/ miércoles 19 de diciembre de 2018

AMLO y la 4-T

En nuestra colaboración anterior mencionamos que para AMLO, como para todos los mexicanos, la guerra de Independencia, la de Reforma y la Revolución Mexicana, marcan las tres grandes transformaciones de México.

Que el gobierno que él encabeza, inaugurado el primero de diciembre, representa la Cuarta Transformación que estará abocada a terminar con las políticas neoliberales, la corrupción y la impunidad, causas de la “quiebra” en que se encuentra el país.

Recordábamos también que el maestro Vicente Lombardo Toledano, había escrito sobre las etapas históricas de México, correspondiendo a la cuarta la nacionalización de los recursos naturales, las ramas de la industria básica, servicios públicos, ampliación de régimen democrático, y un nuevo impulso a la política internacional independiente.

Avizoró que de seguir en este rumbo y profundizar y ampliar estas acciones, la quinta etapa correspondería a la instauración del socialismo, meta que, por el momento, no estaba a la orden del día.

Hoy, a cinco meses de haber obtenido un triunfo electoral arrollador en que no han dejado de hacer y decir, y a dos semanas de ejercer el poder político pleno, la nueva administración federal ha quedado mucho a deber:

No a la 4T, tituló su artículo Salvador Camarena en El Financiero (14/12/2018). Escribió: “¿Cómo llamaríamos a un gobierno que en menos de dos semanas de gestión sometiera al país a una desventajosa negociación con inversionistas extranjeros por bonos que pueden costarle a México mucho más que la nada despreciable suma de 6 mil millones de dólares, que es el valor nominal de los títulos emitidos para construir el aeropuerto de Texcoco?

“¿Irresponsable? ¿Temerario? ¿Negligente? ¿Incapaz? ¿Antipatriota?

“Llámenle como quieran, pero por favor no llamen a ese gobierno el de la ‘cuarta transformación’.

“Hay que despojar a la política del ropaje que mandó a hacer la nueva administración y señalar lo obvio. México iba mal por donde iba, pero no va mejor hoy que hace un mes, y las señales de mejora no se atisban en el horizonte trazado por los recién llegados.

“Nadie pidió el 1 de julio una revolución. Ni que se decretara un cambio histórico de manera anticipada. El mandato fue corregir las injusticias que asuelan a los que menos tienen, reto nada menor pero no irracional. Entonces, ¿para qué desviarse del curso necesario? ¿Para qué encadenarse en el espejo del pasado?

“Por eso, hay que comenzar por regresar al terreno de los hechos, asumir que el voto del 1 de julio es una cosa, pero lo que hemos vivido después es otra.

“Estamos ante un gobierno que en su afán por medirse con la historia descuida su elemental obligación de cuidar la armonía, la concordia y la estabilidad.

“A unas horas de conocer el primer presupuesto de esta administración, ojalá mañana nadie hable de la 4T y sí de un gobierno que, al corregir, logró disipar los albores de la desconfianza. Ojalá”.

Por lo pronto el presupuesto contempla recortes a la UNAM, Conacyt y la Cultura. Lo mismo a las percepciones de los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Recorte de las aportaciones a los estados.

En conclusión: un presupuesto para la asistencia social y menos para la inversión productiva.

El mismo Salvador Camarena lo acepta: “Cuántos votantes de López Obrador estarán sintiéndose engañados, burlados como aquel al que llamaban Pollo, que se creyó que su compadre el presidente Adolfo Ruiz Cortines lo apoyaría para la grande, pero el mandatario veracruzano tenía otros planes, así que cuando el destapado fue López Mateos, desengañado tuvo que conformarse un ‘perdimos, Pollo, perdimos’” (El Financiero 18.12.2018).

En nuestra colaboración anterior mencionamos que para AMLO, como para todos los mexicanos, la guerra de Independencia, la de Reforma y la Revolución Mexicana, marcan las tres grandes transformaciones de México.

Que el gobierno que él encabeza, inaugurado el primero de diciembre, representa la Cuarta Transformación que estará abocada a terminar con las políticas neoliberales, la corrupción y la impunidad, causas de la “quiebra” en que se encuentra el país.

Recordábamos también que el maestro Vicente Lombardo Toledano, había escrito sobre las etapas históricas de México, correspondiendo a la cuarta la nacionalización de los recursos naturales, las ramas de la industria básica, servicios públicos, ampliación de régimen democrático, y un nuevo impulso a la política internacional independiente.

Avizoró que de seguir en este rumbo y profundizar y ampliar estas acciones, la quinta etapa correspondería a la instauración del socialismo, meta que, por el momento, no estaba a la orden del día.

Hoy, a cinco meses de haber obtenido un triunfo electoral arrollador en que no han dejado de hacer y decir, y a dos semanas de ejercer el poder político pleno, la nueva administración federal ha quedado mucho a deber:

No a la 4T, tituló su artículo Salvador Camarena en El Financiero (14/12/2018). Escribió: “¿Cómo llamaríamos a un gobierno que en menos de dos semanas de gestión sometiera al país a una desventajosa negociación con inversionistas extranjeros por bonos que pueden costarle a México mucho más que la nada despreciable suma de 6 mil millones de dólares, que es el valor nominal de los títulos emitidos para construir el aeropuerto de Texcoco?

“¿Irresponsable? ¿Temerario? ¿Negligente? ¿Incapaz? ¿Antipatriota?

“Llámenle como quieran, pero por favor no llamen a ese gobierno el de la ‘cuarta transformación’.

“Hay que despojar a la política del ropaje que mandó a hacer la nueva administración y señalar lo obvio. México iba mal por donde iba, pero no va mejor hoy que hace un mes, y las señales de mejora no se atisban en el horizonte trazado por los recién llegados.

“Nadie pidió el 1 de julio una revolución. Ni que se decretara un cambio histórico de manera anticipada. El mandato fue corregir las injusticias que asuelan a los que menos tienen, reto nada menor pero no irracional. Entonces, ¿para qué desviarse del curso necesario? ¿Para qué encadenarse en el espejo del pasado?

“Por eso, hay que comenzar por regresar al terreno de los hechos, asumir que el voto del 1 de julio es una cosa, pero lo que hemos vivido después es otra.

“Estamos ante un gobierno que en su afán por medirse con la historia descuida su elemental obligación de cuidar la armonía, la concordia y la estabilidad.

“A unas horas de conocer el primer presupuesto de esta administración, ojalá mañana nadie hable de la 4T y sí de un gobierno que, al corregir, logró disipar los albores de la desconfianza. Ojalá”.

Por lo pronto el presupuesto contempla recortes a la UNAM, Conacyt y la Cultura. Lo mismo a las percepciones de los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Recorte de las aportaciones a los estados.

En conclusión: un presupuesto para la asistencia social y menos para la inversión productiva.

El mismo Salvador Camarena lo acepta: “Cuántos votantes de López Obrador estarán sintiéndose engañados, burlados como aquel al que llamaban Pollo, que se creyó que su compadre el presidente Adolfo Ruiz Cortines lo apoyaría para la grande, pero el mandatario veracruzano tenía otros planes, así que cuando el destapado fue López Mateos, desengañado tuvo que conformarse un ‘perdimos, Pollo, perdimos’” (El Financiero 18.12.2018).

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