Los chihuahuenses, tenemos una historia de lucha y perseverancia ante las dificultades, y en el presente, mantenemos esa actitud históricamente nuestra. Nosotros no nos dejamos vencer por las circunstancias adversas, sino que siempre buscamos construir un mejor futuro para nosotros y nuestras familias. No conocemos el abandono, no perdemos la esperanza, no abandonamos los sueños y siempre encontramos la manera de salir adelante.
El recuerdo de nuestras fechas importantes es una manera de renovar el espíritu de nuestros valores más característicos. Recordando de dónde venimos, renace en nosotros el impulso que motivó a nuestros antepasados a forjar el gran Estado al que hoy llamamos hogar.
Hoy, recordamos con orgullo las gestas heroicas de los chihuahuenses que participaron en la Independencia, la Reforma, la Revolución y la Defensa de la Soberanía Nacional. Conmemoramos con gratitud a los líderes visionarios que impulsaron el desarrollo económico, social y cultural de nuestro Estado. Hoy, hacemos memoria, con profundo respeto, de los hombres y mujeres que han dejado su huella en las artes, las ciencias, el deporte y la educación. Y claro, recordamos con cariño a nuestros antepasados, que con el sudor de su frente y el cansancio de su cuerpo construyeron este gran Chihuahua.
Al recordar, no solo honramos el pasado, sino que también alimentamos el presente. Nos inspiramos en los ejemplos de quienes nos precedieron, para seguir sus pasos e inspirarnos para mejorar sus logros. Así, fortalecemos los valores que han dado sentido a nuestra identidad como chihuahuenses: el trabajo, la honestidad, la solidaridad, la valentía, la libertad y la justicia. Nos unimos en la diversidad, reconociendo la riqueza de nuestras culturas originarias, mestizas y migrantes. Nos proyectamos hacia el futuro, asumiendo el compromiso de construir un mejor Chihuahua para las próximas generaciones.
El recuerdo de nuestra historia es un motor de renovación. Pero el elemento más importante que requiere renovarse en este momento concreto de nuestra historia, es sin duda la esperanza. Hay que renovar la esperanza, para que los jóvenes vivan con la consciencia de que tienen un futuro prometedor por delante, un futuro para establecer nuevas amistades, para crear una familia, para compartir el tiempo con los seres queridos, trabajar, generar un patrimonio y ser felices. Tenemos que renovar la convicción de que las adicciones y el crimen no tienen cabida en una vida con esperanza.
Tenemos que renovar la esperanza para que los empresarios sigan luchando por generar más empleos y mejor pagados, para que los sueños de todos los chihuahuenses sean una posibilidad real. Para lograrlo, debemos seguir generando las condiciones propicias para invertir, innovar, crecer y competir. Tenemos que renovar la esperanza para que, juntos, podamos fortalecer nuestras instituciones, pues son el pilar de la democracia, y necesitan legitimidad, transparencia, eficiencia y rendición de cuentas.
Como Estado, celebramos nuestro bicentenario, y hoy es el momento más propicio para renovar nuestra esperanza, y renovar el compromiso de heredar un Chihuahua cada vez más próspero para las generaciones por venir.
Abogada y Maestra en Administración y Políticas Públicas. Gobernadora del Estado de Chihuahua.