/ miércoles 23 de noviembre de 2022

AMLO dobla la apuesta para el 24: más polarización, más Ejército y menos INE

Por: Gustavo Madero


Cada día queda más clara la estrategia de López Obrador para asegurar la continuidad en el poder de SU partido político: Morena.

Desde junio de 2021, el presidente López Obrador decidió adelantar el proceso sucesorio y clausurar anticipadamente su gobierno. Decidió que ya no haría nada nuevo. Sólo tratar de concluir el Tren Maya, Dos Bocas y fortalecer sus programas de transferencias directas.

Por eso, 33 meses antes del domingo 2 de junio de 2024, empezó a destapar a sus corcholatas. Al principio era una lista grande para confundir, pero sólo es una tercia a la que le apostará todo.

Tomó la decisión arriesgada de arrancar el proceso sucesorio un año antes de lo previsto y comenzar a posicionar a los dos posibles sucesores de su mayor confianza y cercanía, Claudia y Adán Augusto, pero incluyó a Marcelo, por si ambos no lograran despegar.

Los últimos dos años de su gobierno serían para garantizar la continuidad de su gobierno con una estrategia radical: narrativa populista polarizadora, alianza blindada con las fuerzas armadas (sin atacar al narcotráfico) y el debilitamiento institucional de los órganos autónomos (con especial interés de la embestida al INE).

La polarización como marca de la casa. En todos los temas y en todas las mil mañaneras en las que repite tres mil veces el término de conservadores y dos mil cuatrocientos el término de neoliberales como lo revela la 86ª iconografía quincenal de @luisestrada, autor del libro “El Imperio de los Otros Datos”.

La alianza castrense también alcanzó con la 4T los niveles históricos de transferencia de recursos, facultades y funciones al Ejército en detrimento de la autoridad civil.

Así lo demuestra el “Inventario de lo Militarizado en México” realizado por Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia Económicas en el que se da cuenta de las 227 funciones civiles transferidas a las fuerzas armadas en los últimos 10 años. (120 de ellas se han realizado en el gobierno de López Obrador)

El Ejército ahora ejerce funciones directas y elevados presupuestos opacos en materia de infraestructura física, construcción de aeropuertos, sucursales bancarias, control de puertos, aduanas, administración de puertos y aeropuertos, aduanas, internet, educación, salud, programas sociales, etc.

Pero la estrategia pretende también la cooptación o al menos debilitamiento del árbitro electoral y el cambio de última hora de las condiciones de la competencia y reglas del juego.

Quiere a toda costa, cambiar las reglas y socavar al árbitro electoral, para acusar fraude, en caso de perder y para ello emprende cuatro ofensivas.

El primer ataque se dio en el terreno presupuestal. Cortarle el oxígeno. El 9 de noviembre, cuando se aprobó el mayor presupuesto de 8.3 billones de pesos para el mayor gasto público de la historia, Morena y sus partidos aliados aprobaron recortar MXN$4,475 millones al presupuesto del Instituto Nacional Electoral.

El segundo gran ataque es la iniciativa de reforma constitucional en materia electoral que desaparece al INE y crea el INEC con siete nuevos consejeros electorales: 20 propuestos por el presidente, 20 por la Cámara de Diputados y 20 por la SCJN y electos por voto directo de la ciudadanía. Esta iniciativa logró sepultarse gracias a la valiente y decidida participación ciudadana en la #MarchaPorLaDemocracia “El INE No Se Toca” organizada por el Frente Cívico Nacional, Sí por México, UNE México, Poder Ciudadano, Unidos por México y Sociedad Civil Mx.

Esta gran marcha logró el compromiso de los cuatro partidos de oposición a rechazar la iniciativa de Morena vs el INE y logró revivir la alianza electoral Va Por México para las elecciones de gobernador del Estado de México y Coahuila.

Quedan dos batallas aún. El intento de la mayoría oficialista de aprobar reformas electorales para acotar al INE y el nombramiento de cuatro nuevos consejeros.

El presidente sabe que la elección cada vez se le complica más y dobla la apuesta para tratar de ganarla o, como es su historia, acusar fraude por el cambio de reglas y por la actuación del árbitro que se dedicó a debilitar. Pero para eso estaremos los ciudadanos que marchamos el 13 de noviembre y muchos más.


