/ jueves 10 de mayo de 2018

Carta Abierta a Martín Chaparro

Martín Chaparro:



Me anticipo: No faltará quien juzgue impropio publicar, sin tu consentimiento, un intercambio privado de mensajes; dado nuestro carácter de figuras públicas, y tu desempeño como líder de Morena —sí, lo confieso, te busqué enGoogle, antes de eso no tenía ni la menor idea de quién eras o qué hacías—, me parece pertinente esta misiva.

El antecedente de estos párrafos es el correo que me enviaste; la cosa comenzó con una reflexión mía, ésa donde afirmé: “El tabasqueño se limitó a machacar los lugares comunes de su campaña incluida la barbaridad esa de que este es el cuarto momento de la República con él al frente, al lado de Benito Juárez, Fco. I. Madero y Lázaro Cárdenas”.Por esa razón, me mandaste un correo: “El asunto es opinar…”, como dando a entender que no sé lo que escribo; impresión que se confirma cuando intentas aclararme las tres grandes transformaciones: Independencia, Reforma y Revolución; y porque concluyes con lo que —imagino— pretendió ser fina ironía: “Digo, sólo como acervo cultural”.

De inmediato, repliqué: “Cuando quieras debatir donde quieras, cuando quieras, de lo que quieras”; empezando —te manifesté— por esa estupidez de que tu candidato es émulo de cualquiera de los tres personajes y de los alcances de esos llamados tres momentos; tu respuesta fue, te cito: “¿Cómo entrar en polémica con alguien que en un comunicado de un renglón utiliza una misma palabra cuatro veces ‘quieras’ como si no existieran en nuestro idioma tanto sinónimo?”.

No sabía que para lanzar un reto necesitara escribirte un poema… chicuelo; lo cierto es que la reiteración de que te dueles fue producto de la indignación. En primer lugar, me pareció lamentable e injustificada la descalificación implícita en tu correo.

En segundo, mi alusión a los tres momentos de la República —equivalente de las “tres grandes transformaciones”— es acertada, pues así las refiere AMLO.El Universalda cuenta, solamente por mencionar un caso, de que su lucha tiene como antecedente las “tres grandes transformaciones que ha registrado la historia de nuestro país: la Independencia, la Reforma y la Revolución”.

En tercero, la mención de los tres personajes es correcta; a ellos se refiere AMLO de forma reiterada; un artículo delExcélsiorse titula: “Quiero ser como Juárez, Madero o Cárdenas: AMLO”;así que el desfase o la falta de correspondencia entrelas “tres grandes transformaciones” y los tres personajes indicados se los tendrías que explicar al asno de tu candidato, quien es el que los mezcla y confunde.

En cuanto a ti, me parece el tuyo un modo nada sutil y desangelado de escurrir el bulto a un desafío claro y directo; sin conocerte, habría creído que no serías capaz de emplear una artimaña tan fútil en momentos tan álgidos para hacerte a un lado; en fin, es evidente que no cuentas con lo necesario —empezando por el talento— para aclararle a tu líder el tamaño de las estupideces que dice y las mentiras que cuenta.

El buen juez por su casa empieza”, Martincillo; cuando enfrentes a tus hordas, las embozales y les ponga los puntos sobre las íes sobre los yerros y desatinos que constituyen sus propuestas de campaña, vienes, platicamos y hasta un cafecito nos podemos tomar.



Saludos.

Martín Chaparro:



Me anticipo: No faltará quien juzgue impropio publicar, sin tu consentimiento, un intercambio privado de mensajes; dado nuestro carácter de figuras públicas, y tu desempeño como líder de Morena —sí, lo confieso, te busqué enGoogle, antes de eso no tenía ni la menor idea de quién eras o qué hacías—, me parece pertinente esta misiva.

El antecedente de estos párrafos es el correo que me enviaste; la cosa comenzó con una reflexión mía, ésa donde afirmé: “El tabasqueño se limitó a machacar los lugares comunes de su campaña incluida la barbaridad esa de que este es el cuarto momento de la República con él al frente, al lado de Benito Juárez, Fco. I. Madero y Lázaro Cárdenas”.Por esa razón, me mandaste un correo: “El asunto es opinar…”, como dando a entender que no sé lo que escribo; impresión que se confirma cuando intentas aclararme las tres grandes transformaciones: Independencia, Reforma y Revolución; y porque concluyes con lo que —imagino— pretendió ser fina ironía: “Digo, sólo como acervo cultural”.

De inmediato, repliqué: “Cuando quieras debatir donde quieras, cuando quieras, de lo que quieras”; empezando —te manifesté— por esa estupidez de que tu candidato es émulo de cualquiera de los tres personajes y de los alcances de esos llamados tres momentos; tu respuesta fue, te cito: “¿Cómo entrar en polémica con alguien que en un comunicado de un renglón utiliza una misma palabra cuatro veces ‘quieras’ como si no existieran en nuestro idioma tanto sinónimo?”.

No sabía que para lanzar un reto necesitara escribirte un poema… chicuelo; lo cierto es que la reiteración de que te dueles fue producto de la indignación. En primer lugar, me pareció lamentable e injustificada la descalificación implícita en tu correo.

En segundo, mi alusión a los tres momentos de la República —equivalente de las “tres grandes transformaciones”— es acertada, pues así las refiere AMLO.El Universalda cuenta, solamente por mencionar un caso, de que su lucha tiene como antecedente las “tres grandes transformaciones que ha registrado la historia de nuestro país: la Independencia, la Reforma y la Revolución”.

En tercero, la mención de los tres personajes es correcta; a ellos se refiere AMLO de forma reiterada; un artículo delExcélsiorse titula: “Quiero ser como Juárez, Madero o Cárdenas: AMLO”;así que el desfase o la falta de correspondencia entrelas “tres grandes transformaciones” y los tres personajes indicados se los tendrías que explicar al asno de tu candidato, quien es el que los mezcla y confunde.

En cuanto a ti, me parece el tuyo un modo nada sutil y desangelado de escurrir el bulto a un desafío claro y directo; sin conocerte, habría creído que no serías capaz de emplear una artimaña tan fútil en momentos tan álgidos para hacerte a un lado; en fin, es evidente que no cuentas con lo necesario —empezando por el talento— para aclararle a tu líder el tamaño de las estupideces que dice y las mentiras que cuenta.

El buen juez por su casa empieza”, Martincillo; cuando enfrentes a tus hordas, las embozales y les ponga los puntos sobre las íes sobre los yerros y desatinos que constituyen sus propuestas de campaña, vienes, platicamos y hasta un cafecito nos podemos tomar.



Saludos.