/ viernes 14 de agosto de 2020

Arte y ciencia

Fuera de los países comunistas y algunos socialistas, ninguna nación ha sido llevada a su ruina y a la dictadura por sus gobernantes sin que antes los ciudadanos les hayan comprado un boleto para tal destino.

Existen cosas que sólo son ciencia y muchas otras que son sólo arte. Pero gobernar implica involucrar a las dos. Si falta uno de los dos elementos, jamás se podrá mejorar ningún gobierno. Y mucho menos si faltan las dos, como con el actual gobierno de López Obrador.

En los asuntos públicos es difícil entenderse. Los dictadores o los gobernantes prepotentes como el nuestro le llaman “justicia” a sus actos, mientras que los que han sido sometidos luchan por sus “derechos”. Los sometidos dicen luchar por la libertad, la tolerancia y la paz. Los dominadores frecuentemente se convierten en dictadores o tiranos. La sensación del poder es mayor que la producida por muchos enervantes. Tan pronto un sometido obtiene el poder, se convierte en todo aquello que criticó. Para los poderosos la vida no vale nada y todas estas catástrofes les caen “como anillo al dedo”, o sean las muertes por el Covid o por el cáncer en los niños, son cosas a celebrar.

La ilusión más grande del mundo es pensar que la mayoría es la que gobierna, pues de eso se trata la democracia. Y su mayor desgracia es descubrir que no es cierto. Desde el principio de los tiempos es un pequeño grupo de listos el que gobierna, mientras que un enorme grupo de personas en total ignorancia, el que obedece.

Por otro lado, otro gran número de los que se dicen patriotas son sólo personas desilusionadas que lo único que saben es pedir sin dar, o criticar sin sugerir. Muchos ni siquiera votan o con toda facilidad venden su voto.

Cuando Tomás Alva Edison inventó una máquina para contar los votos, fue rechazada por “serles perjudicial” a los políticos. Para triunfar en política, sólo se necesitan conocer las trampas de siempre. Hugo Chávez de Venezuela, seguido por Maduro y ahora en México por Lópéz, serían un buen ejemplo.

Los ciudadanos normalmente hablamos con dureza sobre nuestros derechos y decimos que seríamos capaces de cualquier cosa con tal de protegerlos. Sin embargo en la vida real, somos como corderitos en el corral. Quizás olvidamos que nadie tiene derechos si no los mantiene o los conserva. El conformismo destruye el valor y los criterios de las personas y el que no tiene el valor para primero corregirse a sí mismo es el que normalmente pide más leyes para corregir a los demás.

Fuera de los países comunistas y algunos socialistas, ninguna nación ha sido llevada a su ruina y a la dictadura, por sus gobernantes sin que antes los ciudadanos les hayan comprado un boleto para tal destino.

Todas las tiranías y todos los abusos han sido siempre el resultado de darle a alguien poder ilimitado. Si alguien se lo toma y nosotros lo dejamos, la culpa es nuestra. Gobernar bien es un arte y una ciencia y sólo pocos lo logran con plenitud. (https://reingenieria-humana.com/)

Fuera de los países comunistas y algunos socialistas, ninguna nación ha sido llevada a su ruina y a la dictadura por sus gobernantes sin que antes los ciudadanos les hayan comprado un boleto para tal destino.

Existen cosas que sólo son ciencia y muchas otras que son sólo arte. Pero gobernar implica involucrar a las dos. Si falta uno de los dos elementos, jamás se podrá mejorar ningún gobierno. Y mucho menos si faltan las dos, como con el actual gobierno de López Obrador.

En los asuntos públicos es difícil entenderse. Los dictadores o los gobernantes prepotentes como el nuestro le llaman “justicia” a sus actos, mientras que los que han sido sometidos luchan por sus “derechos”. Los sometidos dicen luchar por la libertad, la tolerancia y la paz. Los dominadores frecuentemente se convierten en dictadores o tiranos. La sensación del poder es mayor que la producida por muchos enervantes. Tan pronto un sometido obtiene el poder, se convierte en todo aquello que criticó. Para los poderosos la vida no vale nada y todas estas catástrofes les caen “como anillo al dedo”, o sean las muertes por el Covid o por el cáncer en los niños, son cosas a celebrar.

La ilusión más grande del mundo es pensar que la mayoría es la que gobierna, pues de eso se trata la democracia. Y su mayor desgracia es descubrir que no es cierto. Desde el principio de los tiempos es un pequeño grupo de listos el que gobierna, mientras que un enorme grupo de personas en total ignorancia, el que obedece.

Por otro lado, otro gran número de los que se dicen patriotas son sólo personas desilusionadas que lo único que saben es pedir sin dar, o criticar sin sugerir. Muchos ni siquiera votan o con toda facilidad venden su voto.

Cuando Tomás Alva Edison inventó una máquina para contar los votos, fue rechazada por “serles perjudicial” a los políticos. Para triunfar en política, sólo se necesitan conocer las trampas de siempre. Hugo Chávez de Venezuela, seguido por Maduro y ahora en México por Lópéz, serían un buen ejemplo.

Los ciudadanos normalmente hablamos con dureza sobre nuestros derechos y decimos que seríamos capaces de cualquier cosa con tal de protegerlos. Sin embargo en la vida real, somos como corderitos en el corral. Quizás olvidamos que nadie tiene derechos si no los mantiene o los conserva. El conformismo destruye el valor y los criterios de las personas y el que no tiene el valor para primero corregirse a sí mismo es el que normalmente pide más leyes para corregir a los demás.

Fuera de los países comunistas y algunos socialistas, ninguna nación ha sido llevada a su ruina y a la dictadura, por sus gobernantes sin que antes los ciudadanos les hayan comprado un boleto para tal destino.

Todas las tiranías y todos los abusos han sido siempre el resultado de darle a alguien poder ilimitado. Si alguien se lo toma y nosotros lo dejamos, la culpa es nuestra. Gobernar bien es un arte y una ciencia y sólo pocos lo logran con plenitud. (https://reingenieria-humana.com/)