/ viernes 24 de diciembre de 2021

Antes que se nos olvide: Una Navidad más

Se supone que estos días son de amor, paz e introspección, sin embargo, es todo lo contrario, muchas personas andan aceleradas, impacientes y un tanto estresadas, tanto en la calle como en sus casas, Además las tiendas a reventar, pareciera que la pandemia se acabó.

En este mes, las “increíbles ofertas” y promociones navideñas ocasionan que muchos salgan a devorar lo que les pongan enfrente: celulares, ropa, libros (que tal vez permanecerán empacados hasta el próximo año), perfumes, aparatos electrónicos, y un largo etcétera. Por supuesto, cada quien es libre de utilizar su dinero como mejor le parezca, pero antes de adquirir algo deberíamos preguntarnos si realmente es necesario.

En Austria, cuenta la leyenda que a los niños bien portados San Nicolás los premia con regalos y a los malcriados un día antes de la Navidad se los lleva Krampus, terrorífica bestia, una mezcla de cabra con demonio, ojos saltones y dientes afilados. Durante las compras navideñas pareciera que el espíritu de Krampus se apodera de algunos, pues se olvidan de los buenos modales y el respeto por los demás. Si hay que pelear con uñas y dientes por el artículo más codiciado de la temporada, lo hacen, pero luego que pasa la efervescencia navideña hasta en remate lo encuentran.

“Sólo los ignorantes y los idiotas pueden decir: ¡Esto es mío!”. Algunas personas creen que los bienes materiales les pertenecerán eternamente, claro, la mayoría sabe que no es así, pero el materialismo les gana y varios terminan apreciando más su automóvil, joyas o casa, que la vida misma.

Esta temporada, aunque suene trillado, regale afecto, abandone por unas horas su celular y obsequie tiempo a su familia. Compre artículos realmente útiles, evite endeudarse en exceso, recuerde, la efervescencia navideña dura unas cuantas semanas, pero la deuda puede permanecer varios años.

Claro, todos quieren darse sus gustitos y es válido, pero no se deje llevar por el consumismo histérico. No permita que esas lucecitas navideñas lo hipnoticen, y le hagan creer que Santa Claus pagará la pantalla de 86”, el iPhone, la motocicleta o la consola de videojuegos.

Estos días disfrútelos en familia, aléjese de reuniones masivas, valore su salud y la de sus seres queridos, la pandemia lamentablemente no ha terminado, use cubrebocas, lávese las manos frecuentemente, mantenga la sana distancia. Sea cortés con los demás, relájese y siéntase muy afortunado, pues Dios le ha concedido una Navidad más. ¡Felicidades!

Sigame en Face: @Antes que se nos olvide

esparzadeister@gmail.com




Se supone que estos días son de amor, paz e introspección, sin embargo, es todo lo contrario, muchas personas andan aceleradas, impacientes y un tanto estresadas, tanto en la calle como en sus casas, Además las tiendas a reventar, pareciera que la pandemia se acabó.

En este mes, las “increíbles ofertas” y promociones navideñas ocasionan que muchos salgan a devorar lo que les pongan enfrente: celulares, ropa, libros (que tal vez permanecerán empacados hasta el próximo año), perfumes, aparatos electrónicos, y un largo etcétera. Por supuesto, cada quien es libre de utilizar su dinero como mejor le parezca, pero antes de adquirir algo deberíamos preguntarnos si realmente es necesario.

En Austria, cuenta la leyenda que a los niños bien portados San Nicolás los premia con regalos y a los malcriados un día antes de la Navidad se los lleva Krampus, terrorífica bestia, una mezcla de cabra con demonio, ojos saltones y dientes afilados. Durante las compras navideñas pareciera que el espíritu de Krampus se apodera de algunos, pues se olvidan de los buenos modales y el respeto por los demás. Si hay que pelear con uñas y dientes por el artículo más codiciado de la temporada, lo hacen, pero luego que pasa la efervescencia navideña hasta en remate lo encuentran.

“Sólo los ignorantes y los idiotas pueden decir: ¡Esto es mío!”. Algunas personas creen que los bienes materiales les pertenecerán eternamente, claro, la mayoría sabe que no es así, pero el materialismo les gana y varios terminan apreciando más su automóvil, joyas o casa, que la vida misma.

Esta temporada, aunque suene trillado, regale afecto, abandone por unas horas su celular y obsequie tiempo a su familia. Compre artículos realmente útiles, evite endeudarse en exceso, recuerde, la efervescencia navideña dura unas cuantas semanas, pero la deuda puede permanecer varios años.

Claro, todos quieren darse sus gustitos y es válido, pero no se deje llevar por el consumismo histérico. No permita que esas lucecitas navideñas lo hipnoticen, y le hagan creer que Santa Claus pagará la pantalla de 86”, el iPhone, la motocicleta o la consola de videojuegos.

Estos días disfrútelos en familia, aléjese de reuniones masivas, valore su salud y la de sus seres queridos, la pandemia lamentablemente no ha terminado, use cubrebocas, lávese las manos frecuentemente, mantenga la sana distancia. Sea cortés con los demás, relájese y siéntase muy afortunado, pues Dios le ha concedido una Navidad más. ¡Felicidades!

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