/ martes 6 de marzo de 2018

Amor por la diversidad

Como es conocido, el pasado domingo se realizó en esta ciudad una marcha con la exigencia de que se respete la familia “tradicional” de hombre y mujer, la prohibición del aborto y la no implementación de la ideología de género en las políticas públicas. También se opusieron a la iniciativa del presidente de la república que busca equiparar los matrimonios del mismo sexo.

Mientras unos marchaban, me dediqué a ver los Premios de la Academia y con satisfacción, aplaudí a Guillermo de Toro al recibir el premio Oscar de Mejor Director por su película “La forma del agua”. El film es estupendo, pues de manera hermosa muestra a los excluidos,  esos “otros” que generalmente son rechazados por ser diferentes (monstruos) a causa de sus preferencias sexuales, discapacidad, sexo e ideología. Con el alma desnuda, los abrazó y enalteció en una bella personificación del amor.

La cinta es una reacción al momento actual que vivimos; es una devastadora crítica a la homofobia, racismo y en general, a toda persona que es diferente. En nuestra sociedad, pareciera que se tiene miedo a ser distinto y el film invita a combatir el cinismo contemporáneo, donde diariamente se expresa rechazo e incluso odio hacia las minorías. González Iñárritu refiere que “es una carta de amor al amor y que la única transformación real viene de adentro, amando y aceptando al otro como es”.

Erick Fromm dice que en una sociedad, la individualidad desaparece para pertenecer al rebaño y si suprimimos nuestras diferencias, encajaremos con los demás y estaremos a salvo, con lo que aquellos llaman “normal”. También menciona en “El arte de amar” que “la conciencia de la separación humana –sin la reunión por el amor- es la frente de la vergüenza”. La película muestra que si eres diferente, se te considera anormal o antinatural; pero también que está bien ser distinto y que el amor es posible para todas las personas. Y ante las exigencias para dividir a la sociedad, nadie es tan omnipotente, omnipresente y soberano para estar por encima de otro ser humano. Siempre hay un precio a pagar por lograr la igualdad, pero ciertamente el odio y rechazo a los otros que se ha generado nos apartan de ideal que muchos buscamos: amarnos los unos a los otros y tratar tal como nos gustaría ser tratados. Esta fascinación por los monstruos muestra quiénes son los verdaderos villanos.

 

yanez_flor@hotmail.com                                                                                                    www.floryanez.com                                                                                            

 

Como es conocido, el pasado domingo se realizó en esta ciudad una marcha con la exigencia de que se respete la familia “tradicional” de hombre y mujer, la prohibición del aborto y la no implementación de la ideología de género en las políticas públicas. También se opusieron a la iniciativa del presidente de la república que busca equiparar los matrimonios del mismo sexo.

Mientras unos marchaban, me dediqué a ver los Premios de la Academia y con satisfacción, aplaudí a Guillermo de Toro al recibir el premio Oscar de Mejor Director por su película “La forma del agua”. El film es estupendo, pues de manera hermosa muestra a los excluidos,  esos “otros” que generalmente son rechazados por ser diferentes (monstruos) a causa de sus preferencias sexuales, discapacidad, sexo e ideología. Con el alma desnuda, los abrazó y enalteció en una bella personificación del amor.

La cinta es una reacción al momento actual que vivimos; es una devastadora crítica a la homofobia, racismo y en general, a toda persona que es diferente. En nuestra sociedad, pareciera que se tiene miedo a ser distinto y el film invita a combatir el cinismo contemporáneo, donde diariamente se expresa rechazo e incluso odio hacia las minorías. González Iñárritu refiere que “es una carta de amor al amor y que la única transformación real viene de adentro, amando y aceptando al otro como es”.

Erick Fromm dice que en una sociedad, la individualidad desaparece para pertenecer al rebaño y si suprimimos nuestras diferencias, encajaremos con los demás y estaremos a salvo, con lo que aquellos llaman “normal”. También menciona en “El arte de amar” que “la conciencia de la separación humana –sin la reunión por el amor- es la frente de la vergüenza”. La película muestra que si eres diferente, se te considera anormal o antinatural; pero también que está bien ser distinto y que el amor es posible para todas las personas. Y ante las exigencias para dividir a la sociedad, nadie es tan omnipotente, omnipresente y soberano para estar por encima de otro ser humano. Siempre hay un precio a pagar por lograr la igualdad, pero ciertamente el odio y rechazo a los otros que se ha generado nos apartan de ideal que muchos buscamos: amarnos los unos a los otros y tratar tal como nos gustaría ser tratados. Esta fascinación por los monstruos muestra quiénes son los verdaderos villanos.

 

yanez_flor@hotmail.com                                                                                                    www.floryanez.com