López Obrador es popular, no hay duda. Mantiene una alta aceptación.
Es un mago de la manipulación y no hay quién le haga frente. Los empresarios, domesticados. Los medios, atemorizados. La oposición cooptada o dispersa. La ciudadanía desconcertada.
Llegar al segundo Informe de gobierno sin resultados que presumir, pero con alto respaldo popular. No logran, las estrategias de los partidos de oposición, conectar con la ciudadanía ni crecer en intención de votos.
A López Obrador lo ha derrotado la realidad, pero sigue ganando la batalla de las percepciones y en política-percepción es realidad.
Ninguna de sus promesas para transformar al país prosperaron, más bien todas han fracasado.
Decía que con su austeridad y sin corrupción iba a obtener excedentes de 500 mil millones de pesos, pero la verdad es que no los encontró, pero ya se gastó todos los guardaditos que le dejaron.
Decretó la muerte del neoliberalismo, pero se convirtió en el mejor aliado de los grandes capitales nacionales e internacionales. Critica a su némesis Carlos Salinas, pero apostando todo a su nuevo TLC, como principal motor del PIB. Desmanteló la política social integral de Progresa, pero lo redujo a simples transferencias sin generación de capacidades. Desapareció la Policía federal, pero le extendió una patente de corso al Ejército con uniforme de Guardia Nacional. Desapareció el Seguro Popular que cada año cubría a mayor población y más enfermedades, pero lo sustituyó por un Insabi opaco y sin diseño institucional. Decretó la contrarreforma energética de facto con la embestida a los inversionistas privados en materia de gasoductos y generadores de energías renovables, pero le apostó a las energías contaminantes del pasado, reconstruyendo las empresas monopólicas del estado, CFE y Pemex.
Pudiéramos seguir enumerando sus yerros en materia de falta de apoyo a las mujeres, atención a las víctimas, los desaparecidos y la ausencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que han tenido terribles retrocesos, pero que él logra redimir con sus narrativas demagógicas.
Así llegamos al 2º Informe del mundo de López. El mundo feliz de las mañaneras, divorciado del mundo real de la crisis de los ingresos y de oportunidades de esa población, que no obstante su falta de resultados, sigue creyendo en él.
¡Vaya trabajo que tenemos los que pensamos diferente! ¡Vaya reto que tenemos los opositores! Construir un verdadero contrapeso, uniéndonos todos, en un solo frente.
Hoy, los ciudadanos preocupados nos piden a los partidos de oposición que nos unamos en un frente común y que no nos dividamos. Que nos unamos para darle a los mexicanos la alternativa de un futuro de confianza, de crecimiento económico incluyente y con responsabilidad. Unirnos para erradicar de verdad la corrupción y la impunidad como se está haciendo en Chihuahua con el gobierno de Javier Corral contra la red de corrupción del gobierno de César Duarte. Y no como lo está simulando el gobierno de López Obrador en el caso de Emilio L. que se extinguirá sin peces mayores tras las rejas o pidiéndole al pueblo que decida en una consulta popular, si debe juzgar a los expresidentes. No sea Pilatos le dijimos. Si tiene pruebas, denúncielos.
Urge la construcción de la alternativa en un Frente Amplio Opositor, o en una BOA como lo dijo en su mañanera. Una alternativa que nos una en causas y propósitos, más allá de colores y partidos. Unidos para salvar el futuro de los mexicanos.