/ sábado 7 de agosto de 2021

Antes que se nos olvide, el catalizador

Hay diversos aspectos que van modificando de manera paulatina nuestra existencia, pero hay uno que influye de manera decisiva, convirtiéndose en ese importante impulsor para el desarrollo personal y/o profesional. Muchas personas han sabido aprovechar ese catalizador, gracias a eso varios han alcanzado el éxito.

En 1975, el incipiente actor Sylvester Stallone fue testigo de una pelea boxística sangrienta entre el célebre Muhammad Ali y un desconocido llamado Chuck Wepner. Ali era el gran favorito, pero Wepner fue un feroz adversario e incluso en el noveno episodio lo derribó, sin embargo, en el último round fue noqueado por un exhausto Ali. Wepner perdió, pero se ganó el cariño de la afición, que reconoció su combatividad. Stallone salió conmovido de la arena, días después se entrevistó con Chuck, todo esto lo inspiró para crear posteriormente a Rocky Balboa. Ya con el guión bajo el brazo, lo ofreció a varias productoras cinematográficas, deseaba protagonizar su historia, pero ninguna se interesó, sin embargo insistió hasta que logró venderlo, pero los directivos le dijeron que él no sería Rocky, pues era un actor desconocido, entonces los condicionó que si no era el protagonista, no habría filmación. Luego de negociarlo, llegaron a un acuerdo. La película se realizó en 28 días, estrenándose en 1976, posteriormente y de manera sorpresiva consiguió 10 nominaciones al Oscar, ganando tres: mejor película, director y montaje. Actualmente, como es sabido, Rocky es una exitosa saga, que le ha redituado a Stallone fama y por supuesto millones de dólares, curiosamente su catalizador fue un pugilista perdedor.

El gran escritor Juan Rulfo, que logró éxito internacional con sólo dos libros publicados, Pedro Páramo y El llano en llamas, “confesó” en una ocasión ante alumnos de la Universidad Central de Venezuela, que ya no realizaba cuento o novela, porque su Tío Celerino había muerto y era quien le platicaba todas las historias que escribía, aunque el Tío Celerino existió, seguramente mintió, pero tal vez Rulfo en su imaginación transformó a su tío en un contador de historias, convirtiéndolo en ese catalizador que lo impulsaba a escribir, y cuando éste murió, perdió de alguna manera el deseo de crear extraordinarios relatos.

Ese impulsor tarde o temprano se presenta, de forma deliberada o circunstancial. Si aún no llega a su vida, usted tiene la capacidad de hacerlo surgir desde su interior, puede ser en forma del Tío Celerino o hasta en la figura de Rocky Balboa.

Una enorme felicitación y deseando lo mejor a nuestro compañero Alejandro Rueda Moreno, quien en días pasados fue nombrado, por unanimidad, presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua AC.

Hay diversos aspectos que van modificando de manera paulatina nuestra existencia, pero hay uno que influye de manera decisiva, convirtiéndose en ese importante impulsor para el desarrollo personal y/o profesional. Muchas personas han sabido aprovechar ese catalizador, gracias a eso varios han alcanzado el éxito.

En 1975, el incipiente actor Sylvester Stallone fue testigo de una pelea boxística sangrienta entre el célebre Muhammad Ali y un desconocido llamado Chuck Wepner. Ali era el gran favorito, pero Wepner fue un feroz adversario e incluso en el noveno episodio lo derribó, sin embargo, en el último round fue noqueado por un exhausto Ali. Wepner perdió, pero se ganó el cariño de la afición, que reconoció su combatividad. Stallone salió conmovido de la arena, días después se entrevistó con Chuck, todo esto lo inspiró para crear posteriormente a Rocky Balboa. Ya con el guión bajo el brazo, lo ofreció a varias productoras cinematográficas, deseaba protagonizar su historia, pero ninguna se interesó, sin embargo insistió hasta que logró venderlo, pero los directivos le dijeron que él no sería Rocky, pues era un actor desconocido, entonces los condicionó que si no era el protagonista, no habría filmación. Luego de negociarlo, llegaron a un acuerdo. La película se realizó en 28 días, estrenándose en 1976, posteriormente y de manera sorpresiva consiguió 10 nominaciones al Oscar, ganando tres: mejor película, director y montaje. Actualmente, como es sabido, Rocky es una exitosa saga, que le ha redituado a Stallone fama y por supuesto millones de dólares, curiosamente su catalizador fue un pugilista perdedor.

El gran escritor Juan Rulfo, que logró éxito internacional con sólo dos libros publicados, Pedro Páramo y El llano en llamas, “confesó” en una ocasión ante alumnos de la Universidad Central de Venezuela, que ya no realizaba cuento o novela, porque su Tío Celerino había muerto y era quien le platicaba todas las historias que escribía, aunque el Tío Celerino existió, seguramente mintió, pero tal vez Rulfo en su imaginación transformó a su tío en un contador de historias, convirtiéndolo en ese catalizador que lo impulsaba a escribir, y cuando éste murió, perdió de alguna manera el deseo de crear extraordinarios relatos.

Ese impulsor tarde o temprano se presenta, de forma deliberada o circunstancial. Si aún no llega a su vida, usted tiene la capacidad de hacerlo surgir desde su interior, puede ser en forma del Tío Celerino o hasta en la figura de Rocky Balboa.

Una enorme felicitación y deseando lo mejor a nuestro compañero Alejandro Rueda Moreno, quien en días pasados fue nombrado, por unanimidad, presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua AC.