/ viernes 7 de enero de 2022

Aspiraciones para el 22

Son muchas las aspiraciones y deseos del ser humano para este año, aun siendo prohibido por el gobierno, sabiendo que rara vez completaremos los 12 meses cumpliendo cualquiera de ellos. Casi todo es personal, pensando solamente en nosotros mismos, pero si pudiéramos todos pensar en un propósito común, que no únicamente podríamos tener y lograr, sino que es vital para la supervivencia de nuestra sociedad. Me refiero a al menos intentar ser bondadosos la mayor parte del tiempo. Sin él, la sociedad seguirá en el mismo camino que ha tomado y llevado ya por muchos años.

Ser bondadosos requiere empezar ahora mismo. Si deseamos hacer algo bueno por nuestros semejantes, permitámonos hacerlo ahora, sin dejarlo para más tarde. Se trata de estar pensando en los demás, ayudando de cualquier forma que podamos a otros. Esto implica, por supuesto, no hacer daño a nadie y procurar retomar nuestro carácter sereno y apacible. Ser bondadoso, dicen los diccionarios, es ser “benévolos, buenos, benignos, caritativos, misericordiosos, abnegados, afables, clementes, compasivos, cordiales, filántropos, humanitarios, indulgentes, magnánimos, sensibles, tiernos, tolerantes, amables y generosos...”. O sea, tenemos muchas opciones...

El que intente tomar este propósito no lo logrará todos los días, pero si matizamos nuestros pensamientos con bondad, nuestras ambiciones con la protección de los demás y todas nuestras acciones con determinación, será factible lograrlo. Al hacerlo, debo decir, recibiremos algunas críticas, y algunas de éstas pueden venir de amistades y hasta de familiares, por pensar diferente, pero las satisfacción al ayudar en realmente mayúscula.

Si sólo intentamos radiar un poco de buen humor, de esperanza, de buena voluntad durante el día, ciertamente que lo que se nos regresa no tiene precio. Podemos vivir el presente hasta nuestro límite, sin tener que esperar que llegue el día de mañana para empezar a gozar. Las puertas de la felicidad realmente se abren. Y el que no lo crea, inténtelo por varios días y vea y sienta los resultados.

La rabia, el odio, la malicia, los resentimientos y la envidia, son realmente venenos que tratarán de impedir nuestro propósito. Estos estados emocionales lucharán por frenarnos. Nos ocasionarán fracasos, quizá nos resten amigos, reducirán nuestras energías, y ciertamente que podemos hasta enfermar si los dejamos que tomen posesión sobre nuestros pensamientos y nuestras acciones.

¿Podremos ser optimistas, bondadosos y comedidos con todos, así como sinceros y optimistas a pesar de cualquier situación? El que lo ha intentado afirma que sí, pues parte de lo que despierta en el ser humano el ser bondadoso, es la comprobación que la bondad es más fuerte que la maldad y el odio. El solo hecho de comprobar que se es feliz haciendo feliz a alguien más nos da una de las más placenteras vidas.

No intentemos hacer bondadoso a todo el mundo, nuestro deber es hacernos bondadosos a nosotros mismos.


Son muchas las aspiraciones y deseos del ser humano para este año, aun siendo prohibido por el gobierno, sabiendo que rara vez completaremos los 12 meses cumpliendo cualquiera de ellos. Casi todo es personal, pensando solamente en nosotros mismos, pero si pudiéramos todos pensar en un propósito común, que no únicamente podríamos tener y lograr, sino que es vital para la supervivencia de nuestra sociedad. Me refiero a al menos intentar ser bondadosos la mayor parte del tiempo. Sin él, la sociedad seguirá en el mismo camino que ha tomado y llevado ya por muchos años.

Ser bondadosos requiere empezar ahora mismo. Si deseamos hacer algo bueno por nuestros semejantes, permitámonos hacerlo ahora, sin dejarlo para más tarde. Se trata de estar pensando en los demás, ayudando de cualquier forma que podamos a otros. Esto implica, por supuesto, no hacer daño a nadie y procurar retomar nuestro carácter sereno y apacible. Ser bondadoso, dicen los diccionarios, es ser “benévolos, buenos, benignos, caritativos, misericordiosos, abnegados, afables, clementes, compasivos, cordiales, filántropos, humanitarios, indulgentes, magnánimos, sensibles, tiernos, tolerantes, amables y generosos...”. O sea, tenemos muchas opciones...

El que intente tomar este propósito no lo logrará todos los días, pero si matizamos nuestros pensamientos con bondad, nuestras ambiciones con la protección de los demás y todas nuestras acciones con determinación, será factible lograrlo. Al hacerlo, debo decir, recibiremos algunas críticas, y algunas de éstas pueden venir de amistades y hasta de familiares, por pensar diferente, pero las satisfacción al ayudar en realmente mayúscula.

Si sólo intentamos radiar un poco de buen humor, de esperanza, de buena voluntad durante el día, ciertamente que lo que se nos regresa no tiene precio. Podemos vivir el presente hasta nuestro límite, sin tener que esperar que llegue el día de mañana para empezar a gozar. Las puertas de la felicidad realmente se abren. Y el que no lo crea, inténtelo por varios días y vea y sienta los resultados.

La rabia, el odio, la malicia, los resentimientos y la envidia, son realmente venenos que tratarán de impedir nuestro propósito. Estos estados emocionales lucharán por frenarnos. Nos ocasionarán fracasos, quizá nos resten amigos, reducirán nuestras energías, y ciertamente que podemos hasta enfermar si los dejamos que tomen posesión sobre nuestros pensamientos y nuestras acciones.

¿Podremos ser optimistas, bondadosos y comedidos con todos, así como sinceros y optimistas a pesar de cualquier situación? El que lo ha intentado afirma que sí, pues parte de lo que despierta en el ser humano el ser bondadoso, es la comprobación que la bondad es más fuerte que la maldad y el odio. El solo hecho de comprobar que se es feliz haciendo feliz a alguien más nos da una de las más placenteras vidas.

No intentemos hacer bondadoso a todo el mundo, nuestro deber es hacernos bondadosos a nosotros mismos.