/ lunes 28 de marzo de 2022

Aras y la CNBV

El caso Aras continúa. No es raro si ponemos en perspectiva que más de 4,000 familias se dicen defraudadas, según información pública. Ahora la empresa Aras Investment Business Group, a través de su abogado, comentó que pasaron cuatro meses desde que se inició con el embargo de las propiedades de la empresa y las autoridades no han podido demostrar un solo delito. Al “grupo Aras” le urge que sus activos dejen de estar asegurados para venderlos y así no tener que perder un poco de lo mucho que se llevaron. Yo tuve en mis manos un contrato elaborado por esa empresa y no sólo es engañoso y falso, es doloso, inventado, activos que no existen, señalando procesos casi imaginarios y en pocas palabras dando rienda suelta a sus ocurrencias más abyectas. La parte acusada dice que no se ha encontrado delito alguno, no porque no lo haya, sino porque “no se ha encontrado” a decir de ellos, sin embargo ahora que la autoridad federal puede intervenir, andan preocupados y no es para menos. Mientras un contrato mercantil entre dos partes es claro y supone el total conocimiento de lo intercambiado, sin fallas ni dolo, también lo es que en el mundo financiero la complejidad de los actos sustanciados requiere de un tratamiento especial. Esa es la razón por la que se creó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, cuyo sustento jurídico, su ley, es muy clara en su artículo “Artículo 2.- La Comisión tendrá por objeto supervisar y regular en el ámbito de su competencia a las entidades integrantes del sistema financiero mexicano que esta Ley señala, a fin de procurar su estabilidad y correcto funcionamiento, así como mantener y fomentar el sano y equilibrado desarrollo de dicho sistema en su conjunto, en protección de los intereses del público”. Más claro ni el agua, entonces o se coludió o al menos fue omiso en lo que respecta a Aras. Esa Ley da para más y la CNBV debe velar por los intereses públicos, por lo que también tiene responsabilidad en el caso, no puede eximirse de ella. Si durante todos los años la empresa funcionó como ahora sabemos, debe ser con la anuencia de la CNBV y, “ojo”, supervisar no significa ir hacer una visita de cortesía es asegurarse que la entidad cumpla con lo dispuesto en la Ley que a todas luces no hacía. Las entidades financieras presentan a la Comisión planes de negocio, planes de cobro de comisiones, certifican empleados, elaboran proyectos para cotizar en bolsa, etc., situaciones que Aras establecía y ahora CNBV brilla por su ausencia. El articulado tercero es un bufete para los que esgrimen la Ley donde pueden encontrar pasto verde para abrir un frente a este problema.

Que no se confunda la gente, aquí no se puede alegar ignorancia por parte del público, ambición sin duda sí hay, ganar dinero fácil y rápido, pero eso no es un delito, la actuación de Aras sí lo presume y las instituciones que están para regularla también. Que se cumpla la Ley, pero no sólo la mercantil, sino las financieras, que son todas federales y se aplican en estos casos, a cabalidad y que se asuman las consecuencias de cada parte.


El caso Aras continúa. No es raro si ponemos en perspectiva que más de 4,000 familias se dicen defraudadas, según información pública. Ahora la empresa Aras Investment Business Group, a través de su abogado, comentó que pasaron cuatro meses desde que se inició con el embargo de las propiedades de la empresa y las autoridades no han podido demostrar un solo delito. Al “grupo Aras” le urge que sus activos dejen de estar asegurados para venderlos y así no tener que perder un poco de lo mucho que se llevaron. Yo tuve en mis manos un contrato elaborado por esa empresa y no sólo es engañoso y falso, es doloso, inventado, activos que no existen, señalando procesos casi imaginarios y en pocas palabras dando rienda suelta a sus ocurrencias más abyectas. La parte acusada dice que no se ha encontrado delito alguno, no porque no lo haya, sino porque “no se ha encontrado” a decir de ellos, sin embargo ahora que la autoridad federal puede intervenir, andan preocupados y no es para menos. Mientras un contrato mercantil entre dos partes es claro y supone el total conocimiento de lo intercambiado, sin fallas ni dolo, también lo es que en el mundo financiero la complejidad de los actos sustanciados requiere de un tratamiento especial. Esa es la razón por la que se creó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, cuyo sustento jurídico, su ley, es muy clara en su artículo “Artículo 2.- La Comisión tendrá por objeto supervisar y regular en el ámbito de su competencia a las entidades integrantes del sistema financiero mexicano que esta Ley señala, a fin de procurar su estabilidad y correcto funcionamiento, así como mantener y fomentar el sano y equilibrado desarrollo de dicho sistema en su conjunto, en protección de los intereses del público”. Más claro ni el agua, entonces o se coludió o al menos fue omiso en lo que respecta a Aras. Esa Ley da para más y la CNBV debe velar por los intereses públicos, por lo que también tiene responsabilidad en el caso, no puede eximirse de ella. Si durante todos los años la empresa funcionó como ahora sabemos, debe ser con la anuencia de la CNBV y, “ojo”, supervisar no significa ir hacer una visita de cortesía es asegurarse que la entidad cumpla con lo dispuesto en la Ley que a todas luces no hacía. Las entidades financieras presentan a la Comisión planes de negocio, planes de cobro de comisiones, certifican empleados, elaboran proyectos para cotizar en bolsa, etc., situaciones que Aras establecía y ahora CNBV brilla por su ausencia. El articulado tercero es un bufete para los que esgrimen la Ley donde pueden encontrar pasto verde para abrir un frente a este problema.

Que no se confunda la gente, aquí no se puede alegar ignorancia por parte del público, ambición sin duda sí hay, ganar dinero fácil y rápido, pero eso no es un delito, la actuación de Aras sí lo presume y las instituciones que están para regularla también. Que se cumpla la Ley, pero no sólo la mercantil, sino las financieras, que son todas federales y se aplican en estos casos, a cabalidad y que se asuman las consecuencias de cada parte.