/ sábado 18 de septiembre de 2021

Antes que se nos olvide; Santitos y Margarita

Por: Carlos Esparza Deister

El mes de septiembre es de celebración para la mayoría de los mexicanos, es sinónimo de fiesta, claro, es el mes patrio, sin embargo para nuestra familia este mes nos trae recuerdos dolorosos: la muerte de mis padres.

El 14 de septiembre de 1996 falleció José Santos Esparza Muñoz, mejor conocido como Santitos, en la región sur del estado. Curiosamente, murió el mismo día en que inició la fundación del PAN, partido de sus amores. A 25 años de su partida, aún es recordado con cariño, sobre todo en su amado terruño, Santa Bárbara. Fue el primer alcalde panista de esa ciudad, segundo a nivel estatal y uno de los primeros en México. En anteriores escritos y a manera de homenaje he mencionado aquellas elecciones del 4 de julio de 1965, cuando el PRI cometió fraude para poder ganar, sin embargo, cientos de santabarbarinos se unieron para realizar mítines de protesta, exigiendo se respetara su decisión, gran parte de la población había votado por Santitos. La insurrección se prolongó unas semanas, trascendiendo a nivel nacional, se dice que el presidente de la república, Gustavo Díaz Ordaz, luego de revisar el caso, pidió al gobernador de ese entonces, Gral. Práxedes Giner Durán, que ordenara a las autoridades electorales reconocer el triunfo panista, de esa manera, el 29 de julio de 1965 fue nombrado oficialmente alcalde de la ciudad más antigua de Chihuahua. Absurdamente, este importante acontecimiento no aparece en la cronología del comité estatal panista, que bien podría ser el antecedente histórico del llamado “verano caliente” de 1986. Ayudar a la comunidad fue prioridad en su vida, siempre estuvo involucrado en organizaciones de apoyo social. Formó parte del Club de Leones por mucho tiempo, luego del Club Rotario, así mismo, patrocinaba frecuentemente equipos deportivos de su querido Santa Bárbara.

Margarita fue una mujer alegre, amaba cantar. Formó parte del coro parroquial muchos años. A ella también le gustaba ayudar a la gente, pero a su manera, cuando se enteraba de algún fallecimiento, se presentaba en el funeral, aunque no lo conociera, pedía permiso a los familiares y se ponía a cantar a capela por un rato. Fue una madre sui generis; una eterna niña, mi cómplice durante la infancia, pero con el paso del tiempo y al convertirme en adulto, la “madurez” me llegó, y ella seguía comportándose igual, entonces tenía que regañarla, pero cuando no estaba de humor me decía: “Cállate chocoso, tú no eres mi papá para regañarme”. Entonces dejé de ser su consentido, prefiriendo a mi hermano mayor, quien le seguía más el juego. Cuando a Margarita se le metía algo en la cabeza no paraba hasta conseguirlo; en los años ochenta logró participar en el programa de cocina más famoso de México, era conducido por Chepina Peralta. En otra ocasión, estando en Cd. de México, yo tendría unos ocho años, sin decir más, nos fuimos a Imevisión (hoy TV Azteca), llegamos a una oficina, me dijo: ‘Aquí espérame’, y se fue hacer casting a un programa de canto, luego regresó molesta: “No quedé, ese Venus Rey toca el piano muy garigoleado, muy raro”. El canto fue su pasión, estando en el hospital, ya con su salud deteriorada, quizá para levantarse el ánimo, se ponía a cantar casi a todo pulmón sus melodías favoritas. El 17 de septiembre de 2020 la voz de Margarita Deister Mateos se apagó.

Mis padres tuvieron pocas cosas en común, pero en algo eran casi idénticos: en que ambos vivieron sin complejos, sin darle tanta importancia al “qué dirán”, por supuesto, con errores, aciertos, virtudes y defectos, pero lograron una existencia plena, simple y sencillamente porque vivieron a su manera.

esparzadeister@gmail.com

twitter; @carlosaesparza



Por: Carlos Esparza Deister

El mes de septiembre es de celebración para la mayoría de los mexicanos, es sinónimo de fiesta, claro, es el mes patrio, sin embargo para nuestra familia este mes nos trae recuerdos dolorosos: la muerte de mis padres.

