/ jueves 2 de enero de 2020

Año nuevo, año de lucha

“Una minoría puede tener la razón: una mayoría siempre está equivocada”: Ibsen



El año nuevo inspira expectativas, integra escenarios y reúne propósitos, empero lo maravilloso es cumplir con todos ellos. Desde tiempos inmemoriales los seres humanos hurgan en los posibles sucesos del futuro. Los chamanes, los brujos, los magos, los profetas, los adivinos, es decir, quienes se arrogan facultades adivinatorias, en estos días tienen mucho trabajo para quienes son dependientes de la ignorancia y de las supersticiones, y buscan con afán saber qué les dirán las cartas, quizá la bola de cristal, sobre el año que inició. Las subjetividades, las elucubraciones, están a la orden del día. ¿Conservaré el empleo? ¿Me casaré? ¿Nominarán a mi amigo candidato? ¿Mi pareja me pedirá el divorcio? ¿Me darán el ascenso? Y mejor le paro, para que con serenidad reflexionemos que el futuro tiene su raíz hoy.

Cierto es que el trabajo seguirá siendo la palanca que impulse al pueblo mexicano a su desarrollo, al progreso y a la dignidad. Lamentable, pero los elementos “lumpen” continuarán depredando a la nación entera, merced al mal gobierno que los invita a portarse bien. Lamentablemente el desconocimiento de la economía política, del régimen actual, marcará la crisis que nos afectará a todos, deteriorando la creación de empleos, por la falta de inversiones, la obra pública de infraestructura se paralizará, el sistema educativo, de por sí decadente, no cumplirá los contenidos del Artículo Tercero Constitucional, millones de educandos serán abandonados en todos los niveles escolares. El sistema de salud, ya colapsado, vivirá penurias en atención, medicamentos y atención hospitalaria. El turismo bajará a niveles mínimos, merced al abandono de sus planes de inversión y de promoción.

Será 2020 un año de lucha para el pueblo mexicano, para recuperar la dignidad y el manejo legal republicano del erario, y entonces, tener la fuerza parlamentaria suficiente para reformar las leyes y decretos dictatoriales que tienen deteriorado el tejido social y el espíritu republicano representativo y popular. Será un año de lucha, para recuperar nuestra dignidad nacional y el respeto a nuestras leyes constitucionales revolucionarias. México no está para experimentos pseudoizquierdistas y anárquicos.

“Una minoría puede tener la razón: una mayoría siempre está equivocada”: Ibsen



El año nuevo inspira expectativas, integra escenarios y reúne propósitos, empero lo maravilloso es cumplir con todos ellos. Desde tiempos inmemoriales los seres humanos hurgan en los posibles sucesos del futuro. Los chamanes, los brujos, los magos, los profetas, los adivinos, es decir, quienes se arrogan facultades adivinatorias, en estos días tienen mucho trabajo para quienes son dependientes de la ignorancia y de las supersticiones, y buscan con afán saber qué les dirán las cartas, quizá la bola de cristal, sobre el año que inició. Las subjetividades, las elucubraciones, están a la orden del día. ¿Conservaré el empleo? ¿Me casaré? ¿Nominarán a mi amigo candidato? ¿Mi pareja me pedirá el divorcio? ¿Me darán el ascenso? Y mejor le paro, para que con serenidad reflexionemos que el futuro tiene su raíz hoy.

Cierto es que el trabajo seguirá siendo la palanca que impulse al pueblo mexicano a su desarrollo, al progreso y a la dignidad. Lamentable, pero los elementos “lumpen” continuarán depredando a la nación entera, merced al mal gobierno que los invita a portarse bien. Lamentablemente el desconocimiento de la economía política, del régimen actual, marcará la crisis que nos afectará a todos, deteriorando la creación de empleos, por la falta de inversiones, la obra pública de infraestructura se paralizará, el sistema educativo, de por sí decadente, no cumplirá los contenidos del Artículo Tercero Constitucional, millones de educandos serán abandonados en todos los niveles escolares. El sistema de salud, ya colapsado, vivirá penurias en atención, medicamentos y atención hospitalaria. El turismo bajará a niveles mínimos, merced al abandono de sus planes de inversión y de promoción.

Será 2020 un año de lucha para el pueblo mexicano, para recuperar la dignidad y el manejo legal republicano del erario, y entonces, tener la fuerza parlamentaria suficiente para reformar las leyes y decretos dictatoriales que tienen deteriorado el tejido social y el espíritu republicano representativo y popular. Será un año de lucha, para recuperar nuestra dignidad nacional y el respeto a nuestras leyes constitucionales revolucionarias. México no está para experimentos pseudoizquierdistas y anárquicos.