/ viernes 5 de abril de 2019

Amor, como materia de estudio

La vida no es fácil, sobre todo cuando nos enfrentamos a la obligación de amar que se contrae, libremente, por medio de un acto formal; por eso con frecuencia nos topamos con graves fracasos que desembocan en divorcios.

El ambiente actual no acepta que amor y obligación sean compatibles, pero no puede haber obligación de más valor que la de amar. “No me casé contigo porque te quiera sino para amarte toda la vida”, fue la respuesta del canciller Bismark a su esposa cuando ella le manifestó sus celos.

La soberbia y el orgullo no son necesariamente unos gigantes, pueden ser pigmeos, pero con dardos envenenados.

Cuentan que un hombre fue a visitar a un sabio para decirle que ya no quería a su esposa y que, por lo tanto, pensaba separarse de ella. El sabio lo escuchó y solamente le dijo una palabra: Ámela. Luego guardó silencio. Aquel esposo repuso: Pero es que ya no siento nada por ella. Ámela, insistió el sabio. Y ante el desconcierto agregó lo siguiente: Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo, y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín. Ame a su pareja, es decir, valórela, acéptela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala. En una palabra: Ámela”.

Sobre el tema, un personaje de Chesterton dice: Hay que convencer a los casados que tengan aventuras amorosas con sus mujeres legítimas.

Desafortunadamente no se imparten clases de la materia del amor en las universidades, pero sí en muchas familias. Esta asignatura se cursa en 32 semestres. El programa comprende, entre otros temas: Valoración de la persona: El yo, el tú y el nosotros (15 semestres). Aprender a amar. A quiénes se debe amar. Aprender a dejarse amar. Aprender a perdonar (4 semestres). El matrimonio como vocación de servicio (Ésta se lleva en talleres de convivencia entre hijos, padres y hermanos durante toda la carrera). Las verdaderas y falsas amistades, etc.

www.padrealejandro.com




La vida no es fácil, sobre todo cuando nos enfrentamos a la obligación de amar que se contrae, libremente, por medio de un acto formal; por eso con frecuencia nos topamos con graves fracasos que desembocan en divorcios.

El ambiente actual no acepta que amor y obligación sean compatibles, pero no puede haber obligación de más valor que la de amar. “No me casé contigo porque te quiera sino para amarte toda la vida”, fue la respuesta del canciller Bismark a su esposa cuando ella le manifestó sus celos.

La soberbia y el orgullo no son necesariamente unos gigantes, pueden ser pigmeos, pero con dardos envenenados.

Cuentan que un hombre fue a visitar a un sabio para decirle que ya no quería a su esposa y que, por lo tanto, pensaba separarse de ella. El sabio lo escuchó y solamente le dijo una palabra: Ámela. Luego guardó silencio. Aquel esposo repuso: Pero es que ya no siento nada por ella. Ámela, insistió el sabio. Y ante el desconcierto agregó lo siguiente: Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo, y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín. Ame a su pareja, es decir, valórela, acéptela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala. En una palabra: Ámela”.

Sobre el tema, un personaje de Chesterton dice: Hay que convencer a los casados que tengan aventuras amorosas con sus mujeres legítimas.

Desafortunadamente no se imparten clases de la materia del amor en las universidades, pero sí en muchas familias. Esta asignatura se cursa en 32 semestres. El programa comprende, entre otros temas: Valoración de la persona: El yo, el tú y el nosotros (15 semestres). Aprender a amar. A quiénes se debe amar. Aprender a dejarse amar. Aprender a perdonar (4 semestres). El matrimonio como vocación de servicio (Ésta se lleva en talleres de convivencia entre hijos, padres y hermanos durante toda la carrera). Las verdaderas y falsas amistades, etc.

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