/ viernes 19 de julio de 2019

Amores equivocados


¡Cuántos corazones heridos de amor errado! ¡Cuántos ayes en el escandaloso silencio de almas desgarradas forman la sinfonía de los tropiezos sentimentales! ¿Casualidad?, ¿destino?, ¿voluntad divina, o capricho humano?, ¿vanidad, inexperiencia, maldad… o simple fragilidad? ¿Por qué a veces sólo aparece ante nuestros ojos la disyuntiva entre sufrir, o sufrir más?

Heridas hemofílicas que ponen en peligro lo conseguido y lo por conseguir. ¡Bendito Dios! Tenemos un corazón tan frágil que hasta una suave caricia lo puede romper. ¡Qué difícil es la ciencia del querer! ¿Dónde comprar veneno para matar las malas yerbas de los amores indebidos? ¿Dónde conseguir el bálsamo para aquietar los dolores de un corazón lacerado? ¿Cómo ejercitarse en la prudencia que dé medida al aprecio equilibrado y, a la vez, sincero? ¿De qué manantial brota la paz profunda y la sabiduría para querer como es debido?

¿Cuál es la escala exacta de la exigencia que ayude a quienes queremos para animarlos a ser mejores sin darles más de lo conveniente…, para no dañarlos? ¿Cómo exigir sin lastimar? ¿Cómo apretar sin ahogar? ¿Cómo calcular el daño escondido al ser querido por pensarse amado? ¿Cómo entender que la intención recta no debe ser sobrevalorada bajo el velo de apócrifas ilusiones? ¿Cómo desvanecer los espejismos de amores inexistentes por promesas que nunca fueron tales?

¡Oh, prudencia, exquisita virtud para domar el corazón brioso con golpes de razón! ¡Oh, fortaleza, para amurallar las almas contra los ataques del hambre de cariño en los campos de la soledad acompañada! ¡Oh, templanza, en los modos de dar, para confinar las aguas que arrasan todo lo que encuentran a su paso: culpables e inocentes! ¡Oh, justicia, para dar a cada quien lo suyo según los compromisos y los rectos deberes!

www.padrealejandro.org



¡Cuántos corazones heridos de amor errado! ¡Cuántos ayes en el escandaloso silencio de almas desgarradas forman la sinfonía de los tropiezos sentimentales! ¿Casualidad?, ¿destino?, ¿voluntad divina, o capricho humano?, ¿vanidad, inexperiencia, maldad… o simple fragilidad? ¿Por qué a veces sólo aparece ante nuestros ojos la disyuntiva entre sufrir, o sufrir más?

Heridas hemofílicas que ponen en peligro lo conseguido y lo por conseguir. ¡Bendito Dios! Tenemos un corazón tan frágil que hasta una suave caricia lo puede romper. ¡Qué difícil es la ciencia del querer! ¿Dónde comprar veneno para matar las malas yerbas de los amores indebidos? ¿Dónde conseguir el bálsamo para aquietar los dolores de un corazón lacerado? ¿Cómo ejercitarse en la prudencia que dé medida al aprecio equilibrado y, a la vez, sincero? ¿De qué manantial brota la paz profunda y la sabiduría para querer como es debido?

¿Cuál es la escala exacta de la exigencia que ayude a quienes queremos para animarlos a ser mejores sin darles más de lo conveniente…, para no dañarlos? ¿Cómo exigir sin lastimar? ¿Cómo apretar sin ahogar? ¿Cómo calcular el daño escondido al ser querido por pensarse amado? ¿Cómo entender que la intención recta no debe ser sobrevalorada bajo el velo de apócrifas ilusiones? ¿Cómo desvanecer los espejismos de amores inexistentes por promesas que nunca fueron tales?

¡Oh, prudencia, exquisita virtud para domar el corazón brioso con golpes de razón! ¡Oh, fortaleza, para amurallar las almas contra los ataques del hambre de cariño en los campos de la soledad acompañada! ¡Oh, templanza, en los modos de dar, para confinar las aguas que arrasan todo lo que encuentran a su paso: culpables e inocentes! ¡Oh, justicia, para dar a cada quien lo suyo según los compromisos y los rectos deberes!

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