/ sábado 28 de agosto de 2021

Antes que se nos olvide; Libertad periodística

Por: Carlos A. Esparza Deister

En 1959, el entonces presidente de México, Adolfo López Mateos, declaraba, “La libertad de prensa no constituye una merced; es un derecho constitucional que debemos acatar gobernantes y gobernados”. Bien, adelantemos la película 62 años, el presidente también es López, pero Obrador, el cual ha establecido en su conferencia matutina un segmento semanal, llamado, “quién es quién en las mentiras”, donde se queja amargamente de los medios informativos, señala con gesto adusto a varios comunicadores de estar vendidos a la “mafia del poder”, pues según él, lo agreden frecuentemente.

El presidente en lugar de estar coartando la libertad de prensa debería proteger a los periodistas, es su responsabilidad. Los están matando y “curiosamente” en su conferencia diaria nunca ha mencionado que México tiene dos años de manera consecutiva siendo el país con mayor número de comunicadores asesinados; según la organización internacional Reporteros sin Fronteras, fueron diez en 2019, ocho en 2020 y por lo que se ve, continuará ostentando ese penoso primer lugar, pues en 2021 encabeza la lista con cinco crímenes. Así mismo, este año ocupamos el sitio 143 de 180 países, en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa. México es considerado el país más peligroso para ejercer el periodismo.

El presidente ha dicho que respeta la libertad de expresión, sin embargo, su manera de actuar dice todo lo contrario. Durante gran parte de su vida fue crítico severo del presidente en turno y de varios políticos, con los cuales no compartía ideología o simple y sencillamente le caían mal. Y se daba vuelo con sus frases ofensivas, como, “La aeronave del pequeño faraón, acomplejado y corrupto de Peña, es para 280 personas”; “Cállate chachalaca”, “Ricky Riquín Canallín”; “Al diablo con sus instituciones”; “Prensa fifí”; “Me producen ternura, ternuritas”; “Fuchi, caca”; “Los fifís conservadores que no quieren un cambio”; “La marcha de los pirrurris”; “Señoritingos”. Bien se le podría llamar el “Rey del insulto”. Pero ahora las cosas han cambiado, está del otro lado, y si alguien osa cuestionarlo, ya sea políticos, periodistas, medios informativos, entre otros, los acusa de tener poca ética. Ve a varios comunicadores como archienemigos, y le ha dado por “defenderse” de ellos casi todos los días, claro, está en su derecho, sin embargo, por andarse peleando con Riva Palacio, López Doriga, Loret de Mola y demás, se “olvida” de los verdaderos problemas de la nación, uno de ellos es que están matando periodistas.

En 1959, el otro López presidente, señalaba, “La prensa nace con la democracia. Y morirá con ella. La esencia de la democracia: el respeto a los derechos humanos”. Quizá es mucho decir y hasta difícil de creer, pero tal parece que hace 62 años había más libertad periodística.

esparzadeister@gmail.com


Por: Carlos A. Esparza Deister

En 1959, el entonces presidente de México, Adolfo López Mateos, declaraba, “La libertad de prensa no constituye una merced; es un derecho constitucional que debemos acatar gobernantes y gobernados”. Bien, adelantemos la película 62 años, el presidente también es López, pero Obrador, el cual ha establecido en su conferencia matutina un segmento semanal, llamado, “quién es quién en las mentiras”, donde se queja amargamente de los medios informativos, señala con gesto adusto a varios comunicadores de estar vendidos a la “mafia del poder”, pues según él, lo agreden frecuentemente.

El presidente en lugar de estar coartando la libertad de prensa debería proteger a los periodistas, es su responsabilidad. Los están matando y “curiosamente” en su conferencia diaria nunca ha mencionado que México tiene dos años de manera consecutiva siendo el país con mayor número de comunicadores asesinados; según la organización internacional Reporteros sin Fronteras, fueron diez en 2019, ocho en 2020 y por lo que se ve, continuará ostentando ese penoso primer lugar, pues en 2021 encabeza la lista con cinco crímenes. Así mismo, este año ocupamos el sitio 143 de 180 países, en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa. México es considerado el país más peligroso para ejercer el periodismo.

El presidente ha dicho que respeta la libertad de expresión, sin embargo, su manera de actuar dice todo lo contrario. Durante gran parte de su vida fue crítico severo del presidente en turno y de varios políticos, con los cuales no compartía ideología o simple y sencillamente le caían mal. Y se daba vuelo con sus frases ofensivas, como, “La aeronave del pequeño faraón, acomplejado y corrupto de Peña, es para 280 personas”; “Cállate chachalaca”, “Ricky Riquín Canallín”; “Al diablo con sus instituciones”; “Prensa fifí”; “Me producen ternura, ternuritas”; “Fuchi, caca”; “Los fifís conservadores que no quieren un cambio”; “La marcha de los pirrurris”; “Señoritingos”. Bien se le podría llamar el “Rey del insulto”. Pero ahora las cosas han cambiado, está del otro lado, y si alguien osa cuestionarlo, ya sea políticos, periodistas, medios informativos, entre otros, los acusa de tener poca ética. Ve a varios comunicadores como archienemigos, y le ha dado por “defenderse” de ellos casi todos los días, claro, está en su derecho, sin embargo, por andarse peleando con Riva Palacio, López Doriga, Loret de Mola y demás, se “olvida” de los verdaderos problemas de la nación, uno de ellos es que están matando periodistas.

En 1959, el otro López presidente, señalaba, “La prensa nace con la democracia. Y morirá con ella. La esencia de la democracia: el respeto a los derechos humanos”. Quizá es mucho decir y hasta difícil de creer, pero tal parece que hace 62 años había más libertad periodística.

esparzadeister@gmail.com