/ martes 17 de mayo de 2022

Boda en Antigua Guatemala 

El fin de semana pasado tuvimos la oportunidad de asistir a una boda de una ahijada en la ciudad de Antigua, Guatemala, acompañados de una pareja de amigos. Muchos años sin verla y al saber que contraía matrimonio planeamos para viajar a la región del novio. Volamos hasta la ciudad de Guatemala capital, y del aeropuerto nos fuimos directamente a la ciudad de Antigua. El aeropuerto, infraestructura sencilla, tanto aduana como migración amables y serviciales. Transportándonos a Antigua veríamos paisajes verdes, con gran vegetación dentro de un paisaje montañoso.

Llegamos a un hotel con una arquitectura colonial perteneciente a edificaciones de un convento. Desde la entrada con una puerta de madera tallada y pasillos que dejaban ver los muros de aquella época. Un pequeño patio con fuentes adornadas con detalles y lleno de flores y arbustos verdes. Nos asignaron una recámara en la parte superior y podíamos apreciar el jardín y sus alrededores. La puerta de madera labrada y con cerradura de llave, al interior un techo tipo cabaña con un gran domo que dejaba ver el cielo nublado. Al día siguiente decidimos caminar en un paseo guiado acompañados por un antigüeño. Caminando nos compartió historias de la ciudad. Data de los años mil quinientos cuarenta y uno, donde era considerada como la capital de Guatemala y después de un gran terremoto que destruyera prácticamente el poblado, la capital se trasladó a la actual Guatemala. Hace apenas poco más de cuarenta años se convirtió en patrimonio de la humanidad y lugar turístico principalmente por la preservación de la arquitectura española barroca. Es una ciudad donde sus calles son empedradas, no hay semáforos, no hay señales sobrepuestas, ni anuncian sobre las calles. Continuando con la caminata vimos cómo conserva sus fachadas y tienen una cultura de conservación de monumentos y construcciones. No vimos construcciones modernas y llegamos a un lugar que había sido convento de Santo Domingo, sus grandes pasillos, fachadas, arcos de piedra, así como sus pasadizos internos, le daban un toque mágico de la época colonial. Teniendo como fondo montañas, resaltando el llamado volcán de agua. La bienvenida de los novios a los invitados fue en una terraza superior de un lugar “El Sabor del Tiempo”, donde se observaba parte de la ciudad. Más tarde nos subimos a unos taxis motos característicos del lugar. Ya que la mayor parte de la ciudad se traslada caminando. Visitamos el arco, el centro de la ciudad con su Catedral, su pasillo de arcos y el Ayuntamiento.

En la mañana nos preparamos para el evento que fue en el interior de una ruina de una iglesia, que le daba un toque mágico a la celebración.

Después fue la recepción empezando por un baile de los novios al ritmo de salsa, muy bien preparado. Amigos y familiares de los novios bailaron por algunas horas. La comida y arreglos verdaderamente resaltaban lo regional que fue muy lucidor. Pudimos saludar a la comadre y sus hijos, que teníamos años de no verlos. Ellos ya con hijos. La novia dirigió un brindis agradeciendo a todos haber acudido a su ceremonia. Verdaderamente fue un viaje para recordar, por dos motivos; el primero el reencuentro después de muchos años con amigos y familiares. Y segundo, por la gran oportunidad de conocer una ciudad que definitivamente merece el adjetivo que conocemos como “pueblo mágico”. Felicidades y los mejores deseos para esta nueva pareja.


email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua


El fin de semana pasado tuvimos la oportunidad de asistir a una boda de una ahijada en la ciudad de Antigua, Guatemala, acompañados de una pareja de amigos. Muchos años sin verla y al saber que contraía matrimonio planeamos para viajar a la región del novio. Volamos hasta la ciudad de Guatemala capital, y del aeropuerto nos fuimos directamente a la ciudad de Antigua. El aeropuerto, infraestructura sencilla, tanto aduana como migración amables y serviciales. Transportándonos a Antigua veríamos paisajes verdes, con gran vegetación dentro de un paisaje montañoso.

Llegamos a un hotel con una arquitectura colonial perteneciente a edificaciones de un convento. Desde la entrada con una puerta de madera tallada y pasillos que dejaban ver los muros de aquella época. Un pequeño patio con fuentes adornadas con detalles y lleno de flores y arbustos verdes. Nos asignaron una recámara en la parte superior y podíamos apreciar el jardín y sus alrededores. La puerta de madera labrada y con cerradura de llave, al interior un techo tipo cabaña con un gran domo que dejaba ver el cielo nublado. Al día siguiente decidimos caminar en un paseo guiado acompañados por un antigüeño. Caminando nos compartió historias de la ciudad. Data de los años mil quinientos cuarenta y uno, donde era considerada como la capital de Guatemala y después de un gran terremoto que destruyera prácticamente el poblado, la capital se trasladó a la actual Guatemala. Hace apenas poco más de cuarenta años se convirtió en patrimonio de la humanidad y lugar turístico principalmente por la preservación de la arquitectura española barroca. Es una ciudad donde sus calles son empedradas, no hay semáforos, no hay señales sobrepuestas, ni anuncian sobre las calles. Continuando con la caminata vimos cómo conserva sus fachadas y tienen una cultura de conservación de monumentos y construcciones. No vimos construcciones modernas y llegamos a un lugar que había sido convento de Santo Domingo, sus grandes pasillos, fachadas, arcos de piedra, así como sus pasadizos internos, le daban un toque mágico de la época colonial. Teniendo como fondo montañas, resaltando el llamado volcán de agua. La bienvenida de los novios a los invitados fue en una terraza superior de un lugar “El Sabor del Tiempo”, donde se observaba parte de la ciudad. Más tarde nos subimos a unos taxis motos característicos del lugar. Ya que la mayor parte de la ciudad se traslada caminando. Visitamos el arco, el centro de la ciudad con su Catedral, su pasillo de arcos y el Ayuntamiento.

En la mañana nos preparamos para el evento que fue en el interior de una ruina de una iglesia, que le daba un toque mágico a la celebración.

Después fue la recepción empezando por un baile de los novios al ritmo de salsa, muy bien preparado. Amigos y familiares de los novios bailaron por algunas horas. La comida y arreglos verdaderamente resaltaban lo regional que fue muy lucidor. Pudimos saludar a la comadre y sus hijos, que teníamos años de no verlos. Ellos ya con hijos. La novia dirigió un brindis agradeciendo a todos haber acudido a su ceremonia. Verdaderamente fue un viaje para recordar, por dos motivos; el primero el reencuentro después de muchos años con amigos y familiares. Y segundo, por la gran oportunidad de conocer una ciudad que definitivamente merece el adjetivo que conocemos como “pueblo mágico”. Felicidades y los mejores deseos para esta nueva pareja.


email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua