/ sábado 15 de enero de 2022

Antes que se nos olvide: Aprender a perdonar

Por: Carlos A. Esparza Deister

Para muchos es difícil perdonar y lo es más cuando la ofensa o el daño ha sido grave, hasta cierto punto es normal, sin embargo, algunos se quedan con ese rencor casi toda su existencia, que al final termina haciéndoles gran daño. Por eso, hay quienes deciden dar la vuelta a la página y perdonar de corazón, para evitar fastidiarse la vida.

Ed Thomas trabajaba como entrenador de futbol americano colegial, en un pequeño pueblo de Iowa. Realizaba su labor con gran entusiasmo, siempre buscando el bienestar de la comunidad. Gracias a esto, consiguió que cuatro de sus alumnos jugaran a nivel profesional en la NFL, algo destacado para un lugar de sólo 1,800 habitantes. En 2005 fue nombrado entrenador del año en High School por la misma NFL. Durante 37 temporadas tuvo un estupendo récord de 292 juegos ganados, 84 derrotas y 2 campeonatos estatales.

En 2008 un fuerte tornado azotó el poblado, muriendo seis personas. Destruyó varias casas, además, dejó en muy mal estado dos de los edificios más importantes del pueblo: el estadio de futbol y la escuela. Thomas, con el temple que le caracterizaba comentó: “Estamos ante una oportunidad que muy pocos tienen, la de perder todo y enfrentar la adversidad, esto va a hacernos mejores personas, mucho más fuertes. La vida, es 10% lo que sucede y 90% la forma en que se responde”. Entonces, con gran entusiasmo lideró a los habitantes del pueblo logrando tiempo después reconstruir estadio y escuela.

Un domingo en la iglesia, donde Ed también apoyaba dando pláticas, comentó una noticia que traía en un recorte de periódico, se trataba de un accidente automovilístico de dos jóvenes, donde uno falleció y el otro resultó levemente herido, pero como él conducía, fue encarcelado por homicidio, la nota detallaba que el papá del joven muerto había decidido perdonar al conductor. Durante la plática, Thomas confesó que en algún momento de su vida desearía tener la misma compasión, que ese padre había mostrado y si alguien de su familia moría a manos de otra persona le gustaría tener esa misma fuerza para perdonar al asesino. Al decir esto, quizá jamás imaginó que muy pronto su familia enfrentaría una situación similar. La mañana del 24 de junio del 2009, mientras supervisaba una sesión de entrenamiento en el gimnasio escolar, Ed Thomas fue asesinado a tiros por su exalumno Mark Becker, joven de 24 años con problemas de esquizofrenia, quien después confesaría que una voz le había dicho que Thomas estaba poseído por satanás, por lo cual tenía que matarlo para salvar al pueblo. Días antes Ed, de 58 años, había orado por Becker para que se recuperara.

La comunidad lloró la pérdida de su gran héroe, personaje ejemplar, a quien muchos jóvenes consideraron un segundo padre. Su esposa Jan y sus dos hijos, Aaron y Todd, estaban destrozados, pero nunca maldijeron al asesino de su papá, al contrario, durante el funeral, Aaron pidió rezar por la familia Becker.

Los Thomas continuaron su amistad con la familia Becker, incluso Jan posteriormente consoló a la madre de Mark, cuando el juez lo sentenció a cadena perpetua. “Es difícil perdonar, pero es más complicado vivir con rencor o resentimiento”, dijo Jan.

Sígame en Face @Antes que se nos olvide

esparzadeister@gmail.com

Por: Carlos A. Esparza Deister

Para muchos es difícil perdonar y lo es más cuando la ofensa o el daño ha sido grave, hasta cierto punto es normal, sin embargo, algunos se quedan con ese rencor casi toda su existencia, que al final termina haciéndoles gran daño. Por eso, hay quienes deciden dar la vuelta a la página y perdonar de corazón, para evitar fastidiarse la vida.

Ed Thomas trabajaba como entrenador de futbol americano colegial, en un pequeño pueblo de Iowa. Realizaba su labor con gran entusiasmo, siempre buscando el bienestar de la comunidad. Gracias a esto, consiguió que cuatro de sus alumnos jugaran a nivel profesional en la NFL, algo destacado para un lugar de sólo 1,800 habitantes. En 2005 fue nombrado entrenador del año en High School por la misma NFL. Durante 37 temporadas tuvo un estupendo récord de 292 juegos ganados, 84 derrotas y 2 campeonatos estatales.

En 2008 un fuerte tornado azotó el poblado, muriendo seis personas. Destruyó varias casas, además, dejó en muy mal estado dos de los edificios más importantes del pueblo: el estadio de futbol y la escuela. Thomas, con el temple que le caracterizaba comentó: “Estamos ante una oportunidad que muy pocos tienen, la de perder todo y enfrentar la adversidad, esto va a hacernos mejores personas, mucho más fuertes. La vida, es 10% lo que sucede y 90% la forma en que se responde”. Entonces, con gran entusiasmo lideró a los habitantes del pueblo logrando tiempo después reconstruir estadio y escuela.

Un domingo en la iglesia, donde Ed también apoyaba dando pláticas, comentó una noticia que traía en un recorte de periódico, se trataba de un accidente automovilístico de dos jóvenes, donde uno falleció y el otro resultó levemente herido, pero como él conducía, fue encarcelado por homicidio, la nota detallaba que el papá del joven muerto había decidido perdonar al conductor. Durante la plática, Thomas confesó que en algún momento de su vida desearía tener la misma compasión, que ese padre había mostrado y si alguien de su familia moría a manos de otra persona le gustaría tener esa misma fuerza para perdonar al asesino. Al decir esto, quizá jamás imaginó que muy pronto su familia enfrentaría una situación similar. La mañana del 24 de junio del 2009, mientras supervisaba una sesión de entrenamiento en el gimnasio escolar, Ed Thomas fue asesinado a tiros por su exalumno Mark Becker, joven de 24 años con problemas de esquizofrenia, quien después confesaría que una voz le había dicho que Thomas estaba poseído por satanás, por lo cual tenía que matarlo para salvar al pueblo. Días antes Ed, de 58 años, había orado por Becker para que se recuperara.

La comunidad lloró la pérdida de su gran héroe, personaje ejemplar, a quien muchos jóvenes consideraron un segundo padre. Su esposa Jan y sus dos hijos, Aaron y Todd, estaban destrozados, pero nunca maldijeron al asesino de su papá, al contrario, durante el funeral, Aaron pidió rezar por la familia Becker.

Los Thomas continuaron su amistad con la familia Becker, incluso Jan posteriormente consoló a la madre de Mark, cuando el juez lo sentenció a cadena perpetua. “Es difícil perdonar, pero es más complicado vivir con rencor o resentimiento”, dijo Jan.

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