reflexionemos en nuestra vida y ponderemos lo logrado en las metas prefijadas hace un año. La familia, la escuela, el trabajo, nuestras relaciones sociales, nuestra salud, todo fue atendido y mejorado. Los mexicanos somos seres muy sensibles al amor, pero en ocasiones olvidamos, que amar no es condición para obligar al ser amado a que nos procure la felicidad. No debemos caer en el egoísmo, porque quebrantamos el bello sentimiento amoroso. Desde luego que la resultante, es la paz, que tanto enaltece a los seres humanos, sobre todo en tiempos, de brutalidad, de homicidios, de adicciones y de la nefasta violencia.

Reflexionemos que en estos días formularemos las metas para el cercano 2018 y que la mejor forma de alcanzarlas es y será en la paz y en la concordia. En nuestros afanes deben tener prioridad en primer lugar: nuestra salud y nuestra autoestima, para amar a plenitud, nuestra compañera o nuestro compañero, los niños, los ancianos y el patriotismo sintetizado en la nación entera. Dosifiquemos nuestras metas, pues las hay de corto, mediano y largo alcance, pero eso sí, todas deben ser realizables, no simples quimeras o figuras derivadas del horóscopo.  Reflexionemos con ternura en nuestros amores y refrendemos en estos días el vínculo que mantendrá unida a la familia y a la sociedad entera. Tenemos ante sí la maravillosa oportunidad de convivir con nuestros seres queridos, de abrazarlos, de besarlos, de charlar con ellos, para mostrar nuestro amor. Hagamos propósito de ser mejores en todo y asumamos que la vida es bella con amor mutuo.

El amor deviene de la admiración y de la estimación que sentimos por nuestros prójimos (próximos), para arropar nuestra propia consciencia con acciones que nos hagan sentirnos orgullosos de los frutos alcanzados en la comunidad amorosa.  Amables lectores, estamos en tiempos de reflexión y de elaboración de propósitos. Deseable es que todos logremos la felicidad y la paz. En especial acompañemos y derramemos nuestros cuidados a los que sufren de enfermedad, nos necesitan y nosotros queremos sus caricias y sonrisas al recuperar la salud.

 

“Todo verdadero amor está formado en la estimación”.                         Buckingham

 

Temporada de fiestas, reuniones de amigos, compañeros de trabajo, de los familiares y de todas las personas que evalúan sus logros del año que está por terminar. El fortalecimiento de los vínculos humanos se genera a partir del amor. “Amar es empapar el pensamiento con el Edén perdido, es llevar herido con un dardo celeste el corazón”, versos de la canción chilena: “Amémonos”. Al alejar el odio, la inquina, la envidia, la falacia y la violencia, le damos su justa dimensión a la fuerza del amor. La lucha empeñada durante los trescientos sesenta y cinco días del año nos purifica y nos estimula para seguir en el venidero.

Reflexionemos en nuestra vida y ponderemos lo logrado en las metas prefijadas hace un año. La familia, la escuela, el trabajo, nuestras relaciones sociales, nuestra salud, todo fue atendido y mejorado. Los mexicanos somos seres muy sensibles al amor, pero en ocasiones olvidamos, que amar no es condición para obligar al ser amado a que nos procure la felicidad. No debemos caer en el egoísmo, porque quebrantamos el bello sentimiento amoroso. Desde luego que la resultante, es la paz, que tanto enaltece a los seres humanos, sobre todo en tiempos, de brutalidad, de homicidios, de adicciones y de la nefasta violencia.

Reflexionemos que en estos días formularemos las metas para el cercano 2018 y que la mejor forma de alcanzarlas es y será en la paz y en la concordia. En nuestros afanes deben tener prioridad en primer lugar: nuestra salud y nuestra autoestima, para amar a plenitud, nuestra compañera o nuestro compañero, los niños, los ancianos y el patriotismo sintetizado en la nación entera. Dosifiquemos nuestras metas, pues las hay de corto, mediano y largo alcance, pero eso sí, todas deben ser realizables, no simples quimeras o figuras derivadas del horóscopo.  Reflexionemos con ternura en nuestros amores y refrendemos en estos días el vínculo que mantendrá unida a la familia y a la sociedad entera. Tenemos ante sí la maravillosa oportunidad de convivir con nuestros seres queridos, de abrazarlos, de besarlos, de charlar con ellos, para mostrar nuestro amor. Hagamos propósito de ser mejores en todo y asumamos que la vida es bella con amor mutuo.

El amor deviene de la admiración y de la estimación que sentimos por nuestros prójimos (próximos), para arropar nuestra propia consciencia con acciones que nos hagan sentirnos orgullosos de los frutos alcanzados en la comunidad amorosa.  Amables lectores, estamos en tiempos de reflexión y de elaboración de propósitos. Deseable es que todos logremos la felicidad y la paz. En especial acompañemos y derramemos nuestros cuidados a los que sufren de enfermedad, nos necesitan y nosotros queremos sus caricias y sonrisas al recuperar la salud.