El 14 de septiembre de 1996 falleció José Santos Esparza Muñoz, mejor conocido como Santitos, en la región sur del estado. Curiosamente, murió el mismo día en que inició la fundación del PAN, partido de sus amores. A 25 años de su partida, aún es recordado con cariño, sobre todo en su amado terruño, Santa Bárbara. Fue el primer alcalde panista de esa ciudad, segundo a nivel estatal y uno de los primeros en México. En anteriores escritos y a manera de homenaje he mencionado aquellas elecciones del 4 de julio de 1965, cuando el PRI cometió fraude para poder ganar, sin embargo, cientos de santabarbarinos se unieron para realizar mítines de protesta, exigiendo se respetara su decisión, gran parte de la población había votado por Santitos. La insurrección se prolongó unas semanas, trascendiendo a nivel nacional, se dice que el presidente de la república, Gustavo Díaz Ordaz, luego de revisar el caso, pidió al gobernador de ese entonces, Gral. Práxedes Giner Durán, que ordenara a las autoridades electorales reconocer el triunfo panista, de esa manera, el 29 de julio de 1965 fue nombrado oficialmente alcalde de la ciudad más antigua de Chihuahua. Absurdamente, este importante acontecimiento no aparece en la cronología del comité estatal panista, que bien podría ser el antecedente histórico del llamado “verano caliente” de 1986. Ayudar a la comunidad fue prioridad en su vida, siempre estuvo involucrado en organizaciones de apoyo social. Formó parte del Club de Leones por mucho tiempo, luego del Club Rotario, así mismo, patrocinaba frecuentemente equipos deportivos de su querido Santa Bárbara.

Margarita fue una mujer alegre, amaba cantar. Formó parte del coro parroquial muchos años. A ella también le gustaba ayudar a la gente, pero a su manera, cuando se enteraba de algún fallecimiento, se presentaba en el funeral, aunque no lo conociera, pedía permiso a los familiares y se ponía a cantar a capela por un rato. Fue una madre sui generis; una eterna niña, mi cómplice durante la infancia, pero con el paso del tiempo y al convertirme en adulto, la “madurez” me llegó, y ella seguía comportándose igual, entonces tenía que regañarla, pero cuando no estaba de humor me decía: “Cállate chocoso, tú no eres mi papá para regañarme”. Entonces dejé de ser su consentido, prefiriendo a mi hermano mayor, quien le seguía más el juego. Cuando a Margarita se le metía algo en la cabeza no paraba hasta conseguirlo; en los años ochenta logró participar en el programa de cocina más famoso de México, era conducido por Chepina Peralta. En otra ocasión, estando en Cd. de México, yo tendría unos ocho años, sin decir más, nos fuimos a Imevisión (hoy TV Azteca), llegamos a una oficina, me dijo: ‘Aquí espérame’, y se fue hacer casting a un programa de canto, luego regresó molesta: “No quedé, ese Venus Rey toca el piano muy garigoleado, muy raro”. El canto fue su pasión, estando en el hospital, ya con su salud deteriorada, quizá para levantarse el ánimo, se ponía a cantar casi a todo pulmón sus melodías favoritas. El 17 de septiembre de 2020 la voz de Margarita Deister Mateos se apagó.

Mis padres tuvieron pocas cosas en común, pero en algo eran casi idénticos: en que ambos vivieron sin complejos, sin darle tanta importancia al “qué dirán”, por supuesto, con errores, aciertos, virtudes y defectos, pero lograron una existencia plena, simple y sencillamente porque vivieron a su manera.

esparzadeister@gmail.com

twitter; @carlosaesparza