/ martes 25 de febrero de 2020

Campañas en el horizonte

La publicidad es condenable cuando apela a la mentira directa y flagrante.” Savater


Esconder la verdaderas intenciones, en política, es condenable, porque todo el aparato publicitario estará al servicio de las mentiras que partidos y candidatos habrán de utilizar para atraer, que no convencer a diversas capas de la población. La clase media, creada por los gobiernos de la revolución, requirió de la educación como basamento de su concepción del mundo y de la vida. Muchos ciudadanos abjuran de sus creencias, no por falta de convicciones, sino para ser tomados en cuenta por otros institutos políticos, vamos, el oportunismo puro. La ideología, tan discutida hoy, tiene enfrente otras diametralmente opuestas y se integran a ellas por conveniencia, para ver si sacan aunque sea reintegro. “Aquél que se une a la cargada, para encontrar un acomodo, será despreciable para el grupo que dejó, y provocará desconfianza al grupo al que se cambió.”

Pronto arribará el “tsunami” de personas, y ¿por qué no? Personajes, que ofrecerán el cielo y las estrellas, y hasta los cometas, para atraer a las masas de trabajadores para ganar las elecciones. ¡Caramba, qué elecciones, las de 2001! Ante la incertidumbre, las decepciones y el autoritarismo surgidos de los gobernantes actuales, los ciudadanos pueden significar el riesgo de la abstención. Usted, amable lector, vote, por quien usted guste, pero no deje de hacerlo, porque otros heredarán gobiernos nada convenientes para el conjuntos de la sociedad entera. Gobiernos de retórica retorcida, que con la lengua, prometen y prometen y ¡no hacen nada! Llegó la hora de que asumamos nuestra calidad de ciudadanos conscientes, responsables y participativos. Rechacemos a quieren dividirnos, de acuerdo a la ley, ¡todos somos iguales! Sin ningún distingo. Basta de resignaciones y desde hoy conozcamos, comprendamos y debemos convencernos de los que legítimamente nos llevará a elevar nuestro nivel de vida y de dignidad.

Los hombres honestos e incorruptibles, no se hacen por decreto, menos de un verdadero “corrupto”, se forjan en el yunque férreo de la educación hogareña, y de los buenos ejemplos y ejercicios del poder ponderables. Rindamos cuentas con transparencia y acceso a la información. De esa manera lograremos avanzar a la verdadera democracia. Rechacemos la demagogia que partidos y candidatos, llevan a cabo, prometiendo y pregonando a los cuatro vientos: “su lucha por la democracia.


La publicidad es condenable cuando apela a la mentira directa y flagrante.” Savater


Esconder la verdaderas intenciones, en política, es condenable, porque todo el aparato publicitario estará al servicio de las mentiras que partidos y candidatos habrán de utilizar para atraer, que no convencer a diversas capas de la población. La clase media, creada por los gobiernos de la revolución, requirió de la educación como basamento de su concepción del mundo y de la vida. Muchos ciudadanos abjuran de sus creencias, no por falta de convicciones, sino para ser tomados en cuenta por otros institutos políticos, vamos, el oportunismo puro. La ideología, tan discutida hoy, tiene enfrente otras diametralmente opuestas y se integran a ellas por conveniencia, para ver si sacan aunque sea reintegro. “Aquél que se une a la cargada, para encontrar un acomodo, será despreciable para el grupo que dejó, y provocará desconfianza al grupo al que se cambió.”

Pronto arribará el “tsunami” de personas, y ¿por qué no? Personajes, que ofrecerán el cielo y las estrellas, y hasta los cometas, para atraer a las masas de trabajadores para ganar las elecciones. ¡Caramba, qué elecciones, las de 2001! Ante la incertidumbre, las decepciones y el autoritarismo surgidos de los gobernantes actuales, los ciudadanos pueden significar el riesgo de la abstención. Usted, amable lector, vote, por quien usted guste, pero no deje de hacerlo, porque otros heredarán gobiernos nada convenientes para el conjuntos de la sociedad entera. Gobiernos de retórica retorcida, que con la lengua, prometen y prometen y ¡no hacen nada! Llegó la hora de que asumamos nuestra calidad de ciudadanos conscientes, responsables y participativos. Rechacemos a quieren dividirnos, de acuerdo a la ley, ¡todos somos iguales! Sin ningún distingo. Basta de resignaciones y desde hoy conozcamos, comprendamos y debemos convencernos de los que legítimamente nos llevará a elevar nuestro nivel de vida y de dignidad.

Los hombres honestos e incorruptibles, no se hacen por decreto, menos de un verdadero “corrupto”, se forjan en el yunque férreo de la educación hogareña, y de los buenos ejemplos y ejercicios del poder ponderables. Rindamos cuentas con transparencia y acceso a la información. De esa manera lograremos avanzar a la verdadera democracia. Rechacemos la demagogia que partidos y candidatos, llevan a cabo, prometiendo y pregonando a los cuatro vientos: “su lucha por la democracia.