/ sábado 28 de abril de 2018

Cantaleta magisterial

Enseñar es un placer precioso, el maestro trae consigo un gen de nobleza, de compartir lo que sabe, de dar y darse, virtudes que son comparables al amor leal de nuestras madres.

Hoy los maestros padecen los enredos que provocaron los líderes magisteriales como Arias, Atollini y Avitia, personajes criados en este sistema que en vez de ocuparse de que todo niño sepa leer y escribir con claridad, se congracian con partidos buscando dádivas. Estos hombres nada tienen que ver con el maestro que se realiza cuando el niño lee, hace cálculos matemáticos o pregunta sobre la historia del mundo.

Estos líderes reparten plazas como si fueran dueños del negocio, no aplican las reformas, ignoran al Servicio Profesional Docente y llaman a huelga a sus súbditos cuando conviene a sus intereses. Ellos, con esta huelga, matan varios pájaros con la misma piedra: congraciarse con su partido, hacer creer a los maestros que luchan por sus derechos y permanecer como dirigentes.

Mientras los maestros se manifiestan a pleno sol y frío, sus líderes mueven hilos desde sus cómodas oficinas, van a comer con su familia y se ponen sus moños con quienes quieren conciliar, ¡ah! y eso sí, visitan a los manifestantes para tomarse la foto. Los maestros, en cambio, están entre la espada y la pared, abandonando a sus hijos para cubrir las guardias, sufriendo incomodidades y tratando de recuperar prestaciones perdidas con la Reforma Educativa que en parte fue laboral. Este es el único caso de un trabajador que por Ley le bajan el sueldo.

Ojalá que nuestras autoridades sean punta de lanza en el país y que negocien con los maestros directamente, que surjan líderes frescos y que, pagado el adeudo, den, además, un sueldo más justo a los maestros.

Que este destape sirva para que eliminen las podridas conductas de los sindicatos y que se prohíban las cuotas para mantenerlos; que si quieren representar a los maestros lo hagan de buena fe, y también que los manifestantes dejen la cantaleta de que “Corral no nos quiere pagar” porque esto demuestra la ignorancia que tienen de su propio sistema administrativo y su capacidad para entender la política mexicana. Sólo basta ver la monstruosa figura de Esther Gordillo para saber hasta que grado es corrupto un sindicato de maestros.

www.silviagonzález.com.mx

Enseñar es un placer precioso, el maestro trae consigo un gen de nobleza, de compartir lo que sabe, de dar y darse, virtudes que son comparables al amor leal de nuestras madres.

Hoy los maestros padecen los enredos que provocaron los líderes magisteriales como Arias, Atollini y Avitia, personajes criados en este sistema que en vez de ocuparse de que todo niño sepa leer y escribir con claridad, se congracian con partidos buscando dádivas. Estos hombres nada tienen que ver con el maestro que se realiza cuando el niño lee, hace cálculos matemáticos o pregunta sobre la historia del mundo.

Estos líderes reparten plazas como si fueran dueños del negocio, no aplican las reformas, ignoran al Servicio Profesional Docente y llaman a huelga a sus súbditos cuando conviene a sus intereses. Ellos, con esta huelga, matan varios pájaros con la misma piedra: congraciarse con su partido, hacer creer a los maestros que luchan por sus derechos y permanecer como dirigentes.

Mientras los maestros se manifiestan a pleno sol y frío, sus líderes mueven hilos desde sus cómodas oficinas, van a comer con su familia y se ponen sus moños con quienes quieren conciliar, ¡ah! y eso sí, visitan a los manifestantes para tomarse la foto. Los maestros, en cambio, están entre la espada y la pared, abandonando a sus hijos para cubrir las guardias, sufriendo incomodidades y tratando de recuperar prestaciones perdidas con la Reforma Educativa que en parte fue laboral. Este es el único caso de un trabajador que por Ley le bajan el sueldo.

Ojalá que nuestras autoridades sean punta de lanza en el país y que negocien con los maestros directamente, que surjan líderes frescos y que, pagado el adeudo, den, además, un sueldo más justo a los maestros.

Que este destape sirva para que eliminen las podridas conductas de los sindicatos y que se prohíban las cuotas para mantenerlos; que si quieren representar a los maestros lo hagan de buena fe, y también que los manifestantes dejen la cantaleta de que “Corral no nos quiere pagar” porque esto demuestra la ignorancia que tienen de su propio sistema administrativo y su capacidad para entender la política mexicana. Sólo basta ver la monstruosa figura de Esther Gordillo para saber hasta que grado es corrupto un sindicato de maestros.

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