/ sábado 23 de julio de 2022

Antes que se nos olvide | Insignificantes tornillos

Por: Carlos A. Esparza Deister

El 29 de enero de 2015, una fuerte explosión sacudió el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, en el lugar murieron siete personas y hubo decenas de heridos. El lamentable hecho fue ocasionado por una fuga en la pipa de gas que abastecía al hospital ese día. Posteriormente, las autoridades dieron a conocer que se debió a un empaque mal puesto y dos tornillos desgastados en la bomba de trasiego, la cual sirve para regular el paso del combustible a la manguera despachadora. Evidenciándose así, la negligencia de la empresa Gas Exprés Nieto, quizás algún empleado sí se percató del problema, pero le pareció “insignificante” y con un, “No pasa nada, es un empaquito” o “Son dos tornillitos, ¿qué puede pasar?”. El camión salió a provocar una tragedia que cobró vidas, así mismo, desapareció el edificio que albergaba el hospital, pues quedó tan destruido, que por seguridad tuvo que ser derrumbado, con la promesa de las autoridades de construir otro lo más pronto posible, pero infinidad de problemas, fueron retrasando la construcción y hoy a más de siete años de la tragedia, apenas en este 2022 tendrán un nuevo hospital.

Frecuentemente, el “No pasa nada”, o “No es tan importante” o “Déjalo así, no hay problema”, se apodera de nosotros, por supuesto, en ocasiones es válido, sin embargo, cuando nuestro sentido común nos alerta que algo no está funcionando bien, o se está enfrentando alguna cuestión evidentemente peligrosa, no puede ser negligente, es imperativo actuar, para que el problema no empeore. Es decir, no debemos esperar hasta que los tornillos enmohezcan y luego se quiebren, tenemos que reemplazarlos a tiempo, o mínimo darles un buen mantenimiento, para evitar daños colaterales.

Algunos se conforman con poco, teniendo la capacidad de lograr mucho más, no solamente en cuestión material, sino también espiritual, y continuando con la alegoría de los tornillos, algunas personas, a pesar que uno de sus tornillitos corre el riesgo de oxidarse donde está, y aun con la posibilidad de cambiarlo a otro lugar más adecuado, prefieren dejarlo donde mismo, ahí se queda de manera perpetua, termina oxidado, con el paso del tiempo se despedaza, sin haberse movido jamás.

En el transcurso de la vida, hemos sido testigos de innumerables acontecimientos negativos, injustos y hasta inhumanos, sin embargo, muchos prefieren no hacer nada pues consideran que mientras no les afecte, no es su problema. Nos hemos convertido en seres individualistas, donde lo único que importa es la satisfacción personal. Es decir, mientras sus tornillos luzcan bien, los demás que enmohezcan, a pesar de que pueden compartir un poco de aceite para que mejoren, jamás lo hacen, la mezquindad e insensibilidad se apodera de ellos.

Dos tornillos dañaron la vida de muchas personas en Cuajimalpa. Por eso, nuestra responsabilidad es mantenerlos en excelentes condiciones, cada uno sabe perfectamente cuáles hay que ajustar, lubricar o reemplazar, no hacerlo puede costar muy caro, aunque se trate de “unos insignificantes tornillos”


Orgulloso miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.

Sígame en Face: @Antes que se nos Olvide

esparzadeister@gmail.com


Por: Carlos A. Esparza Deister

El 29 de enero de 2015, una fuerte explosión sacudió el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, en el lugar murieron siete personas y hubo decenas de heridos. El lamentable hecho fue ocasionado por una fuga en la pipa de gas que abastecía al hospital ese día. Posteriormente, las autoridades dieron a conocer que se debió a un empaque mal puesto y dos tornillos desgastados en la bomba de trasiego, la cual sirve para regular el paso del combustible a la manguera despachadora. Evidenciándose así, la negligencia de la empresa Gas Exprés Nieto, quizás algún empleado sí se percató del problema, pero le pareció “insignificante” y con un, “No pasa nada, es un empaquito” o “Son dos tornillitos, ¿qué puede pasar?”. El camión salió a provocar una tragedia que cobró vidas, así mismo, desapareció el edificio que albergaba el hospital, pues quedó tan destruido, que por seguridad tuvo que ser derrumbado, con la promesa de las autoridades de construir otro lo más pronto posible, pero infinidad de problemas, fueron retrasando la construcción y hoy a más de siete años de la tragedia, apenas en este 2022 tendrán un nuevo hospital.

Frecuentemente, el “No pasa nada”, o “No es tan importante” o “Déjalo así, no hay problema”, se apodera de nosotros, por supuesto, en ocasiones es válido, sin embargo, cuando nuestro sentido común nos alerta que algo no está funcionando bien, o se está enfrentando alguna cuestión evidentemente peligrosa, no puede ser negligente, es imperativo actuar, para que el problema no empeore. Es decir, no debemos esperar hasta que los tornillos enmohezcan y luego se quiebren, tenemos que reemplazarlos a tiempo, o mínimo darles un buen mantenimiento, para evitar daños colaterales.

Algunos se conforman con poco, teniendo la capacidad de lograr mucho más, no solamente en cuestión material, sino también espiritual, y continuando con la alegoría de los tornillos, algunas personas, a pesar que uno de sus tornillitos corre el riesgo de oxidarse donde está, y aun con la posibilidad de cambiarlo a otro lugar más adecuado, prefieren dejarlo donde mismo, ahí se queda de manera perpetua, termina oxidado, con el paso del tiempo se despedaza, sin haberse movido jamás.

En el transcurso de la vida, hemos sido testigos de innumerables acontecimientos negativos, injustos y hasta inhumanos, sin embargo, muchos prefieren no hacer nada pues consideran que mientras no les afecte, no es su problema. Nos hemos convertido en seres individualistas, donde lo único que importa es la satisfacción personal. Es decir, mientras sus tornillos luzcan bien, los demás que enmohezcan, a pesar de que pueden compartir un poco de aceite para que mejoren, jamás lo hacen, la mezquindad e insensibilidad se apodera de ellos.

Dos tornillos dañaron la vida de muchas personas en Cuajimalpa. Por eso, nuestra responsabilidad es mantenerlos en excelentes condiciones, cada uno sabe perfectamente cuáles hay que ajustar, lubricar o reemplazar, no hacerlo puede costar muy caro, aunque se trate de “unos insignificantes tornillos”


Orgulloso miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.

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