/ jueves 6 de junio de 2019

Cambios necesarios

Estamos apenas a unos pocos meses de iniciar con la segunda década del siglo XXI, y con ello se hace necesario reflexionar sobre lo que hemos hecho, estamos haciendo y, sobre todo lo que habremos de hacer en consecuencia para lograr la cimentación de la sociedad que deseamos.

Para lograrlo se necesita de una educación donde en verdad se tomen en consideración factores académicos y no políticos que secuestren la educación para su beneficio personal. Y, tomando en consideración las palabras del Dr. Enrique Dussel, quien dice que hace buen tiempo que las políticas públicas han adolecido de proyectos pedagógicos, es necesario pensar de forma pedagógica que política.

Las maestras y los maestros son una parte fundamental del sistema educativo, existe mucha literatura que da cuenta de los benéficos cambios que se dan cuando existen buenos mecanismos de acceso a las instituciones que les forman, son, además, instituciones de prestigio y con un sólido respaldo social y gubernamental, contando además que las y los docentes son elegidos por métodos claros, transparentes y tienen, por supuesto, un salario suficiente que les reconoce la seriedad de la que son exigidos.

Por ello celebro que el magisterio, ayer perseguido y humillado, en donde, en palabras del Dr. Ángel Díaz Barriga, se militarizó la evaluación, hoy se les reconoce que son agentes fundamentales del proceso educativo y, por tanto, se reconoce su contribución a la transformación social.

Como una aspiración legítima de quienes siempre han pagado por la capacitación y superación profesional, la norma establece que tendrán además derecho de acceder a un sistema integral de formación, de capacitación y de actualización retroalimentado por evaluaciones diagnósticos, para cumplir los objetivos y propósitos del Sistema Educativo Nacional.

Es este tiempo en el que se necesita dar paso firme en materia educativa, de generar los espacios y las condiciones que piensen no solamente en una calificación o en un examen internacional, sino que tiene que pensarse de manera integral, en el bienestar social y protección de la niñez en su hogar, en la infraestructura educativa y, sobre todo, en los que menos tienen.

manuelnavarrow@gmail.com



Estamos apenas a unos pocos meses de iniciar con la segunda década del siglo XXI, y con ello se hace necesario reflexionar sobre lo que hemos hecho, estamos haciendo y, sobre todo lo que habremos de hacer en consecuencia para lograr la cimentación de la sociedad que deseamos.

Para lograrlo se necesita de una educación donde en verdad se tomen en consideración factores académicos y no políticos que secuestren la educación para su beneficio personal. Y, tomando en consideración las palabras del Dr. Enrique Dussel, quien dice que hace buen tiempo que las políticas públicas han adolecido de proyectos pedagógicos, es necesario pensar de forma pedagógica que política.

Las maestras y los maestros son una parte fundamental del sistema educativo, existe mucha literatura que da cuenta de los benéficos cambios que se dan cuando existen buenos mecanismos de acceso a las instituciones que les forman, son, además, instituciones de prestigio y con un sólido respaldo social y gubernamental, contando además que las y los docentes son elegidos por métodos claros, transparentes y tienen, por supuesto, un salario suficiente que les reconoce la seriedad de la que son exigidos.

Por ello celebro que el magisterio, ayer perseguido y humillado, en donde, en palabras del Dr. Ángel Díaz Barriga, se militarizó la evaluación, hoy se les reconoce que son agentes fundamentales del proceso educativo y, por tanto, se reconoce su contribución a la transformación social.

Como una aspiración legítima de quienes siempre han pagado por la capacitación y superación profesional, la norma establece que tendrán además derecho de acceder a un sistema integral de formación, de capacitación y de actualización retroalimentado por evaluaciones diagnósticos, para cumplir los objetivos y propósitos del Sistema Educativo Nacional.

Es este tiempo en el que se necesita dar paso firme en materia educativa, de generar los espacios y las condiciones que piensen no solamente en una calificación o en un examen internacional, sino que tiene que pensarse de manera integral, en el bienestar social y protección de la niñez en su hogar, en la infraestructura educativa y, sobre todo, en los que menos tienen.

manuelnavarrow@gmail.com