/ viernes 20 de diciembre de 2019

Biblia y filología

De acuerdo con el maestro Antonio Piñero, según la crítica histórica, ningún libro del Nuevo Testamento (NT) se compuso en arameo, sino en griego, por la segunda o tercera generación de los seguidores de Cristo, en un proceso de edición, entre los siglos II y III d.C., con el supuesto de tener autoridad apostólica, cierta ortodoxia y de ser aprobado por las Iglesias principales. Es innegable la existencia de una clara política eclesiástica, pues libros populares como El Pastor de Hermas no se incluyeron y los menos aceptados, como Apocalipsis, sí lo fueron.

Esta política apareció, principalmente, del cristianismo que interpretaría la doctrina en torno a los judíos helenísticos y paganos que surgieron de la visión de san Pablo, después de que se disolviera la influencia de los judeocristianos de Palestina, eliminados por Adriano al 135 d.C., y de las ocho o nueve corrientes cristianas de los siglos I y II d.C. La teología adquiriría su forma actual con san Ireneo de Lyon al 200 d.C., y dejaría la clandestinidad con Constantino I hacia el 311 d.C., buscando el apoyo del 20% del cristianismo que estaba unificado.

Con las últimas investigaciones, tal vez el cristianismo no sea lo que parece, pues el NT no fue escrito tan pronto, tal vez, porque el Fin estaba cerca: las parábolas de Jesús se redactan entre Herodes el Grande y el sitio de Jerusalén (70 d.C.); siete de las catorce cartas de san Pablo no son de la misma pluma; y los Evangelios parecieron escribirse cronológicamente para corregirse o completarse: Marcos a san Pablo, Mateo a Marcos, Lucas a Mateo y Marcos, y Juan, a los demás. Posiblemente, el Apocalipsis y el Evangelio según san Juan tengan varios autores.

El moderno texto del NT no existe en un sólo manuscrito y ha sido reconstruido científicamente por el Instituto de Investigación Textual del Nuevo Testamento a su forma probable del año 200 d.C. Al menos, el NT tiene cuatro niveles de interpretación: redactores, editores, traductores e intérpretes modernos, lo que hace inútil ignorar la ciencia histórica, así como la garantía que le otorga la Iglesia Católica, a pesar del elemento humano.

agusperezr@hotmail.com


De acuerdo con el maestro Antonio Piñero, según la crítica histórica, ningún libro del Nuevo Testamento (NT) se compuso en arameo, sino en griego, por la segunda o tercera generación de los seguidores de Cristo, en un proceso de edición, entre los siglos II y III d.C., con el supuesto de tener autoridad apostólica, cierta ortodoxia y de ser aprobado por las Iglesias principales. Es innegable la existencia de una clara política eclesiástica, pues libros populares como El Pastor de Hermas no se incluyeron y los menos aceptados, como Apocalipsis, sí lo fueron.

Esta política apareció, principalmente, del cristianismo que interpretaría la doctrina en torno a los judíos helenísticos y paganos que surgieron de la visión de san Pablo, después de que se disolviera la influencia de los judeocristianos de Palestina, eliminados por Adriano al 135 d.C., y de las ocho o nueve corrientes cristianas de los siglos I y II d.C. La teología adquiriría su forma actual con san Ireneo de Lyon al 200 d.C., y dejaría la clandestinidad con Constantino I hacia el 311 d.C., buscando el apoyo del 20% del cristianismo que estaba unificado.

Con las últimas investigaciones, tal vez el cristianismo no sea lo que parece, pues el NT no fue escrito tan pronto, tal vez, porque el Fin estaba cerca: las parábolas de Jesús se redactan entre Herodes el Grande y el sitio de Jerusalén (70 d.C.); siete de las catorce cartas de san Pablo no son de la misma pluma; y los Evangelios parecieron escribirse cronológicamente para corregirse o completarse: Marcos a san Pablo, Mateo a Marcos, Lucas a Mateo y Marcos, y Juan, a los demás. Posiblemente, el Apocalipsis y el Evangelio según san Juan tengan varios autores.

El moderno texto del NT no existe en un sólo manuscrito y ha sido reconstruido científicamente por el Instituto de Investigación Textual del Nuevo Testamento a su forma probable del año 200 d.C. Al menos, el NT tiene cuatro niveles de interpretación: redactores, editores, traductores e intérpretes modernos, lo que hace inútil ignorar la ciencia histórica, así como la garantía que le otorga la Iglesia Católica, a pesar del elemento humano.

agusperezr@hotmail.com