/ martes 4 de septiembre de 2018

Atención al matrimonio y la familia

Uno de los puntos que requieren más atención de parte de gobiernos y de la sociedad civil es el relativo al matrimonio y la familia. Desde unas décadas atrás el deterioro de estas instituciones ha ido en aumento.

Desde luego a través de los siglos matrimonio y familia se han ido adaptando a las condiciones de las diversas culturas, mas la familia sigue siendo la célula básica de la sociedad.

Muchos son los actuales atentados que sufre el núcleo familiar.

Hoy para muchos jóvenes el sentido del matrimonio parece perderse y prefieren vivir juntos sin un compromiso estable. El “a ver cómo nos va” suele permear las relaciones de su futuro matrimonio y, dependiendo de ello, la separación o el divorcio están en la mira sin pensar en las consecuencias. El “para siempre” o “hasta que la muerte nos separe” se ve como algo del pasado, sin demérito de jóvenes que sí lo arraigan en su ser.

Desde hace tiempo el concepto del noviazgo como una etapa de preparación al matrimonio cambió de giro, y se ha entendido como el que exista una relación donde el sexo hace su agosto.

El acceso al estado matrimonial depende para algunos más del sentimiento y la atracción física que de la voluntad.

A pesar de que durante el periodo previo al matrimonio algunos, sobre todo la mujer, sufran acoso de distinto tipo, se llega ante el juez o el altar, y la violencia intrafamiliar hace de las suyas.

La castidad parece no existir en muchos y proceden a involucrarse siendo solteros(as) –también este término ha cambiado su connotación- en relaciones íntimas que los demeritan y pueden desviarlos de su felicidad.

Las madres solteras o abandonadas, los divorciados vueltos a casar, los embarazos en adolescentes, los abortos y otras situaciones aumentan cada día.

La familia en cuanto tal ha sufrido embates económicos e ideológicos que llevan a veces a conflictos internos. El adulterio se convierte en cosa común con consecuencias graves.

Los avances tecnológicos y los mensajes en medios de comunicación influyen a veces malamente en las relaciones de padres e hijos.

Todas esas situaciones y otras más merecen nuestra atención. ¿Lo ven?


Uno de los puntos que requieren más atención de parte de gobiernos y de la sociedad civil es el relativo al matrimonio y la familia. Desde unas décadas atrás el deterioro de estas instituciones ha ido en aumento.

Desde luego a través de los siglos matrimonio y familia se han ido adaptando a las condiciones de las diversas culturas, mas la familia sigue siendo la célula básica de la sociedad.

Muchos son los actuales atentados que sufre el núcleo familiar.

Hoy para muchos jóvenes el sentido del matrimonio parece perderse y prefieren vivir juntos sin un compromiso estable. El “a ver cómo nos va” suele permear las relaciones de su futuro matrimonio y, dependiendo de ello, la separación o el divorcio están en la mira sin pensar en las consecuencias. El “para siempre” o “hasta que la muerte nos separe” se ve como algo del pasado, sin demérito de jóvenes que sí lo arraigan en su ser.

Desde hace tiempo el concepto del noviazgo como una etapa de preparación al matrimonio cambió de giro, y se ha entendido como el que exista una relación donde el sexo hace su agosto.

El acceso al estado matrimonial depende para algunos más del sentimiento y la atracción física que de la voluntad.

A pesar de que durante el periodo previo al matrimonio algunos, sobre todo la mujer, sufran acoso de distinto tipo, se llega ante el juez o el altar, y la violencia intrafamiliar hace de las suyas.

La castidad parece no existir en muchos y proceden a involucrarse siendo solteros(as) –también este término ha cambiado su connotación- en relaciones íntimas que los demeritan y pueden desviarlos de su felicidad.

Las madres solteras o abandonadas, los divorciados vueltos a casar, los embarazos en adolescentes, los abortos y otras situaciones aumentan cada día.

La familia en cuanto tal ha sufrido embates económicos e ideológicos que llevan a veces a conflictos internos. El adulterio se convierte en cosa común con consecuencias graves.

Los avances tecnológicos y los mensajes en medios de comunicación influyen a veces malamente en las relaciones de padres e hijos.

Todas esas situaciones y otras más merecen nuestra atención. ¿Lo ven?