/ martes 3 de noviembre de 2020

Arte, ciencia o simple método

“El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que él predijo”. (Winston Churchill).

¿La política es un arte, una ciencia o simplemente un método para buscar soluciones a los problemas que se generan en la sociedad?

Yo creo que esta última definición es la más acertada, sin embargo desde mi muy particular punto de vista, existen dos formas de hacer política; La primera la denomino política sana, la que busca solucionar problemas sociales y privilegia la búsqueda del bien común; la segunda, la política malsana o la política enferma, la que se aplica para favorecer un determinado grupo o en su nivel más bajo la que busca favorecer a quien la aplica para el beneficio personal.

De todas formas, el valor de la política reside en el resultado que se obtenga de su aplicación. El que busca su beneficio personal incurre en acciones inmorales, ilegales y sin ética con tal de obtener su propósito, el que busca el bien común mantiene una visión de estadista que va más allá del beneficio que se puede obtener en el momento y lo extiende pensando en el beneficio hacia el futuro.

Todos hacemos política en nuestra vida cotidiana, el “cómo la usemos”, depende mucho de nuestra educación, de los valores inculcados y del índice de moralidad que aplicamos en nuestro diario vivir. Hace poco tiempo escuché a una persona decir: “Me retiré de la política porque es una forma muy sucia de participación en la vida pública”.

Sin embargo, la aplicación de la política es en sí una forma estrictamente personal. Hace algunos años participé en una elección interna para postularme como candidato a una regiduría por un partido político, no gané por una diferencia de seis votos ante una copiosa votación. Después me di cuenta que había perdido en razón de que mi contrincante había contratado un grupo de personas para hacer presencia en las paradas de camiones y preguntando a quienes descendían si contaban con credencial de elector y si su respuesta era afirmativa ofrecerles 50 pesos a cambio de su voto.

Recordé la frase: “El que paga para ganar, es para después robar”, yo digo que roba desde el momento en que paga, es una forma inmoral de obtener el “triunfo”, decidí no volver a participar en política partidaria sin olvidar el seguir haciendo política.

Diariamente vemos la gran dificultad que existe de retraerse ante la tentación del enriquecimiento fácil, de obtener el poder y la ambición personal con el mal uso de la política. Nos falta como sociedad arraigar la moral, la ética, las buenas costumbres y la búsqueda del bien común como un requisito indispensable para hacer política.

Y en la política pública, estos elementos son indispensables para que nuestra sociedad camine hacia horizontes más justos, democráticos e igualitarios. Tarea difícil resulta el poder adivinar “quiénes” de los que hacen política pública se amparan ante “cuál” de las dos formas de hacer política que existen. ¡Habrá que dejarlo a la sabiduría popular!...

Correo: vicmedina@hotmail.com

“El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que él predijo”. (Winston Churchill).

¿La política es un arte, una ciencia o simplemente un método para buscar soluciones a los problemas que se generan en la sociedad?

Yo creo que esta última definición es la más acertada, sin embargo desde mi muy particular punto de vista, existen dos formas de hacer política; La primera la denomino política sana, la que busca solucionar problemas sociales y privilegia la búsqueda del bien común; la segunda, la política malsana o la política enferma, la que se aplica para favorecer un determinado grupo o en su nivel más bajo la que busca favorecer a quien la aplica para el beneficio personal.

De todas formas, el valor de la política reside en el resultado que se obtenga de su aplicación. El que busca su beneficio personal incurre en acciones inmorales, ilegales y sin ética con tal de obtener su propósito, el que busca el bien común mantiene una visión de estadista que va más allá del beneficio que se puede obtener en el momento y lo extiende pensando en el beneficio hacia el futuro.

Todos hacemos política en nuestra vida cotidiana, el “cómo la usemos”, depende mucho de nuestra educación, de los valores inculcados y del índice de moralidad que aplicamos en nuestro diario vivir. Hace poco tiempo escuché a una persona decir: “Me retiré de la política porque es una forma muy sucia de participación en la vida pública”.

Sin embargo, la aplicación de la política es en sí una forma estrictamente personal. Hace algunos años participé en una elección interna para postularme como candidato a una regiduría por un partido político, no gané por una diferencia de seis votos ante una copiosa votación. Después me di cuenta que había perdido en razón de que mi contrincante había contratado un grupo de personas para hacer presencia en las paradas de camiones y preguntando a quienes descendían si contaban con credencial de elector y si su respuesta era afirmativa ofrecerles 50 pesos a cambio de su voto.

Recordé la frase: “El que paga para ganar, es para después robar”, yo digo que roba desde el momento en que paga, es una forma inmoral de obtener el “triunfo”, decidí no volver a participar en política partidaria sin olvidar el seguir haciendo política.

Diariamente vemos la gran dificultad que existe de retraerse ante la tentación del enriquecimiento fácil, de obtener el poder y la ambición personal con el mal uso de la política. Nos falta como sociedad arraigar la moral, la ética, las buenas costumbres y la búsqueda del bien común como un requisito indispensable para hacer política.

Y en la política pública, estos elementos son indispensables para que nuestra sociedad camine hacia horizontes más justos, democráticos e igualitarios. Tarea difícil resulta el poder adivinar “quiénes” de los que hacen política pública se amparan ante “cuál” de las dos formas de hacer política que existen. ¡Habrá que dejarlo a la sabiduría popular!...

Correo: vicmedina@hotmail.com