/ sábado 17 de noviembre de 2018

Burlesque legislativa

Fue el martes 13 cuando una especie inversa de comedia política comenzó, teniendo como escenario de gala la sede del Poder Legislativo de Chihuahua. El desfile de algunos funcionarios del Ejecutivo estatal que en cumplimiento de la Constitución y la Ley Orgánica del Congreso del Estado, acudieron para informar, bajo protesta de decir verdad, sobre los asuntos inherentes a su encargo.


El espíritu del legislador, que dio fundamento y vigencia a esta disposición constitucional se basó en la ineludible obligación que tienen los funcionarios de gobierno de actuar bajo los principios democráticos de la rendición de cuentas, transparencia y eficiencia en el desempeño de los cargos públicos que ostentan.


Sin embargo, tal parece que no lo han podido entender así algunos legisladores de oposición que, sin ningún empacho, aprovecharon las primeras comparecencias de los funcionarios de gobierno para exhibir su habilidad histriónica (teatralidad), su ignorancia supina sobre la seria responsabilidad que tienen sobre sus hombros y su incapacidad para entender que el bienestar, la seguridad y el desarrollo de los chihuahuenses también está en sus manos, aunque no formen parte del Ejecutivo estatal.

El acto constitucional de la rendición de cuentas y la proyección de acciones ejecutivas para el bien común fue transformado en una banal burlesque legislativa. La ridiculización del trabajo parlamentario y su responsabilidad de abundar en el conocimiento de las acciones de gobierno y su proyección hacia el futuro inmediato y mediato, para garantizar la consecución de primordiales objetivos. Un espectáculo en el que sólo destacó la capacidad pendenciera partidista de algunos de la oposición, la diatriba y la exageración dramática para denigrar el desempeño y la figura de los funcionarios estatales.

Podrán tener razón, quizá sí o no, sobre su valoración respecto a lo sustancioso y positivo de la información rendida por la autoridad. Pero jamás podrán justificar que el ejercicio constitucional de la rendición de cuentas se convierta en un teatro de variedades, en el que mediante el recurso de la comedia política barata se intenta ganar la mayor cantidad de aplausos. ¿Quién de vosotros tendrá más valor y pericia para ridiculizar al mimo? Se preguntaba Francesco Berní, allá por el siglo XIV.

¿Con qué calidad moral se alzan airadas voces, como las representativas del PRI, que reclaman mayor racionalidad en los gastos de comunicación, cuando durante el sexenio pasado guardaron ominoso silencio, mientras vulgarmente eran saqueadas las finanzas del estado?

Lo que verdaderamente preocupa es que esa clase de legisladores no tienen la mínima idea del daño que le ocasionan al Poder Legislativo de Chihuahua con sus conductas teatrales. La enorme decepción y desilusión que generan en una población que está harta de tanta política barata y vulgar, una población que lo único que quiere es contar con auténticos estadistas preocupados por su bienestar.

¿Qué otras cosas pueden lograr, con su ácida, destructiva e irracional crítica, que no sea la malsana satisfacción de pretender humillar a los servidores públicos que cumplen con la obligación de acudir a rendir cuentas y aclarar las inquietudes de quienes ostentan la representación popular? ¿De qué manera contribuye ese modelo de oposición al cambio del modelo de gobernar y la responsabilidad que implica ser una auténtica oposición?

En nada más que la simplona escenificación de una comedia de tipo burlesque legislativa.


alfredopineraguevara@gmail.com



Fue el martes 13 cuando una especie inversa de comedia política comenzó, teniendo como escenario de gala la sede del Poder Legislativo de Chihuahua. El desfile de algunos funcionarios del Ejecutivo estatal que en cumplimiento de la Constitución y la Ley Orgánica del Congreso del Estado, acudieron para informar, bajo protesta de decir verdad, sobre los asuntos inherentes a su encargo.


El espíritu del legislador, que dio fundamento y vigencia a esta disposición constitucional se basó en la ineludible obligación que tienen los funcionarios de gobierno de actuar bajo los principios democráticos de la rendición de cuentas, transparencia y eficiencia en el desempeño de los cargos públicos que ostentan.


Sin embargo, tal parece que no lo han podido entender así algunos legisladores de oposición que, sin ningún empacho, aprovecharon las primeras comparecencias de los funcionarios de gobierno para exhibir su habilidad histriónica (teatralidad), su ignorancia supina sobre la seria responsabilidad que tienen sobre sus hombros y su incapacidad para entender que el bienestar, la seguridad y el desarrollo de los chihuahuenses también está en sus manos, aunque no formen parte del Ejecutivo estatal.

El acto constitucional de la rendición de cuentas y la proyección de acciones ejecutivas para el bien común fue transformado en una banal burlesque legislativa. La ridiculización del trabajo parlamentario y su responsabilidad de abundar en el conocimiento de las acciones de gobierno y su proyección hacia el futuro inmediato y mediato, para garantizar la consecución de primordiales objetivos. Un espectáculo en el que sólo destacó la capacidad pendenciera partidista de algunos de la oposición, la diatriba y la exageración dramática para denigrar el desempeño y la figura de los funcionarios estatales.

Podrán tener razón, quizá sí o no, sobre su valoración respecto a lo sustancioso y positivo de la información rendida por la autoridad. Pero jamás podrán justificar que el ejercicio constitucional de la rendición de cuentas se convierta en un teatro de variedades, en el que mediante el recurso de la comedia política barata se intenta ganar la mayor cantidad de aplausos. ¿Quién de vosotros tendrá más valor y pericia para ridiculizar al mimo? Se preguntaba Francesco Berní, allá por el siglo XIV.

¿Con qué calidad moral se alzan airadas voces, como las representativas del PRI, que reclaman mayor racionalidad en los gastos de comunicación, cuando durante el sexenio pasado guardaron ominoso silencio, mientras vulgarmente eran saqueadas las finanzas del estado?

Lo que verdaderamente preocupa es que esa clase de legisladores no tienen la mínima idea del daño que le ocasionan al Poder Legislativo de Chihuahua con sus conductas teatrales. La enorme decepción y desilusión que generan en una población que está harta de tanta política barata y vulgar, una población que lo único que quiere es contar con auténticos estadistas preocupados por su bienestar.

¿Qué otras cosas pueden lograr, con su ácida, destructiva e irracional crítica, que no sea la malsana satisfacción de pretender humillar a los servidores públicos que cumplen con la obligación de acudir a rendir cuentas y aclarar las inquietudes de quienes ostentan la representación popular? ¿De qué manera contribuye ese modelo de oposición al cambio del modelo de gobernar y la responsabilidad que implica ser una auténtica oposición?

En nada más que la simplona escenificación de una comedia de tipo burlesque legislativa.


alfredopineraguevara@gmail.com