/ sábado 7 de diciembre de 2019

Bartlett en CFE; pusieron al coyote a cuidar a las gallinas

O la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se volvió el principal pendiente del presidente Andrés Manuel López Obrador o Manuel Bartlett su más importante cómplice al frente de la paraestatal más redituable al cumplirse el primer año de un gobierno sorpresivamente autoritario y centralista, con un inusitado dispendio traducido en pensiones y becas a todo mundo y con cero crecimiento en todo el desarrollo nacional.

El futuro de México ya es incierto, pero el de la Comisión Federal de Electricidad no, porque está estrangulando a la sociedad productiva y a la clase mediera a la que ya no le alcanza, no se diga que para vivir, sino para medio comer por los altos costos de la materia prima para sobrevivir, en este caso la energía eléctrica, la luz, elemento de primerísima necesidad en cualquier familia mexicana.

A la sociedad productiva ni se diga, el negocio más modesto difícilmente puede sobrevivir a los embates económicos de la CFE que sin misericordia aumenta su producto sin consulta, sin permiso de nadie y con costosos y asombrosos aumentos que todos tienen que pagar, ricos y pobres de todas las clases sociales, es decir, aquí no hay distingos, CFE friega a todos.

Pero quién sabe que hace la CFE con sus ganancias, a quién se las reporta o nunca tienen dividendos que demuestren su eficiencia para exprimir a la sociedad. Hace años, después de la nacionalización de la energía eléctrica por Adolfo López Mateos, entonces presidente de la República, cuando la luz se hizo nacional, la compañía paraestatal hasta la fecha se convirtió en una de las empresas del estado más importantes, junto con el Instituto Mexicano del Seguro Social IMSS, donde entrar a trabajar en una de ellas era un verdadero milagro o un símbolo de verdadero poder y relaciones que todos envidiaban.

Curiosamente IMSS, Infonavit y CFE son ahora los frenos que impiden el crecimiento de México, por sus descomunales cobros a todas las empresas sin distingos.

Era o es tan poderos y rentable esta empresa del Gobierno, quizá más que Pemex, que se tuvo que dividir, se tuvo que segregar de la CFE la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, para darle servicio principalmente al Distrito Federal y a algunas entidades federativas circundantes con el entonces poderoso Distrito Federal.

Pero lo único que se logró es darle nacimiento a otro monstruo de corrupción que necesariamente tuvo que ser liquidado y volvió la CFE por sus fueros al recibir nuevamente el control del suministro eléctrico a lo largo y ancho del país.

¿Pero en manos de quién estamos?, en la empresa más corrompida y que sigue tan tranquila esquilmando a todo México, tan es así que uno de los más corruptos de los antiguos gobiernos es paradójicamente de los más fuertes y poderosos de la 4Transformación Manuel Bartlett, quien incluso fue secretario de Gobernación, donde se le cayó el sistema en las elecciones de 1988, es ahora el poderoso director de CFE.

O la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se volvió el principal pendiente del presidente Andrés Manuel López Obrador o Manuel Bartlett su más importante cómplice al frente de la paraestatal más redituable al cumplirse el primer año de un gobierno sorpresivamente autoritario y centralista, con un inusitado dispendio traducido en pensiones y becas a todo mundo y con cero crecimiento en todo el desarrollo nacional.

El futuro de México ya es incierto, pero el de la Comisión Federal de Electricidad no, porque está estrangulando a la sociedad productiva y a la clase mediera a la que ya no le alcanza, no se diga que para vivir, sino para medio comer por los altos costos de la materia prima para sobrevivir, en este caso la energía eléctrica, la luz, elemento de primerísima necesidad en cualquier familia mexicana.

A la sociedad productiva ni se diga, el negocio más modesto difícilmente puede sobrevivir a los embates económicos de la CFE que sin misericordia aumenta su producto sin consulta, sin permiso de nadie y con costosos y asombrosos aumentos que todos tienen que pagar, ricos y pobres de todas las clases sociales, es decir, aquí no hay distingos, CFE friega a todos.

Pero quién sabe que hace la CFE con sus ganancias, a quién se las reporta o nunca tienen dividendos que demuestren su eficiencia para exprimir a la sociedad. Hace años, después de la nacionalización de la energía eléctrica por Adolfo López Mateos, entonces presidente de la República, cuando la luz se hizo nacional, la compañía paraestatal hasta la fecha se convirtió en una de las empresas del estado más importantes, junto con el Instituto Mexicano del Seguro Social IMSS, donde entrar a trabajar en una de ellas era un verdadero milagro o un símbolo de verdadero poder y relaciones que todos envidiaban.

Curiosamente IMSS, Infonavit y CFE son ahora los frenos que impiden el crecimiento de México, por sus descomunales cobros a todas las empresas sin distingos.

Era o es tan poderos y rentable esta empresa del Gobierno, quizá más que Pemex, que se tuvo que dividir, se tuvo que segregar de la CFE la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, para darle servicio principalmente al Distrito Federal y a algunas entidades federativas circundantes con el entonces poderoso Distrito Federal.

Pero lo único que se logró es darle nacimiento a otro monstruo de corrupción que necesariamente tuvo que ser liquidado y volvió la CFE por sus fueros al recibir nuevamente el control del suministro eléctrico a lo largo y ancho del país.

¿Pero en manos de quién estamos?, en la empresa más corrompida y que sigue tan tranquila esquilmando a todo México, tan es así que uno de los más corruptos de los antiguos gobiernos es paradójicamente de los más fuertes y poderosos de la 4Transformación Manuel Bartlett, quien incluso fue secretario de Gobernación, donde se le cayó el sistema en las elecciones de 1988, es ahora el poderoso director de CFE.