Por: Gustavo Madero


Cada día queda más clara la estrategia de López Obrador para asegurar la continuidad en el poder de SU partido político: Morena.

Desde junio de 2021, el presidente López Obrador decidió adelantar el proceso sucesorio y clausurar anticipadamente su gobierno. Decidió que ya no haría nada nuevo. Sólo tratar de concluir el Tren Maya, Dos Bocas y fortalecer sus programas de transferencias directas.

Por eso, 33 meses antes del domingo 2 de junio de 2024, empezó a destapar a sus corcholatas. Al principio era una lista grande para confundir, pero sólo es una tercia a la que le apostará todo.

Tomó la decisión arriesgada de arrancar el proceso sucesorio un año antes de lo previsto y comenzar a posicionar a los dos posibles sucesores de su mayor confianza y cercanía, Claudia y Adán Augusto, pero incluyó a Marcelo, por si ambos no lograran despegar.

Los últimos dos años de su gobierno serían para garantizar la continuidad de su gobierno con una estrategia radical: narrativa populista polarizadora, alianza blindada con las fuerzas armadas (sin atacar al narcotráfico) y el debilitamiento institucional de los órganos autónomos (con especial interés de la embestida al INE).

La polarización como marca de la casa. En todos los temas y en todas las mil mañaneras en las que repite tres mil veces el término de conservadores y dos mil cuatrocientos el término de neoliberales como lo revela la 86ª iconografía quincenal de @luisestrada, autor del libro “El Imperio de los Otros Datos”.

La alianza castrense también alcanzó con la 4T los niveles históricos de transferencia de recursos, facultades y funciones al Ejército en detrimento de la autoridad civil.

Así lo demuestra el “Inventario de lo Militarizado en México” realizado por Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia Económicas en el que se da cuenta de las 227 funciones civiles transferidas a las fuerzas armadas en los últimos 10 años. (120 de ellas se han realizado en el gobierno de López Obrador)

El Ejército ahora ejerce funciones directas y elevados presupuestos opacos en materia de infraestructura física, construcción de aeropuertos, sucursales bancarias, control de puertos, aduanas, administración de puertos y aeropuertos, aduanas, internet, educación, salud, programas sociales, etc.

Pero la estrategia pretende también la cooptación o al menos debilitamiento del árbitro electoral y el cambio de última hora de las condiciones de la competencia y reglas del juego.

Quiere a toda costa, cambiar las reglas y socavar al árbitro electoral, para acusar fraude, en caso de perder y para ello emprende cuatro ofensivas.

El primer ataque se dio en el terreno presupuestal. Cortarle el oxígeno. El 9 de noviembre, cuando se aprobó el mayor presupuesto de 8.3 billones de pesos para el mayor gasto público de la historia, Morena y sus partidos aliados aprobaron recortar MXN$4,475 millones al presupuesto del Instituto Nacional Electoral.

El segundo gran ataque es la iniciativa de reforma constitucional en materia electoral que desaparece al INE y crea el INEC con siete nuevos consejeros electorales: 20 propuestos por el presidente, 20 por la Cámara de Diputados y 20 por la SCJN y electos por voto directo de la ciudadanía. Esta iniciativa logró sepultarse gracias a la valiente y decidida participación ciudadana en la #MarchaPorLaDemocracia “El INE No Se Toca” organizada por el Frente Cívico Nacional, Sí por México, UNE México, Poder Ciudadano, Unidos por México y Sociedad Civil Mx.

Esta gran marcha logró el compromiso de los cuatro partidos de oposición a rechazar la iniciativa de Morena vs el INE y logró revivir la alianza electoral Va Por México para las elecciones de gobernador del Estado de México y Coahuila.

Quedan dos batallas aún. El intento de la mayoría oficialista de aprobar reformas electorales para acotar al INE y el nombramiento de cuatro nuevos consejeros.

El presidente sabe que la elección cada vez se le complica más y dobla la apuesta para tratar de ganarla o, como es su historia, acusar fraude por el cambio de reglas y por la actuación del árbitro que se dedicó a debilitar. Pero para eso estaremos los ciudadanos que marchamos el 13 de noviembre y muchos más.