/ miércoles 1 de junio de 2022

Calma chicha

Hemos caído en una aparente calma chicha. Estamos distraídos con temas electorales, pero la realidad es persistente, no desaparece, nos alcanza y en nuestro caso no para bien. Tenemos ejemplos:

El derrumbe de la inversión, que ya se ha reflejado en pérdida de capital instalado, hace cada día más difícil mover la economía mexicana. Entre 1980 y 2018, el crecimiento promedio anual fue de 2.35% y nos parecía poco; ahora, el crecimiento potencial parece estar alrededor de 1.5%, lo cual es preocupante. Además, existe la posibilidad, revisando los datos fiscales proyectados para 2023, de quedarnos en crecimiento cero en este sexenio.

El presupuesto sigue manejándose con criterios político-electorales, parecido a lo que se manejó en 1982 con López Portillo, y ya vemos lo que nos sucedió. No fue un problema de flujo el que nos impidió pagar nuestros compromisos financieros, fueron los problemas estructurales muy profundos que impedían que la economía creciera lo suficiente como para servir su deuda, es a donde ahora nos enfilamos.

En una noticia positiva, el INEGI publicó el crecimiento del PIB de México al primer trimestre del presente año, el cual creció 1% en comparación con el último de 2021; eso resulta ser el mejor dato de un trimestre en todo el sexenio actual.

Pero no es una cosa excepcional, Carlos Salinas tuvo 6 trimestres iguales, Zedillo suma 11 trimestres, o mayor, Fox alcanzó tres en su sexenio, y tanto Calderón como Peña Nieto suman cinco. Es una gran noticia, y ojalá haya más de estos trimestres en lo que resta del actual gobierno, pero no es una cosa excepcional. Lo aclaro porque nos lo van a cacarear hasta el cansancio.

Si somos optimistas, esperamos un crecimiento de las manufacturas del orden de 3.5% para este año, y una recuperación continuada y casi completa de turismo y entretenimiento. Esto nos llevaría ligeramente abajo de 1.5% para la economía en su conjunto.

Sin embargo, en el nivel de la economía doméstica, tenemos no muy buenas noticias. La inflación total de 2018 a abril de 2022 suma un 17.7%, en comparación con la inflación tenida de 2015 a septiembre de 2018 que fue de 11.35%. A la inflación de este sexenio se suma la falta de empleo y la pérdida del mismo.

Por otro lado, podemos relacionar los incrementos del salario mínimo a la inflación, que en el actual sexenio se han incrementado en un promedio de aumento anual de 85%. Los promedios en el sexenio anterior fueron de 28%. Estos incrementos suenan bien a los oídos de la población en general; pero no se percatan del daño que esto provoca: pérdida de empleos, cierre de empresas. Además, debemos considerar que el grueso de la población asalariada gana entre 2 y 4 salarios mínimos, los que pueden ver reducido su ingreso neto.

Si se continúa manejando el presupuesto y la totalidad de las finanzas públicas con criterios político-electorales, vamos directo al despeñadero. No hemos visto nada aún. Espero, sinceramente, estar equivocado.


Maestro en Finanzas. Economista


Hemos caído en una aparente calma chicha. Estamos distraídos con temas electorales, pero la realidad es persistente, no desaparece, nos alcanza y en nuestro caso no para bien. Tenemos ejemplos:

El derrumbe de la inversión, que ya se ha reflejado en pérdida de capital instalado, hace cada día más difícil mover la economía mexicana. Entre 1980 y 2018, el crecimiento promedio anual fue de 2.35% y nos parecía poco; ahora, el crecimiento potencial parece estar alrededor de 1.5%, lo cual es preocupante. Además, existe la posibilidad, revisando los datos fiscales proyectados para 2023, de quedarnos en crecimiento cero en este sexenio.

El presupuesto sigue manejándose con criterios político-electorales, parecido a lo que se manejó en 1982 con López Portillo, y ya vemos lo que nos sucedió. No fue un problema de flujo el que nos impidió pagar nuestros compromisos financieros, fueron los problemas estructurales muy profundos que impedían que la economía creciera lo suficiente como para servir su deuda, es a donde ahora nos enfilamos.

En una noticia positiva, el INEGI publicó el crecimiento del PIB de México al primer trimestre del presente año, el cual creció 1% en comparación con el último de 2021; eso resulta ser el mejor dato de un trimestre en todo el sexenio actual.

Pero no es una cosa excepcional, Carlos Salinas tuvo 6 trimestres iguales, Zedillo suma 11 trimestres, o mayor, Fox alcanzó tres en su sexenio, y tanto Calderón como Peña Nieto suman cinco. Es una gran noticia, y ojalá haya más de estos trimestres en lo que resta del actual gobierno, pero no es una cosa excepcional. Lo aclaro porque nos lo van a cacarear hasta el cansancio.

Si somos optimistas, esperamos un crecimiento de las manufacturas del orden de 3.5% para este año, y una recuperación continuada y casi completa de turismo y entretenimiento. Esto nos llevaría ligeramente abajo de 1.5% para la economía en su conjunto.

Sin embargo, en el nivel de la economía doméstica, tenemos no muy buenas noticias. La inflación total de 2018 a abril de 2022 suma un 17.7%, en comparación con la inflación tenida de 2015 a septiembre de 2018 que fue de 11.35%. A la inflación de este sexenio se suma la falta de empleo y la pérdida del mismo.

Por otro lado, podemos relacionar los incrementos del salario mínimo a la inflación, que en el actual sexenio se han incrementado en un promedio de aumento anual de 85%. Los promedios en el sexenio anterior fueron de 28%. Estos incrementos suenan bien a los oídos de la población en general; pero no se percatan del daño que esto provoca: pérdida de empleos, cierre de empresas. Además, debemos considerar que el grueso de la población asalariada gana entre 2 y 4 salarios mínimos, los que pueden ver reducido su ingreso neto.

Si se continúa manejando el presupuesto y la totalidad de las finanzas públicas con criterios político-electorales, vamos directo al despeñadero. No hemos visto nada aún. Espero, sinceramente, estar equivocado.


Maestro en Finanzas. Economista