/ viernes 25 de septiembre de 2020

Caravana rarámuri por el trabajo


El reclamo de las comunidades indígenas al gobierno ha sido un rasgo muy marcado de la relación histórica entre ambas partes. Marginadas, poco comprendidas y a veces maltratadas, dichas comunidades siguen de pie, con, sin o a pesar de las políticas oficiales.

Pasan años y sexenios, gobiernos vienen y van, y en la Sierra Tarahumara sigue habiendo brotes de inconformidad, e insatisfacción en cuanto a la atención que el gobierno dice tener respecto a la problemática socioeconómica en la zona.

Comenzando esta semana, un grupo de rarámuris salió en caminata del municipio de Bocoyna, teniendo como meta la ciudad de Chihuahua, en donde piensan entregar un pliego petitorio ante autoridades federales.

Decenas de habitantes de la zona serrana marchan para exigir que el gobierno atienda las necesidades de las comunidades tarahumaras, tal como –según dicen- el gobierno mismo se comprometió desde el año pasado.

Aunque los representantes del gobierno federal en la región intentaron frenar la marcha a través de un diálogo, proponiendo revisar las peticiones que los rarámuris tienen, éstos decidieron continuar con su paso rumbo a la capital del estado.

Uno de los líderes de esta caravana de “pies ligeros”, Luis Carlos González Fierro, manifestó en una radiodifusora de Cuauhtémoc que el gobierno federal ha incumplido sus promesas de apoyo a las comunidades serranas, que los programas de bienestar no han beneficiado realmente a los rarámuris.

Por su parte, los representantes del gobierno federal en la región dicen que los habitantes de la sierra, específicamente los del municipio de Bocoyna, han recibido apoyos a través de los programas oficiales, incluyendo al mismo González Fierro entre los beneficiados.

La “Caravana Rarámuri por el Trabajo” tiene la misión de exponer en la ciudad de Chihuahua, en las dependencias federales correspondientes, un supuesto incumplimiento por parte de los programas de bienestar.

Una razón que mueve a esta marcha de rarámuris, de la cual se dice que no está manipulada, es que desde la perspectiva de sus participantes el gobierno no sabe cómo viven, qué necesitan, qué les falta, porque es gobierno y para ellos el gobierno siempre ha estado distante de sus comunidades.

Ciertamente, muchos habitantes de la Sierra Tarahumara, se manifiesten o no, creen que quien gobierna desconoce la difícil realidad de las comunidades en esa región del estado. Igual se cree que ese desconocimiento conduce al descuido de las necesidades más sentidas de los habitantes.

Marchan rarámuris cientos de kilómetros para pedir que el gobierno cumpla promesas de apoyo. Como que sea algo muy nuevo, pues no. El reto es que las cosas realmente cambien, que haya estrategias de gobierno efectivas con una visión más allá de la entrega de cobijas y despensas.


El reclamo de las comunidades indígenas al gobierno ha sido un rasgo muy marcado de la relación histórica entre ambas partes. Marginadas, poco comprendidas y a veces maltratadas, dichas comunidades siguen de pie, con, sin o a pesar de las políticas oficiales.

Pasan años y sexenios, gobiernos vienen y van, y en la Sierra Tarahumara sigue habiendo brotes de inconformidad, e insatisfacción en cuanto a la atención que el gobierno dice tener respecto a la problemática socioeconómica en la zona.

Comenzando esta semana, un grupo de rarámuris salió en caminata del municipio de Bocoyna, teniendo como meta la ciudad de Chihuahua, en donde piensan entregar un pliego petitorio ante autoridades federales.

Decenas de habitantes de la zona serrana marchan para exigir que el gobierno atienda las necesidades de las comunidades tarahumaras, tal como –según dicen- el gobierno mismo se comprometió desde el año pasado.

Aunque los representantes del gobierno federal en la región intentaron frenar la marcha a través de un diálogo, proponiendo revisar las peticiones que los rarámuris tienen, éstos decidieron continuar con su paso rumbo a la capital del estado.

Uno de los líderes de esta caravana de “pies ligeros”, Luis Carlos González Fierro, manifestó en una radiodifusora de Cuauhtémoc que el gobierno federal ha incumplido sus promesas de apoyo a las comunidades serranas, que los programas de bienestar no han beneficiado realmente a los rarámuris.

Por su parte, los representantes del gobierno federal en la región dicen que los habitantes de la sierra, específicamente los del municipio de Bocoyna, han recibido apoyos a través de los programas oficiales, incluyendo al mismo González Fierro entre los beneficiados.

La “Caravana Rarámuri por el Trabajo” tiene la misión de exponer en la ciudad de Chihuahua, en las dependencias federales correspondientes, un supuesto incumplimiento por parte de los programas de bienestar.

Una razón que mueve a esta marcha de rarámuris, de la cual se dice que no está manipulada, es que desde la perspectiva de sus participantes el gobierno no sabe cómo viven, qué necesitan, qué les falta, porque es gobierno y para ellos el gobierno siempre ha estado distante de sus comunidades.

Ciertamente, muchos habitantes de la Sierra Tarahumara, se manifiesten o no, creen que quien gobierna desconoce la difícil realidad de las comunidades en esa región del estado. Igual se cree que ese desconocimiento conduce al descuido de las necesidades más sentidas de los habitantes.

Marchan rarámuris cientos de kilómetros para pedir que el gobierno cumpla promesas de apoyo. Como que sea algo muy nuevo, pues no. El reto es que las cosas realmente cambien, que haya estrategias de gobierno efectivas con una visión más allá de la entrega de cobijas y despensas.