/ miércoles 21 de abril de 2021

Cambios

El cambio es algo que sucede a cada instante, me veo en un espejo y ahí está la prueba más cercana y determinante de la transformación, jajaja. Ha habido momentos en que me han seducido todas esas ofertas que prometen juventud, productos e intervenciones leves o quirúrgicas para restar algunos de los añitos que llevo encima.

Luego pienso que no debo perder tiempo en eso y le sigo, dejando por largos lapsos el análisis frente al espejo, para después volver a asomarme y confirmar que no puedo detener el proceso de los años y que aunque me estire y paralice mis gestos, aun en ese plano sin arrugas denotaré mi edad. Las fotografías también me sacan de onda y pienso cuando las veo: ¡Ah jijo, el tiempo está pasando cada vez más rápido! Y ante esa imagen que me regala “sorpresas” cada vez más seguido, hago el ejercicio de amarme tal como soy, tal como estoy y agradecer que tengo salud y puedo hacer miles de cosas con este cuerpo bendito que me ha llevado a vivir tan invaluables experiencias.

Todavía recuerdo cuando una persona mayor quedó totalmente decepcionada después de una cirugía plástica para quitarle las arrugas, su pienso fue que se iba a ver más joven y renegaba diciendo: ¡Este es el fraude más grande! Porque su edad seguía plasmada en su rostro estirado, pensó que el estiramiento lo llevaría de nuevo a esa imagen de unos 20 años atrás.

La verdad puedo confirmar que me siento todavía joven, que la energía me llena y puedo seguir haciendo infinidad de cosas que disfruto enormemente, como caminar, benditas caminatas que me llenan de alegría y que me regalan el placer de observar, de conocer personas, y de admirar los grandiosos escenarios que hay por todos lados.

El cambio se da en todo, y lo veo con atención, pero lo que sí no cambia es mi anhelo de cuidar el medioambiente, que se yergue vivo y generoso ante ese amontonamiento de seres humanos que invaden de una manera tan incomprensible y destructora.

Otro cambio que no veo claro y deseo con toda el alma es que los ciudadanos empujemos a los líderes a ver la prioridad de cuidar la naturaleza, y que empecemos a hacer cambios en los estilos de gobernar y ser gobernados.

Es momento de reusar los espacios que ya están tomados por la humanidad y dejar de invadir los ecosistemas que rodean las grandes poblaciones.

El cambio para salvar el planeta requiere de un sacrificio tanto de comodidad como de generación de riqueza monetaria, necesitamos revalorar lo importante y restarle el valor de la moneda que hipnotiza con querer tener más y más materia, siendo que ese “poder tener” está en la cuerda floja, porque sin medios naturales todo termina.

Estamos en una nueva era que exige MODERACIÓN en todo, hasta en esa obsesión de la imagen personal, porque esa valdrá poco sin la prioridad de tener lo básico que nos da vida: la naturaleza.

Hoy el cambio que vive el planeta pide a los liderazgos que atiendan el cuidado de lo indispensable: agua, aire, tierra, y lleven a sus seguidores por el único camino que garantiza salud y vida.

El cambio es algo que sucede a cada instante, me veo en un espejo y ahí está la prueba más cercana y determinante de la transformación, jajaja. Ha habido momentos en que me han seducido todas esas ofertas que prometen juventud, productos e intervenciones leves o quirúrgicas para restar algunos de los añitos que llevo encima.

Luego pienso que no debo perder tiempo en eso y le sigo, dejando por largos lapsos el análisis frente al espejo, para después volver a asomarme y confirmar que no puedo detener el proceso de los años y que aunque me estire y paralice mis gestos, aun en ese plano sin arrugas denotaré mi edad. Las fotografías también me sacan de onda y pienso cuando las veo: ¡Ah jijo, el tiempo está pasando cada vez más rápido! Y ante esa imagen que me regala “sorpresas” cada vez más seguido, hago el ejercicio de amarme tal como soy, tal como estoy y agradecer que tengo salud y puedo hacer miles de cosas con este cuerpo bendito que me ha llevado a vivir tan invaluables experiencias.

Todavía recuerdo cuando una persona mayor quedó totalmente decepcionada después de una cirugía plástica para quitarle las arrugas, su pienso fue que se iba a ver más joven y renegaba diciendo: ¡Este es el fraude más grande! Porque su edad seguía plasmada en su rostro estirado, pensó que el estiramiento lo llevaría de nuevo a esa imagen de unos 20 años atrás.

La verdad puedo confirmar que me siento todavía joven, que la energía me llena y puedo seguir haciendo infinidad de cosas que disfruto enormemente, como caminar, benditas caminatas que me llenan de alegría y que me regalan el placer de observar, de conocer personas, y de admirar los grandiosos escenarios que hay por todos lados.

El cambio se da en todo, y lo veo con atención, pero lo que sí no cambia es mi anhelo de cuidar el medioambiente, que se yergue vivo y generoso ante ese amontonamiento de seres humanos que invaden de una manera tan incomprensible y destructora.

Otro cambio que no veo claro y deseo con toda el alma es que los ciudadanos empujemos a los líderes a ver la prioridad de cuidar la naturaleza, y que empecemos a hacer cambios en los estilos de gobernar y ser gobernados.

Es momento de reusar los espacios que ya están tomados por la humanidad y dejar de invadir los ecosistemas que rodean las grandes poblaciones.

El cambio para salvar el planeta requiere de un sacrificio tanto de comodidad como de generación de riqueza monetaria, necesitamos revalorar lo importante y restarle el valor de la moneda que hipnotiza con querer tener más y más materia, siendo que ese “poder tener” está en la cuerda floja, porque sin medios naturales todo termina.

Estamos en una nueva era que exige MODERACIÓN en todo, hasta en esa obsesión de la imagen personal, porque esa valdrá poco sin la prioridad de tener lo básico que nos da vida: la naturaleza.

Hoy el cambio que vive el planeta pide a los liderazgos que atiendan el cuidado de lo indispensable: agua, aire, tierra, y lleven a sus seguidores por el único camino que garantiza salud y vida.

ÚLTIMASCOLUMNAS